Por Agroempresario.com
A casi un mes de la implementación del Decreto 38/2025, que redujo temporalmente las retenciones sobre los principales cultivos hasta el 30 de junio próximo, las ventas de granos en el campo se mantienen dentro de lo esperado, con un volumen de comercialización relativamente estable y sin el “tsunami” de ventas que anticipa el Gobierno como respuesta al incentivo. Según datos de Siogranos y cálculos de la corredora de granos Grassi, desde la entrada en vigor de la medida, que comenzó el 27 de enero, se negociaron alrededor de 3,2 millones de toneladas de soja, 4 millones de toneladas de maíz y 1,4 millones de toneladas de trigo. Este volumen, hasta el momento, ha generado ingresos por US$1700 millones para la economía nacional, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
El decreto presidencial, que redujo la alícuota del 33% al 26% para la soja, y de un 31% al 24,5% para sus derivados como el aceite y la harina, también estableció una rebaja de las retenciones al trigo, maíz, sorgo y cebada, de un 12% al 9,5%, y al girasol de un 7% al 5,5%. No obstante, para acceder a este beneficio, los exportadores deben liquidar el 95% de las divisas dentro de los 15 días hábiles posteriores a la Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE).
Si bien la medida provocó un aumento en los precios de los granos, que en algunos casos superaron los 30 dólares adicionales por tonelada, los especialistas señalan que el volumen de ventas registrado hasta el momento es razonable y no ha significado un fenómeno extraordinario. Para Juan Manuel Uberti, analista de la corredora de granos Grassi, el incremento en las ventas es evidente, pero no se trata de una “locura” como muchos esperaban. En cuanto a la evolución de las negociaciones, destacó que hubo una mayor negociación de maíz sobre soja, especialmente por las mejores condiciones de precios relativos en este último.
"Lo que se observa es que, si bien hubo algo de activación en las ventas, los volúmenes negociados son totalmente normales, dentro de lo que venía ocurriendo en semanas anteriores", señaló Uberti. Además, destacó que la mejoría de los márgenes, impulsada por los precios del maíz y la soja, permitió que los productores se sintieran más motivados a realizar negocios. Sin embargo, la actividad sigue dentro de los parámetros habituales para esta época del año. "Las lluvias recientes también han generado un aire de optimismo sobre la nueva campaña, lo cual ha alentado la toma de decisiones de venta”, explicó.
La subida de los precios fue un factor determinante para el sector. La soja, por ejemplo, llegó a los 330.000 pesos por tonelada, mientras que el maíz alcanzó los 220.000 a 225.000 pesos, valores que, sin embargo, comenzaron a ceder a medida que avanzó la cosecha. Según Uberti, el ingreso de la cosecha y la llegada de las lluvias han frenado un poco la fluidez de los granos hacia los canales comerciales. Además, la situación de los embarques no se muestra tan cargada para los días próximos, lo que también ha influido en la decisión de muchos productores de retener su producción.
A pesar de la activación moderada de ventas, el volumen que circula está muy por debajo de lo que muchos en el sector esperaban. Algunas fuentes del sector indicaron que, durante las primeras semanas posteriores a la implementación del decreto, había optimismo por parte del Gobierno sobre la cantidad de soja sin vender en los stocks, calculando un volumen de hasta 17 millones de toneladas. Sin embargo, a medida que avanzó la campaña, las estimaciones comenzaron a ajustarse, revelando que el volumen real en stock no supera los 9 millones de toneladas.
Según los cálculos de los analistas, este stock se redujo considerablemente debido a las dificultades de la campaña 2022 por la sequía, que afectó severamente la producción de soja. A ello se suman los efectos de los “dólares soja” implementados por el exministro de Economía, Sergio Massa, que provocaron una liquidación de divisas significativa, dejando los stocks mucho más ajustados. Se estima que, en los próximos meses, la cantidad de soja disponible para exportación será de alrededor de 9 o 10 millones de toneladas, un volumen considerablemente menor al que se había previsto inicialmente.
“Muchos pensaron que, con la baja de las retenciones, la soja disponible en el mercado iba a dispararse, pero lo cierto es que la situación está lejos de ser esa”, señaló un analista del sector. A pesar de los esfuerzos por incentivar las ventas, muchos productores continúan reteniendo su cosecha, ya que prefieren no vender si no es absolutamente necesario, sobre todo cuando los precios no se ajustan a sus expectativas o cuando aún no tienen una necesidad inmediata de enfrentar sus compromisos financieros. Esta actitud ha impedido que el volumen de ventas crezca a los niveles esperados.
“Hubiera sido más conveniente esperar a que terminara la campaña de soja con las retenciones al 33% y luego aplicar la medida de forma más focalizada entre abril y junio, en lugar de hacerlo de manera tan temprana”, concluyó el analista consultado, quien agregó que la medida, aunque beneficiosa para los productores, no logró desencadenar el impacto que se había anticipado en términos de ventas masivas de soja.