Por Agroempresario.com
Con la llegada del ciclo 2024/2025 y el gobierno de Javier Milei en su primer año completo de gestión, el sector agropecuario se encamina hacia una de las cosechas más relevantes de su historia. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el volumen total podría alcanzar 140,9 millones de toneladas, lo que representaría un aumento del 7% respecto a la campaña anterior y se posicionaría como la segunda mayor marca histórica, solo por debajo del récord de 141,5 millones de toneladas registrado en 2018/2019. Además, se proyecta un ingreso de US$33.600 millones por exportaciones, US$1500 millones más que en el ciclo previo.
Sin embargo, no todo es optimismo. A pesar de la reducción de retenciones en algunos productos como la leche y la carne porcina, persiste la carga tributaria sobre los principales cultivos como soja, maíz y trigo, lo que limita la competitividad del sector y afecta los márgenes de rentabilidad, especialmente en campos alquilados.
El desempeño de la campaña dependerá en gran medida de las condiciones climáticas, particularmente durante los meses de enero y febrero, cuando el riego será crucial para garantizar buenos rendimientos. La BCR advierte sobre la necesidad de evitar déficits hídricos en estas etapas críticas del desarrollo de los cultivos, a la vez que señala riesgos asociados a fenómenos imprevistos, como granizo.
De acuerdo con Gustavo López, de la consultora Agritrend, la cosecha total se ubicará en 138,5 millones de toneladas, mientras que los ingresos por exportaciones alcanzarían los US$32.698 millones, posicionándose en el tercer lugar histórico. En cuanto a los precios internacionales, se proyecta un promedio FOB de US$332 por tonelada, una leve baja frente a los US$345 del ciclo actual.
Aunque las políticas de flexibilización implementadas han beneficiado al sector, la continuidad de los derechos de exportación sigue siendo una barrera significativa. Según Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la producción muestra señales de estancamiento desde 2018, con fluctuaciones impulsadas mayormente por el clima. Costa también destaca una caída del 26% en los márgenes brutos promedio a nivel nacional respecto al ciclo anterior, afectando especialmente a cultivos como la soja en campos alquilados, que arrojan resultados negativos en varias regiones.
Los números del agro no son homogéneos. Mientras que cultivos como el girasol muestran resultados positivos, con márgenes de hasta US$241 por hectárea en el sur de Buenos Aires, otros como la soja enfrentan pérdidas de US$28 por hectárea en las mismas zonas. En el norte bonaerense y sur de Santa Fe, el maíz temprano y la combinación de trigo-soja presentan los mejores rendimientos esperados.
Los productores también enfrentan precios internacionales más bajos. Por ejemplo, el precio de la soja proyectado para mayo de 2024 se ubica en US$330 por tonelada, un 20% más que el de 2023 pero aún lejos de los valores récord.
Con la mirada puesta en los próximos meses, el sector agropecuario argentino afronta una encrucijada: un potencial récord productivo que aún no se traduce en el crecimiento sostenido deseado. La eliminación de trabas estructurales será crucial para liberar el verdadero potencial del campo y consolidar su rol como motor económico del país.