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Por Agroempresario.com
La Federación Porcina Argentina (FPA) volvió a expresar su preocupación por la falta de acción del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) ante un reciente brote de la Enfermedad de Aujeszky (EA), también conocida como "aftosa porcina". La enfermedad, que afecta principalmente a los cerdos, ha generado grandes alertas en el sector productivo debido a su impacto económico, que aún no ha sido calculado de manera oficial.
A comienzos de este año, un nuevo brote en el criadero Pacuca, de la empresa Cabaña Argentina, reavivó las críticas hacia el Senasa. La FPA señaló que, pese a que en 2023 presentaron un plan integral de erradicación de la enfermedad, las acciones del organismo sanitario fueron insuficientes. Las barreras administrativas, la falta de laboratorios acreditados para producir la vacuna y la imposibilidad de importar las dosis necesarias agravan la situación y ponen en riesgo la producción porcina del país.
En declaraciones a Agroempresario.com, Agustín Seijas, director ejecutivo de la FPA, expresó que la falta de respuesta del Senasa ante los nuevos brotes es alarmante. "A finales de 2023, el Senasa publicó informes epidemiológicos sobre el estado sanitario de las granjas, pero desde entonces no hemos recibido más actualizaciones. Ante los nuevos casos, solicitamos la información oficial, pero aún no la compartieron", dijo Seijas, quien destacó la necesidad urgente de actuar frente a una enfermedad que afecta tanto a los cerdos como a la economía nacional.
El caso más preocupante se registró en Isowean, el mayor establecimiento porcino del país, donde a pesar de contar con estrictas medidas de bioseguridad, el virus logró ingresar y se propagó rápidamente. Esto encendió las alarmas dentro de la industria, que ya venía lidiando con la latencia de la enfermedad desde años anteriores.
El virus de la enfermedad de Aujeszky (PHV-1 o PRV) pertenece a la familia del herpes y es endémico en Argentina, lo que significa que afecta a una gran parte de las granjas porcinas del país. Aunque no es un riesgo para el consumo humano, la enfermedad puede causar cuadros respiratorios, reproductivos y nerviosos en los animales, lo que genera importantes pérdidas económicas. La Federación recordó que la solución es conocida: vacunación masiva y control de las granjas afectadas.
A principios de 2024, la FPA había desarrollado un plan de acción detallado para erradicar la enfermedad, el cual fue presentado al Senasa en agosto y ratificado en octubre ante la Secretaría de Agricultura. Sin embargo, a pesar de contar con la voluntad política de avanzar hacia la erradicación, las autoridades sanitarias no han implementado medidas concretas, lo que ha generado frustración entre los productores.
Seijas afirmó que, aunque el Senasa había aprobado una vacuna contra la EA, esta ya no se encontraba en producción y su stock era prácticamente inexistente. Ante esta emergencia sanitaria, la FPA gestionó la importación de 1.200.000 dosis de la vacuna de manera excepcional, pero las restricciones a las importaciones y los cambios de gestión en el Gobierno retrasaron la entrega de las dosis necesarias.
El ejecutivo remarcó que las pequeñas demoras administrativas están obstaculizando una acción más decisiva. "Estamos enfrentando frenos en los trámites del Senasa, con discusiones sobre pequeños detalles cuando lo que necesitamos es ver el panorama completo", lamentó Seijas, quien advirtió que de no actuar rápidamente, el sector podría enfrentar pérdidas millonarias.
El impacto de la EA en la producción porcina es profundo, especialmente en los lechones menores de siete días, que son los más vulnerables a la enfermedad. Las tasas de mortalidad pueden llegar al 100%, lo que ocasiona pérdidas económicas significativas para los productores. "En el ciclo I, de las granjas, es donde se genera la mortandad. En el ciclo III de engorde se puede hacer una vacunación y hacer faena controlada", explicó Seijas, quien subrayó que una intervención temprana con la vacuna podría prevenir daños mayores.
Aunque la enfermedad no afecta a los seres humanos, su impacto económico es considerable, ya que interrumpe la cadena de producción y comercialización de la carne porcina. Además, la falta de vacunas ha dejado a los productores sin herramientas para controlar el brote, lo que incrementa la inseguridad en el sector.
La Federación Porcina no solo criticó la falta de vacunas, sino también la ineficiencia en el control de la enfermedad por parte del Senasa. La FPA advirtió que los productores están siendo los encargados de financiar y llevar adelante la erradicación de la enfermedad sin el apoyo adecuado del Estado.
"El sector productor porcino está siendo dejado a su suerte, mientras el Senasa discute cuestiones menores y no toma decisiones clave. Necesitamos un plan de erradicación con urgencia, con financiamiento y vacunas disponibles", aseguró Seijas.
En el mismo sentido, la Federación remarcó que los productores tienen que asumir los costos de la erradicación, pero sin el acompañamiento de un organismo estatal que demuestre agilidad para poner en marcha las medidas necesarias. Esto no solo afecta la estabilidad económica de las granjas, sino que también pone en riesgo la competitividad del sector en un contexto internacional cada vez más exigente.
Ante esta situación, la FPA exigió que el Senasa tome medidas rápidas y eficaces para frenar la expansión de la enfermedad. Los productores están organizando reuniones con las autoridades nacionales, y este jueves se llevará a cabo un nuevo encuentro con el objetivo de avanzar en un plan de erradicación que finalmente proteja al sector porcino argentino.
El llamado a la acción es claro: si no se toman decisiones inmediatas, el brote de la enfermedad podría generar pérdidas que comprometan no solo la producción interna, sino también la exportación de carne porcina, afectando uno de los sectores más importantes de la economía argentina.
