Por Agroempresario.com
En el contexto económico de Argentina, las economías regionales están enfrentando una preocupante crisis de competitividad debido a los altos costos de producción en dólares. Esta situación, generada principalmente por el esquema cambiario del país y agravada por los bajos precios internacionales de ciertos productos, está impactando especialmente en el sector agroindustrial. Los productores regionales, en particular, están viendo una disminución en su poder adquisitivo debido a la inflación y la devaluación de la moneda local, lo que repercute en sus exportaciones y precios internos.
El informe de la Fundación Mediterránea, elaborado por el Ieral, detalla cómo el tipo de cambio oficial en Argentina afecta directamente la competitividad de los productos regionales. La falta de un ajuste en el tipo de cambio oficial, que no ha seguido el ritmo de la inflación, ha perjudicado aún más a los exportadores, quienes se ven obligados a vender sus productos a precios más bajos, mientras enfrentan un aumento de los costos de producción en dólares. El indicador que refleja este problema muestra cómo los precios de exportación de productos regionales, al ser expresados en pesos y eliminando el componente inflacionario, siguen cayendo en términos reales.
Entre los productos regionales más afectados por la crisis económica, destaca el aceite de oliva, que ha logrado mantenerse en una situación relativamente positiva en comparación con otros productos, como el arándano, que ha registrado una caída significativa en sus precios internacionales. Según el estudio de la Fundación Mediterránea, el aceite de oliva ha experimentado un aumento del 30% en su precio de exportación a fines de 2023, lo que contrasta notablemente con otros productos como las nueces y los arándanos, que han visto disminuciones de hasta un 67%.
Este comportamiento atípico del aceite de oliva se debe en parte a su mercado relativamente más estable y menos vulnerable a las fluctuaciones globales que otros productos. En comparación con los arándanos, cuya demanda internacional ha sufrido una baja considerable, el aceite de oliva mantiene una base de consumidores más constante y una red de exportación más sólida, lo que le permite resistir mejor los efectos de la crisis económica.
El tipo de cambio sigue siendo uno de los factores determinantes en la competitividad de los productos regionales. En 2023, la fuerte devaluación del peso argentino mejoró temporalmente las condiciones de los exportadores, pero esta mejora fue efímera. A medida que el dólar oficial no ha seguido el ritmo de la inflación, los costos de producción han aumentado, y los exportadores se han visto obligados a vender a precios más bajos en términos de dólares. La caída en los precios internacionales de los productos, como en el caso de los arándanos, ha empeorado esta situación.
Los arándanos, que en años anteriores se exportaban a precios elevados, hoy enfrentan una dura realidad: una disminución del 67% en sus precios internacionales. Esto ha afectado gravemente a los productores de esta fruta, quienes además de lidiar con los altos costos en dólares, deben competir con productores de otros países que logran ofrecer precios más competitivos debido a una mejor situación cambiaria y menores costos de producción.
En cuanto a las perspectivas para el futuro, el informe de la Fundación Mediterránea advierte que es probable que los altos costos en dólares se mantengan durante 2025. El gobierno y los sectores económicos del país se enfrentan a un escenario complicado, ya que los precios internacionales de los productos siguen siendo bajos, mientras que los costos de producción continúan elevados. El estudio señala que si el plan económico actual persiste, los altos costos en dólares podrían prolongarse durante varios años, afectando la rentabilidad de los productores regionales.
A pesar de esta difícil situación, se plantean alternativas para mejorar la competitividad, entre las que se destaca la mejora de la productividad mediante inversiones y el acceso a nuevas tecnologías. Sin embargo, esto dependerá en gran medida de la disponibilidad de crédito bancario, que en la actualidad es limitado. La falta de un ambiente financiero favorable también dificulta que los productores puedan enfrentar los desafíos del mercado internacional de manera más efectiva.
El informe sugiere que la solución podría estar en la diversificación de los mercados de exportación y en el aumento del porcentaje de la producción destinada a los mercados externos. Sin embargo, este objetivo se ve complicado por el hecho de que el tipo de cambio sigue siendo relativamente bajo y los costos de producción continúan siendo elevados.
En medio de esta crisis, los sectores productivos han comenzado a hacer oír su voz en busca de soluciones. La Sociedad Rural Argentina, por ejemplo, ha solicitado al gobierno que reduzca los costos laborales en la Patagonia para fomentar la generación de empleo en la región. Este reclamo se centra en el adicional que se paga a los trabajadores de la zona austral, conocido como “zona desfavorable”, que aumenta la carga tributaria para los empleadores. La propuesta consiste en que este adicional quede libre de impuestos, lo que aliviaría la carga fiscal sobre los productores.
De manera similar, otras entidades como la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) y la Unión Industrial Argentina (UIA) han expresado su preocupación por la alta presión tributaria en el país y han pedido una reducción de impuestos. Según estas organizaciones, la carga impositiva excesiva está perjudicando el crecimiento económico y la competitividad de las empresas argentinas, especialmente en un contexto donde los costos de producción ya son elevados debido a la inflación y la devaluación del peso.