Por Agroempresario.com
La política arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue generando estragos en la industria siderúrgica y del aluminio en Argentina. La reciente decisión de imponer un arancel del 25% a las importaciones de estos productos ha comenzado a mostrar sus efectos negativos. Si bien la medida afecta a varias empresas, las compañías Acerbrag y Aluar han sido especialmente golpeadas, enfrentando suspensiones de personal y un futuro incierto.
Acerbrag, una de las principales productoras de acero de Argentina, ha sido gravemente afectada por los aranceles impuestos por Trump, junto con una caída en la demanda interna de acero durante 2024. Controlada por el grupo brasileño Votorantim, la empresa ha decidido paralizar su planta en Bragado, en la provincia de Buenos Aires, y poner en marcha un plan de despidos que podría alcanzar los 500 puestos de trabajo. La producción se detendrá hasta al menos el 10 de marzo de 2025, mientras que se espera que los trabajadores administrativos de la planta permanezcan sin labores hasta la primera semana de marzo.
La situación de Acerbrag es una señal de alarma para la región, según el intendente local, Sergio Barenghi. El funcionario destacó que la crisis de la empresa refleja una problemática más amplia vinculada al modelo económico, señalando la “imposibilidad de la industria nacional de ser competitiva” frente a un modelo de importaciones irrestrictas y la parálisis de la obra pública en el país.
Aluar, la mayor productora de aluminio de Argentina, también ha comenzado a sentir las repercusiones de las nuevas políticas arancelarias de Estados Unidos. La firma, que basa una parte significativa de su negocio en las exportaciones a ese mercado, ve cómo la medida podría afectar gravemente su balance. Actualmente, las ventas de Aluar hacia Estados Unidos representan alrededor de 600 millones de dólares anuales, es decir, aproximadamente el 40% de su producción total y el 55% de sus exportaciones.
Desde la empresa, se defendió que las exportaciones argentinas de aluminio a Estados Unidos no representan una amenaza para la seguridad nacional estadounidense, sino que proporcionan un suministro confiable y estable para la industria norteamericana. Sin embargo, la incertidumbre generada por los aranceles hace que la situación sea cada vez más compleja, y la firma ha solicitado una solución "razonable" que tome en cuenta la excelente relación bilateral entre ambos países.
La crisis también se extiende a Acindar, una de las siderúrgicas más grandes de Argentina y controlada por el grupo ArcelorMittal. En respuesta a la caída en las ventas y las dificultades derivadas de los aranceles de Trump, la empresa llegó a un acuerdo con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) para suspender a 970 trabajadores de manera escalonada, un proceso que se extenderá a lo largo de 2025. Los empleados suspendidos recibirán un porcentaje reducido de su salario: el 80% en febrero, el 78% en marzo y el 75% de abril a diciembre de 2025.
Además, Acindar ha implementado un plan de retiros voluntarios, que hasta ahora ha contado con la adhesión de 200 empleados, y está renegociando contratos con empresas tercerizadas, lo que podría llevar a la eliminación de otros 200 puestos indirectos. Las cinco plantas de Acindar, ubicadas en Villa Constitución, Rosario, San Nicolás, La Tablada y Villa Mercedes, enfrentan paradas de producción, suspensiones de personal y ajustes en las condiciones laborales.
La crisis que atraviesa la industria del acero y del aluminio en Argentina refleja un panorama incierto para el sector. El impacto de los aranceles de Trump y las dificultades internas de competitividad están llevando a las empresas a tomar medidas drásticas como despidos, suspensiones y paradas de producción.
El gobierno de Javier Milei, hasta el momento, no ha tomado una posición clara sobre la situación, lo que deja a las empresas a merced de un contexto económico que se complica cada vez más. Mientras tanto, los trabajadores del sector metalúrgico enfrentan un futuro lleno de incertidumbre, con la esperanza de que la situación pueda revertirse o que se encuentren soluciones que minimicen el impacto laboral y productivo.
En este escenario, la competitividad del sector y las políticas internacionales seguirán siendo factores clave en el destino de las empresas argentinas de acero y aluminio, como Acerbrag, Aluar y Acindar, que luchan por mantener sus operaciones frente a las presiones externas y locales.