Por Agroempresario.com
La agroindustria argentina cerró el año 2024 con una destacada performance en el procesamiento de soja, alcanzando niveles históricos en el crushing, lo que consolidó el fuerte impulso de la actividad industrial en el país. Según el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en diciembre de 2024, el procesamiento de soja alcanzó un máximo histórico de 3,65 millones de toneladas (Mt), superando las expectativas del sector. Además, durante el período de abril a diciembre del mismo año, el volumen total procesado ascendió a 34,75 Mt, igualando el récord logrado en la campaña 2014/15.
Este incremento en la molienda de soja no solo responde a una recuperación en la producción nacional, sino también a un importante componente de importaciones, que representaron un 17% del total procesado. Argentina importó 5,75 Mt de soja en 2024, lo que posicionó a la campaña como la tercera con mayor participación de soja extranjera en la molienda, solo por detrás de las campañas de 2013/14 y 2014/15.
El aumento en el procesamiento de soja está estrechamente relacionado con la fuerte demanda externa de aceites y harinas de soja, que sigue impulsando la actividad exportadora de Argentina. Durante 2024, los embarques de aceite de soja alcanzaron los niveles más altos de la historia, solo superados por la campaña 2006/07. Asimismo, la exportación de harina de soja ha registrado dos récords previos en cuanto a volumen, lo que resalta la relevancia del producto en los mercados internacionales.
El comienzo de 2025 mantiene esta tendencia positiva, con embarques estimados en 360.000 toneladas de aceite y 1,83 Mt de harina de soja en enero, los valores más altos en los últimos cuatro años. Estos niveles son el reflejo de la solidez de la demanda mundial de productos derivados de la soja, que sigue siendo clave para la economía argentina, a pesar de los desafíos climáticos que enfrenta la producción de la oleaginosa.
A pesar de los logros alcanzados, la producción de soja enfrenta incertidumbres debido a las condiciones climáticas. Las recientes lluvias han mejorado la situación en la región núcleo, pero se necesitan precipitaciones adicionales en febrero para garantizar un buen rendimiento de los cultivos. En este sentido, el mercado de soja se ve impulsado tanto por la recuperación de precios como por la incertidumbre en torno a la próxima cosecha, lo que genera una presión constante sobre los productores y exportadores.
En las últimas semanas, el precio de la soja en el mercado disponible alcanzó los 320.000 pesos por tonelada, lo que refleja un creciente interés por parte de los compradores. La reciente reducción temporal de las retenciones también ha jugado un papel importante en esta tendencia alcista, generando un mayor incentivo para los productores nacionales.
Los contratos de futuros de soja para mayo de 2025 han alcanzado niveles máximos desde el inicio de su cotización, lo que refleja un fortalecimiento del poder de compra del sector industrial y exportador. En poco más de un mes, el poder adquisitivo del sector se ha incrementado en un 25%, impulsado por la oferta más ajustada y las expectativas favorables del mercado internacional.
Este aumento en los contratos de futuros de soja, sumado a la recuperación de precios, destaca el optimismo que reina en el sector, a pesar de las incertidumbres que persisten sobre la producción. Las exportaciones de soja, especialmente de aceites y harinas, continúan siendo un pilar clave para la economía argentina, y las proyecciones para 2025 siguen siendo positivas, siempre que las condiciones climáticas lo permitan.
A nivel de otros granos, la dinámica en las exportaciones de maíz y trigo muestra un cambio inusual. En los primeros meses de la campaña 2024/2025, las exportaciones de maíz superaron a las de trigo, algo que no ocurría desde la eliminación de los cupos de exportación en 2015, salvo en años de sequía. Entre diciembre y enero, Argentina exportó 4,9 millones de toneladas de maíz, mientras que los embarques de trigo llegaron a 3,1 millones de toneladas. Este escenario se mantendrá en febrero, con proyecciones de exportación de 6,8 millones de toneladas de maíz frente a 4,1 millones de toneladas de trigo.
Esta tendencia se debe a la competitividad del maíz argentino en el mercado internacional, especialmente debido a la creciente demanda de Brasil, que ha complicado la situación para los exportadores locales. El maíz ha ganado protagonismo en las exportaciones de Argentina, una situación que no se veía desde la normalización parcial del comercio de trigo.
El cambio en la estrategia comercial del sector exportador ha tenido un impacto directo en los precios internos de los granos. Desde el 9 de enero, el precio pizarra del maíz se mantiene por encima del del trigo, con una diferencia cercana al 5%. Esta brecha es la más sostenida desde el período 2015-2017, cuando se eliminaron las retenciones a los cereales. Este fenómeno evidencia un cambio en las prioridades del mercado, lo que refleja la creciente demanda global de maíz y la competitividad de la producción argentina.