Soja: ROSARIO
$331.000 0.30%
Maíz: ROSARIO
$214.800 0.14%
Trigo: ROSARIO
$221.200 -1.47%
Por Agroempresario.com
El costo del café, una de las bebidas más emblemáticas de Brasil, ha aumentado drásticamente en el último año, provocando malestar en la población y afectando la imagen del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Con un incremento del 40% en el precio del café durante 2024, la inflación de los alimentos se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los brasileños.
En supermercados de ciudades como São Paulo y Río de Janeiro, los consumidores expresan su indignación ante el elevado costo de productos básicos. "Un kilo de café cuesta R$145 (u$s25). Esto es inaceptable. Culpamos al gobierno", declaró Claudio, un conductor de 49 años.
Si bien las condiciones climáticas extremas han afectado la producción de café en todo el mundo, la situación en Brasil se agrava por la política económica del gobierno. La inflación generalizada ha llevado a un aumento en los costos de la canasta básica, con la carne vacuna subiendo un 25% y otros alimentos esenciales incrementando sus precios de manera alarmante.
Los consumidores, por su parte, han comenzado a reducir su consumo. Según la Asociación Brasileña de la Industria del Café, el consumo per cápita cayó un 2,2% en el último año, un fenómeno inusual en un país donde el café es parte de la identidad nacional.
El descontento se ha reflejado en la caída de la aprobación de Lula, que alcanzó su punto más bajo desde el inicio de su tercer mandato. Una encuesta de Datafolha indica que solo el 24% de los brasileños aprueba su gestión, mientras que las cifras de desaprobación continúan en ascenso.
Para muchos, la situación recuerda el contexto económico que afectó la popularidad del expresidente estadounidense Joe Biden, también golpeado por el aumento del costo de vida. "La población no come PIB", señala Felipe Nunes, director de la consultora Quaest, haciendo referencia al crecimiento del 2,9% en 2023 que no ha logrado mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos.
En redes sociales, los brasileños han comenzado a bromear sobre la crisis. Videos virales en TikTok muestran a familias escondiendo el café cuando llegan invitados, en un reflejo humorístico de la preocupación generalizada por los altos precios.
El gobierno de Lula ha implementado medidas para aliviar el impacto de la inflación en los sectores más vulnerables, como la exención del impuesto sobre la renta para los ingresos más bajos y la distribución de gas y medicamentos a familias en situación de pobreza. Sin embargo, los expertos advierten que estas políticas podrían no ser suficientes para contener el descontento social.
Por su parte, el ministro de Finanzas, Fernando Haddad, defendió la gestión económica del gobierno, asegurando que una inflación del 4,8% sigue estando dentro de los parámetros normales para Brasil. No obstante, los analistas señalan que la política fiscal expansiva podría generar una mayor presión inflacionaria en los próximos años.
Con las elecciones presidenciales de 2026 en el horizonte, la crisis inflacionaria se ha convertido en un factor clave para el futuro político de Lula. La comparación con el mandato de Jair Bolsonaro, quien enfrentó una inflación superior durante la pandemia, no ha logrado mejorar la percepción del actual gobierno entre los votantes.
Mientras tanto, millones de brasileños continúan ajustando sus presupuestos y buscando alternativas más económicas para su consumo diario. "Ahora compro mezclas de café más baratas. No me queda otra", confiesa Adilson, un jubilado de 70 años.
El desafío para Lula será revertir la tendencia inflacionaria sin frenar el crecimiento económico, en un contexto global cada vez más desafiante.
