Por Agroempresario.com
La reciente guerra de aranceles impulsada por el gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, ha generado tensiones comerciales en América Latina, afectando particularmente a Argentina. El superávit comercial que Argentina registró con Estados Unidos en 2024, por un valor de 229 millones de dólares, la ha colocado en la mira del gobierno estadounidense, que ha anunciado nuevas medidas arancelarias contra la exportación de acero y aluminio, productos clave para la economía argentina.
En 2024, Argentina exportó a Estados Unidos aproximadamente 500 millones de dólares en aluminio y 100 millones de dólares en acero, lo que representó el 9,7% del total de las exportaciones argentinas hacia ese país. Estas exportaciones, ahora sujetas a un arancel del 25%, son un pilar importante para la industria metalúrgica argentina, que podría verse seriamente afectada por los nuevos impuestos. La medida se implementa con el objetivo de impulsar la producción interna de acero y aluminio en Estados Unidos, algo que ha sido criticado por países exportadores como Argentina, que buscan alternativas para mitigar el impacto de los aranceles.
Ante este escenario, el gobierno argentino ha comenzado a buscar vías de negociación con la administración Trump, con la esperanza de obtener una exención o reducción de los aranceles. Al igual que otros países de la región, Argentina debe avanzar con estrategias diplomáticas para minimizar los efectos de estas medidas sobre su economía y sus relaciones comerciales con Estados Unidos.
Argentina no está sola en este desafío. Brasil, otro de los grandes exportadores de acero y aluminio hacia Estados Unidos, también se ha visto afectado por las políticas arancelarias del presidente Trump. El vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, indicó que su país intentará abrir canales de negociación con el gobierno de EE. UU. para discutir los aranceles. En particular, mencionó la posibilidad de establecer un sistema de cuotas para las exportaciones brasileñas, algo similar a lo que ocurrió en 2018, cuando Trump ya había impuesto aranceles al acero y al aluminio, pero concedió exenciones a Brasil, Canadá y México bajo un sistema de cuotas de importación.
Brasil sigue siendo uno de los mayores exportadores de acero hacia Estados Unidos, representando casi la mitad de las exportaciones brasileñas de acero hacia el país norteamericano. El impacto de estos nuevos aranceles podría ser considerable, especialmente porque en el caso del aluminio, Brasil también tiene una participación relevante en el mercado estadounidense.
Mientras tanto, México y Canadá, dos socios clave en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), también se enfrentan a un panorama desafiante. Ambos países deberán pagar aranceles del 50% en sus exportaciones de acero y aluminio hacia Estados Unidos. Esto se debe a que el arancel del 25% anunciado recientemente se sumará a una tasa adicional del 25% que Trump ya había establecido sobre una serie de bienes mexicanos y canadienses. Si no se logra posponer la aplicación de estos aranceles, tanto el acero como el aluminio de estos países estarán sujetos a una tasa del 50%, lo que podría generar una significativa reducción en el volumen de exportaciones hacia Estados Unidos.
Esta situación es particularmente complicada para Canadá y México, ya que ambos países tienen una alta dependencia del mercado estadounidense para sus exportaciones de acero y aluminio. El acuerdo alcanzado entre Trump y los líderes de México y Canadá para frenar el tráfico de fentanilo y la migración podría ser clave para posponer la aplicación de los aranceles adicionales, aunque el futuro de estos gravámenes sigue siendo incierto.
Con el panorama de los aranceles cada vez más complejo, los países afectados, incluidos Argentina, Brasil, México y Canadá, están buscando soluciones a través de negociaciones bilaterales con Estados Unidos. En el caso de Argentina, la clave estará en poder establecer acuerdos que permitan la reducción o eliminación de los aranceles sobre el acero y el aluminio, ya que estos productos son fundamentales para su economía.
Brasil, por su parte, podría recurrir a un sistema de cuotas de importación para evitar un impacto devastador en su industria metalúrgica, mientras que México y Canadá ya están explorando otras opciones a nivel diplomático para mitigar los efectos de los aranceles.
Además de las negociaciones bilaterales, los países latinoamericanos afectados por estas medidas arancelarias están buscando reforzar sus relaciones comerciales dentro de la región, con el objetivo de diversificar sus mercados y reducir la dependencia de las exportaciones a Estados Unidos. Esta estrategia podría ofrecer una alternativa frente a las políticas proteccionistas implementadas por la administración de Trump.