Por Agroempresario.com
En las áridas tierras del Noroeste Argentino (NOA), las ovejas criollas han sido testigos y protagonistas de una historia de adaptación y resistencia. Su capacidad para sobrevivir en condiciones extremas, alimentándose de pasturas escasas y soportando largas sequías, las ha convertido en un pilar tanto del ecosistema como de las economías locales. Pero hoy, el mejoramiento genético apunta a reforzar aún más esas capacidades naturales, transformando la producción ovina en la región, optimizando la sostenibilidad y fortaleciendo la economía rural.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Catamarca lidera un innovador programa de mejoramiento genético que busca potenciar las cualidades de estos animales criollos. Este programa no solo se propone optimizar el rendimiento de los ovinos, sino también garantizar la estabilidad económica de los productores, y fomentar una producción más sostenible en un contexto de incertidumbre ambiental.
Víctor Herrera, especialista del INTA Catamarca, destaca que las ovejas criollas poseen una resistencia natural a enfermedades, una gran capacidad para aprovechar vegetación de baja calidad y una tolerancia admirable a condiciones adversas. Estas características las hacen ideales para las condiciones del NOA. Sin embargo, la incorporación de mejoras genéticas asegura que estas ventajas se transmitan y afiancen generación tras generación, permitiendo una producción más competitiva y resiliente.
Este trabajo no solo contribuye a la sostenibilidad económica, sino que también tiene un fuerte componente ambiental. Al mejorar las condiciones de los ovinos criollos, el INTA contribuye a la conservación de la biodiversidad y mantiene los servicios ecosistémicos esenciales para la región, fundamentales frente a los desafíos del cambio climático.
El programa de mejoramiento genético no se limita solo a la genética. Incluye una detallada caracterización zoométrica, que permite identificar características funcionales como la aptitud lechera y cárnica de los animales. La especialista del INTA Catamarca, Florencia González, subraya la importancia de este análisis para mejorar la productividad en los sistemas rurales. Muchas familias en la región dependen de estos animales para su sustento, por lo que optimizar la producción tiene un impacto directo en su calidad de vida, reduciendo la migración hacia las ciudades.
El proyecto, iniciado en 2023, involucra a técnicos, productores y organizaciones locales de comunidades como Condor Huasi, Hualfín y Ampajango, y tiene como objetivo crear una base de datos sólida para evaluar el potencial productivo de los ovinos criollos. Además, la colaboración entre provincias, como Catamarca y La Rioja, ha sido clave para el intercambio de experiencias y ajustes metodológicos, lo que fortalece las capacidades locales para hacer frente a los desafíos comunes de la región.
El futuro de los ovinos criollos no solo es económico, sino cultural y ambiental. Son parte fundamental de la identidad del NOA, y su conservación y mejora genética representan una apuesta por la sostenibilidad y el fortalecimiento de las economías rurales. Con este programa, el INTA busca asegurar que las generaciones futuras de productores puedan contar con un recurso renovado, eficiente y resistente, que les permita seguir preservando las tradiciones y el patrimonio de la región.
En definitiva, el mejoramiento genético no solo está cambiando el rostro de la ganadería en el NOA, sino también el futuro de quienes dependen de estas tradiciones para vivir. Con un enfoque integral que abarca lo ambiental, lo económico y lo cultural, se abre una nueva etapa en la historia de los ovinos criollos, con un horizonte más prometedor y sustentable.