Por Agroempresario.com
El escenario cambiario argentino sigue siendo un tema de debate entre los analistas del mercado, quienes alertan sobre los desafíos que enfrenta el tipo de cambio en medio de un contexto de déficit en la cuenta corriente y un gasto récord en turismo. Si bien el dólar oficial se mantiene relativamente estable, los economistas advierten que el actual esquema podría enfrentar dificultades en el mediano plazo, especialmente si la fortaleza del peso sigue presionando la competitividad externa.
En los primeros días de la semana, el dólar blue experimentó una baja significativa, ubicándose a $1.220 en las cuevas del microcentro porteño. Mientras tanto, en el segmento bursátil, el dólar contado con liquidación (CCL) se negoció a $1.195 (+0,6%) y el dólar MEP operó en $1.188 (+0,1%). En este contexto, los analistas aseguran que, aunque el tipo de cambio oficial ha logrado contener la inflación y estabilizar la economía, la apreciación del peso podría generar tensiones, especialmente en el ámbito exportador.
Uno de los puntos clave del debate radica en la apreciación del peso frente al dólar y si esto refleja un tipo de cambio real “atrasado”. Según fuentes del mercado, esta apreciación podría estar afectando la competitividad de las exportaciones, ya que un tipo de cambio más fuerte encarece los productos nacionales en los mercados internacionales. Esta situación ha generado inquietudes sobre la sostenibilidad del esquema cambiario, que depende en gran medida de los ingresos por financiamiento externo y préstamos en dólares, más que de un superávit comercial robusto.
En diciembre de 2024, Argentina acumuló su séptimo mes consecutivo con déficit en la cuenta corriente base caja, alcanzando un saldo negativo de u$s 7.500 millones. Sin embargo, al realizar un ajuste por el “blend”, un conjunto de factores que incluye, entre otros, los gastos de tarjetas cancelados con Dólar MEP, la balanza de pagos se tornó positiva en u$s 2.500 millones. A pesar de esta corrección favorable, muchos analistas consideran que el superávit es insuficiente para enfrentar los desafíos a largo plazo, dado que las reservas netas del país siguen siendo negativas.
Un factor importante en la presión sobre el tipo de cambio es el aumento récord en el gasto de los argentinos en el exterior. El saldo de préstamos en dólares por uso de tarjetas alcanzó niveles históricos en enero, lo que indica un aumento considerable en el gasto turístico. Este fenómeno ha generado preocupación, ya que, aunque los salarios en dólares siguen siendo bajos, los argentinos continúan gastando grandes sumas en el extranjero. Los analistas sugieren que esta situación puede reflejar una sobrevaluación del peso, incentivada por un tipo de cambio que favorece el consumo fuera del país.
Por otro lado, los préstamos locales en dólares, que en enero de 2025 alcanzaron los u$s 12.743 millones, siguen en aumento, lo que refuerza la demanda de dólares dentro del país. Esta tendencia podría tener implicancias para la estabilidad del tipo de cambio y la acumulación de reservas del Banco Central.
La economista Milagros Gismondi, de la sociedad de bolsa Cohen, compartió sus perspectivas para 2025, anticipando que el tipo de cambio seguirá ajustándose a un ritmo mensual de 1% durante el primer trimestre. Sin embargo, Gismondi advierte que la apreciación del peso podría generar volatilidad y requerir ajustes a mediano plazo. En cuanto a la inflación, se proyecta que continuará desacelerándose, pasando de un 117,8% interanual en 2024 a un 24% interanual en diciembre de 2025. En el primer trimestre, se espera una inflación promedio mensual de 2,3%, con una convergencia al 1,5% mensual para junio.
La economista también anticipa que la brecha cambiaria se mantendrá estable entre el 14% y el 16% para el CCL, lo que indicaría una estabilidad relativa en los mercados de cambio, al menos en el corto plazo. Sin embargo, el desafío persistente sigue siendo la apreciación del peso, que podría generar dificultades adicionales para las exportaciones y la competitividad en el mediano plazo.
En enero, el gobierno implementó una serie de medidas para aliviar la presión cambiaria, como el recorte transitorio de las retenciones y la reducción del ritmo de devaluación. Aunque estas medidas no han generado un cambio drástico en la comercialización de soja, sí han influido en el comportamiento de los productores agrícolas, quienes adoptan una postura cautelosa ante las incertidumbres climáticas y las posibles modificaciones en las políticas del gobierno.
Los analistas sugieren que los productores están adoptando dos estrategias posibles: algunos creen que el gobierno no aumentará las retenciones en julio de 2025 y prefieren mantenerse en dólares, mientras que otros prefieren esperar más claridad sobre la cosecha 2024/2025 antes de desprenderse de la soja almacenada, especialmente teniendo en cuenta los aumentos en los precios internacionales de la soja.
En cuanto a la sostenibilidad del esquema cambiario, los expertos coinciden en que, si bien el tipo de cambio actual ha logrado contener la inflación y estabilizar la economía en el corto plazo, los desafíos a mediano y largo plazo persisten. El déficit en la cuenta corriente, el gasto turístico récord y el aumento de los préstamos en dólares son factores que podrían generar presión sobre el tipo de cambio. Si el gobierno no logra mantener el ingreso de capitales y financiar el déficit, podría ser necesario realizar ajustes más drásticos en el futuro.
En este sentido, las expectativas del mercado son mixtas. Algunos analistas prevén que, dada la situación actual, cualquier ajuste en el tipo de cambio oficial no ocurrirá antes de las elecciones legislativas de 2025. No obstante, la moderación del superávit comercial y el crecimiento de las importaciones en 2025 podrían generar mayores presiones sobre el tipo de cambio.
La brecha cambiaria entre los diferentes tipos de cambio sigue siendo una de las principales preocupaciones de los analistas. Actualmente, la brecha entre el dólar mayorista y los dólares financieros (CCL y MEP) se encuentra en los siguientes niveles:
Dólar Blue: $1.220 (venta), $1.200 (compra)
Dólar CCL: $1.195 (+0,6%)
Dólar MEP: $1.188 (+0,1%)
Dólar Oficial: $1.078 (compra), $1.059,75 (venta)
Dólar Turista: $1.401,40
La brecha cambiaria entre el dólar mayorista y los otros tipos de cambio se encuentra en los siguientes niveles:
Blue: 16%
CCL: 13%
MEP: 12%
A medida que 2025 avanza, la sostenibilidad de la política cambiaria dependerá de varios factores, incluidos los flujos de capital, la competitividad de las exportaciones y la gestión del déficit de la cuenta corriente. Mientras tanto, la volatilidad cambiaria y la presión sobre el peso continúan siendo temas clave para la economía argentina.