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Por Agroempresario.com
Los incendios forestales en la Patagonia han alcanzado niveles alarmantes en las últimas décadas. Con más de 50.000 hectáreas afectadas por las llamas, se evidencia cómo la composición del paisaje influye en la magnitud del desastre. La presencia de pinos exóticos, una especie introducida para la industria forestal, ha sido señalada como uno de los factores que potencian la propagación del fuego, generando consecuencias devastadoras tanto en el ecosistema como en las comunidades locales.
Desde la década de 1970, la plantación de pinos en la región se impulsó con el objetivo de fomentar la industria forestal. Sin embargo, su rápida expansión ha modificado drásticamente el paisaje, desplazando al bosque nativo y aumentando el riesgo de incendios. En particular, cuando estas especies alcanzan la estepa, la situación se torna crítica, ya que el fuego se vuelve incontrolable al propagarse desde los bosques nativos hacia los pinares.
El principal problema de los pinos es su alta inflamabilidad. Estas especies poseen resinas que favorecen la combustión y generan condiciones ideales para que las llamas se extiendan con rapidez. Además, la acumulación de ramas secas y piñas en el suelo proporciona combustible adicional, intensificando el fuego y dificultando su control.
Según datos de Greenpeace, los incendios en la Patagonia han arrasado más de 51.000 hectáreas, afectando tanto parques nacionales como zonas urbanas. Los más afectados incluyen el Parque Nacional Lanín, el Parque Nacional Nahuel Huapi y las localidades de Atilio Viglione (Chubut), El Bolsón (Río Negro) y Epuyén (Chubut).
Esta problemática no es nueva. En 2014, un estudio del Conicet indicaba que la Patagonia no estaba experimentando una invasión masiva de pinos. Sin embargo, investigaciones recientes evidencian un crecimiento exponencial de estas especies, lo que agrava la crisis de incendios en la región.
El avance del pino en la estepa ha modificado el equilibrio natural del ecosistema. Antes, la escasez de vegetación leñosa en estas zonas funcionaba como una barrera natural contra el fuego. Hoy, la presencia masiva de pinos ha convertido estas áreas en verdaderos polvorines, facilitando la propagación de los incendios.
El doctor en Ecología Forestal Aníbal Pauchard advierte que el cambio climático ha exacerbado la situación, con olas de calor y sequías prolongadas que crean el escenario perfecto para la aparición de incendios. Además, señala que la acumulación de material combustible en los pinares genera "una receta para el desastre".
Uno de los problemas más graves es la expansión de los pinos en áreas urbanas. La presencia de estas especies en localidades como Epuyén o Mallín Ahogado ha facilitado la propagación del fuego en zonas habitadas, causando pérdidas materiales y poniendo en riesgo la vida de las personas.
El coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace, Hernán Giardini, advierte que la combinación de pinos y bosque nativo en zonas urbanas incrementa el peligro de incendios. "El pino es una especie que expande el fuego más rápido que un bosque nativo. Además, su madera es altamente combustible y las piñas pueden ser proyectadas a varios metros, generando nuevos focos de incendio", señala Giardini.
Uno de los desafíos más importantes es la recuperación de las zonas afectadas. Tras un incendio, los pinares tienden a regenerarse con mayor rapidez que el bosque nativo, lo que agrava el problema a largo plazo. Por ello, los especialistas proponen la erradicación progresiva de los pinos en las áreas más críticas y su reemplazo por especies nativas.
Para prevenir futuros incendios, es fundamental implementar estrategias de ordenamiento territorial que reduzcan la cantidad de material combustible en las zonas de mayor riesgo. Esto implica crear franjas de seguridad con vegetación menos inflamable y realizar quemas controladas para eliminar restos secos que puedan alimentar el fuego.
El investigador chileno Aníbal Pauchard destaca la necesidad de modificar el manejo del fuego en la región y establecer un equilibrio entre conservación y productividad. "Es un proceso complejo, pero necesario. Debemos trabajar en la creación de paisajes con menor carga de combustible y fomentar el uso de mosaicos territoriales que contribuyan a la prevención de incendios", sostiene.
En este contexto, es fundamental que las autoridades y la comunidad tomen conciencia del impacto que tienen los pinos exóticos en la propagación del fuego y promuevan iniciativas para recuperar y preservar el bosque nativo. Solo a través de un trabajo conjunto se podrá reducir el riesgo de incendios y garantizar la sostenibilidad del ecosistema patagónico.
