Por Agroempresario.com
El Centro de Convenciones de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, se perfila como el próximo escenario donde el Gobierno argentino podría avanzar en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) hacia un acuerdo nuevo que refuerce la posición financiera del país. En este sentido, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, viajarán este mes a la primera reunión del G20 en Sudáfrica, un foro que también reunirá a la plana mayor del FMI, lo que ha generado altas expectativas sobre un posible acercamiento con los funcionarios del organismo internacional.
El presidente Javier Milei, que se mostró optimista respecto al acuerdo con el FMI, indicó que “al acuerdo solo le falta el moño”, sugiriendo que la firma de un nuevo programa financiero está cerca, incluyendo desembolsos adicionales para fortalecer las reservas del Banco Central. Sin embargo, hasta el momento no ha habido señales claras desde el FMI que apunten a una conclusión inminente de las negociaciones.
La reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 en Sudáfrica se perfila como una oportunidad clave para el Gobierno argentino. Caputo y Bausili encabezarán la comitiva argentina, y se espera que en este encuentro se de un paso más hacia un entendimiento con el FMI. Este tipo de reuniones internacionales, que incluyen a figuras clave del Fondo, históricamente han sido momentos de avances en la negociación con el organismo.
El año pasado, en el primer encuentro del G20 en San Pablo, Caputo se reunió con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y con Janet Yellen, la entonces secretaria del Tesoro de Estados Unidos, quien brindó un apoyo clave al programa económico argentino. En esta ocasión, la expectativa se centra en la posibilidad de un cara a cara con el nuevo funcionario de Donald Trump, Scott Bessent, un hombre cercano a la administración norteamericana que ha mostrado disposición para apoyar al Gobierno de Milei, cuya ideología libertaria ha generado un clima de entendimiento con el nuevo gobierno de EE.UU.
Luis Caputo ha evitado proporcionar detalles específicos sobre las negociaciones, pero se ha encargado de rechazar rumores y especulaciones provenientes del mercado que indicaban que las discusiones con el FMI incluirían medidas como una devaluación abrupta o la eliminación de las restricciones cambiarias. Estas versiones, que han circulado principalmente en Wall Street, no fueron confirmadas por el Gobierno, que se mantiene firme en su postura de no implementar medidas tan drásticas.
El FMI, por su parte, ha señalado en informes recientes algunas de las principales preocupaciones que tiene con respecto a la política económica del Gobierno argentino. En particular, la entidad internacional ha insistido en la necesidad de desmantelar los controles cambiarios y de implementar una mayor flexibilidad en el tipo de cambio, además de asegurar que la política monetaria sea coherente con los objetivos de estabilidad económica.
En uno de los informes más recientes del FMI, el organismo resaltó la importancia de la acumulación de reservas cambiarias, un objetivo clave para garantizar la estabilidad del Banco Central. El informe subraya que la devaluación gradual del peso argentino en 2023 fue uno de los factores que contribuyó a la acumulación de reservas, pero también señaló que los controles cambiarios continúan siendo un obstáculo para un acceso más amplio a los mercados internacionales de capital.
A pesar de las tensiones entre el FMI y el Gobierno de Milei, el presidente argentino se mostró optimista durante una entrevista reciente, donde destacó que el nuevo acuerdo incluirá fondos frescos, sin aumentar la deuda neta. Según Milei, el dinero del FMI se utilizaría para cancelar las letras intransferibles emitidas por el Tesoro hacia el Banco Central, lo que serviría como un argumento para evitar la discusión en el Congreso.
El acuerdo con el FMI está vinculado a la ley de sostenibilidad de la deuda pública, también conocida como la “Ley Guzmán”, sancionada durante el gobierno anterior. Esta ley establece que cualquier acuerdo con el FMI debe ser aprobado por el Congreso Nacional. Sin embargo, algunas fuentes cercanas al exministro de Economía Martín Guzmán han señalado que la ley no distingue entre deuda neta y cambios en los acreedores, lo que podría generar controversia en torno a la interpretación de la norma.
Según la portavoz del FMI, Julie Kozack, las conversaciones entre los técnicos del organismo y los funcionarios del Poder Ejecutivo argentino continúan de manera “constructiva y frecuente”. Kozack destacó que, si bien el programa de acuerdos con Argentina apunta a aprovechar los avances macroeconómicos logrados hasta el momento, también se reconocerá la necesidad de abordar los desafíos pendientes, como la mejora de las políticas fiscales, monetarias y cambiarias.
“Existen avances importantes que deben consolidarse, y las autoridades argentinas están comprometidas en seguir adoptando un conjunto coherente de políticas fiscales, monetarias y cambiarias”, afirmó Kozack. Esta postura sugiere que las negociaciones están lejos de llegar a su fin, pero también que existe un reconocimiento por parte del FMI de los esfuerzos realizados por el Gobierno argentino para mejorar las condiciones macroeconómicas del país.