Por Agroempresario.com
A medida que 2024 llega a su fin, el sector agropecuario argentino se enfrenta a una serie de desafíos económicos que han afectado su competitividad. A pesar de las medidas macroeconómicas implementadas, la distorsión de precios relativos y la elevada presión fiscal han generado dificultades para muchos productores.
Según datos estimados, la inflación en 2024 podría llegar al 110%, y aunque algunos productos como la leche al productor tambero han tenido un aumento notable del 133%, muchos otros han tenido incrementos mucho menores que el IPC. Este panorama ha reducido considerablemente la competitividad del sector. Además, el ajuste del dólar oficial ha quedado por debajo de la inflación, lo que ha afectado aún más la competitividad real, especialmente considerando que no todos los insumos agropecuarios cotizan a ese tipo de cambio.
El análisis de la situación económica revela que la pérdida de competitividad no es solo una consecuencia de factores internos, sino también externos. La apreciación del peso frente a otras monedas, como el real brasileño, ha afectado la capacidad de los productos argentinos para competir en mercados internacionales. En este sentido, los expertos coinciden en que es fundamental buscar soluciones fiscales que favorezcan al sector.
"El objetivo de recuperar competitividad vía la reducción de impuestos es un sendero claro, el problema es el camino hasta alcanzarlo", afirman los analistas en el artículo original. La simplificación del sistema fiscal y la eliminación gradual de impuestos distorsivos como los Ingresos Brutos, Débitos y Créditos bancarios y las retenciones, es una de las propuestas más fuertes para aliviar la presión sobre los productores.
En cuanto al complejo granario, a pesar de la caída de los precios internacionales, el sector ha logrado mantener su actividad. La siembra de granos ha aumentado, con 38 millones de hectáreas sembradas en la campaña 2024/2025 frente a los 35,8 millones del ciclo anterior. De mantenerse las condiciones climáticas favorables, la producción podría alcanzar los 136 millones de toneladas, cerca de los récords alcanzados en 2018/2019.
Ante la situación actual, varios referentes del sector han hecho un llamado a la acción, sugiriendo una reforma fiscal integral. Esta reforma debería incluir la simplificación de impuestos, la reducción de la presión fiscal y la eliminación de impuestos distorsivos, además de una mayor eficiencia en el control de la evasión.
"Una reforma fiscal es necesaria, es el momento adecuado para pensar en ella, ya que la incertidumbre afecta la toma de decisiones para la inversión y el desarrollo del sector", se menciona en el artículo original. Esta reforma se presenta como una pieza clave para asegurar la sustentabilidad y competitividad del sector agropecuario.
Mirando hacia el futuro, el 2025 será un año clave para consolidar los logros de la economía macro. Sin embargo, el verdadero desafío será garantizar que estos avances se reflejen en un crecimiento sostenible que permita reducir la pobreza, mejorar los indicadores educativos y, sobre todo, aumentar la competitividad para generar empleo en el sector privado.
"Estamos en las puertas del 2025, consolidar los logros de la macro y seguir avanzando es un desafío para todos, pero el desafío principal es acordar el objetivo común de un país mejor", concluyen los expertos.
Así, con la mirada puesta en la reforma fiscal y una recuperación sostenida, el sector agropecuario argentino enfrenta un nuevo año lleno de desafíos y oportunidades.