Por Agroempresario.com
El Gobierno de Argentina, a través del decreto 133/2025, derogó la ley 322/73 que prohibía la exportación de ganado en pie para faena de consumo. Esta medida abre nuevas oportunidades para el sector ganadero, permitiendo no solo la exportación para faena, sino también para otros fines como reproducción, recría y engorde. Con esta apertura, Argentina se une a la mayoría de los países líderes en la producción y exportación de carne vacuna, como Australia, Estados Unidos, Canadá, México, la Unión Europea, Brasil, Chile, Paraguay y, muy cerca de casa, Uruguay.
La exportación de ganado en pie es una práctica común a nivel mundial, y los países exportadores deben cumplir con estrictos controles sanitarios y de bienestar animal para acceder a los mercados internacionales. Esta apertura ha generado ciertos temores en algunos sectores, principalmente entre las empresas y trabajadores de plantas procesadoras, que temen una posible afectación a sus actividades. Sin embargo, los resultados de países como Uruguay demuestran que este tipo de medidas no solo no perjudican a la cadena productiva, sino que la benefician y estimulan su crecimiento.
En Uruguay, la exportación de ganado en pie lleva más de 15 años y ha demostrado ser un motor de crecimiento para toda la cadena productiva. En una década, este modelo ha generado aumentos significativos en la producción, eficiencia, y valor recibido por los ganaderos, lo que ha permitido que las exportaciones de carne vacuna y ganado en pie aumentaran de manera considerable. La experiencia uruguaya es clave para entender cómo este modelo puede funcionar exitosamente en otros países de la región.
Los números de Uruguay son elocuentes. La apertura al mercado internacional de ganado en pie ha incentivado a los criadores y recriadores a mejorar sus prácticas productivas. La tasa de destete aumentó, lo que resultó en más terneros por vaca, y el peso medio de faena creció, logrando más kilos por cabeza faenada. Estos incrementos generaron una mayor cantidad de ganado disponible para la faena, lo que permitió, a su vez, incrementar las exportaciones tanto de ganado en pie como de carne vacuna.
El verdadero éxito de esta política en Uruguay ha sido la creación de un círculo virtuoso. Los criadores y recriadores ven un nuevo demandante de ganado, lo que los motiva a mejorar sus procesos y a aumentar la cantidad de ganado disponible. Esta mejora en la eficiencia no solo beneficia a los productores, sino también a las empresas frigoríficas, que ven consolidada su competitividad en el mercado global.
La apertura a la exportación de ganado en pie no solo ha permitido mejorar la competitividad de las empresas frigoríficas, sino que ha agregado valor a toda la cadena de producción de carne vacuna. El valor total exportado de ganado y carne vacuna creció un 70% en solo diez años en Uruguay, un claro indicio de que este tipo de políticas favorecen el crecimiento de toda la cadena productiva, generando más empleo, más ingresos en divisas y mejoras en los parámetros productivos.
El camino recorrido por Uruguay demuestra que la exportación de ganado en pie puede ser un incentivo extraordinario para los distintos eslabones de la cadena ganadera. No solo impulsa la productividad, sino que también genera beneficios tangibles para los productores, las empresas procesadoras y, en última instancia, para el país en su conjunto.
A medida que Argentina avanza en la apertura de este mercado, se espera que la experiencia de Uruguay sirva como modelo para potenciar la exportación de carne y ganado, y que se logre un desarrollo sustentable y próspero para todo el sector. Sin duda, la exportación de ganado en pie representa un claro ejemplo de cómo un enfoque inteligente y bien regulado puede generar beneficios para todos.