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Por Agroempresario.com
La reciente declaración de Javier Milei, presidente de la Nación, sobre la disposición de Argentina a ser el primer país en adherir a la política de tarifas recíprocas propuesta por la administración de Donald Trump, ha encendido el debate sobre las posibles repercusiones para el comercio internacional y la economía argentina. En su discurso del 22 de febrero, durante el evento del Comité de Acción Política Conservadora (CPAC), Milei expresó su deseo de impulsar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, a pesar de las restricciones del Mercosur.
El modelo de tarifas recíprocas planteado por Trump, que implicaría la aplicación de aranceles más altos a productos importados de países con los cuales Estados Unidos mantiene un déficit comercial, afectaría a Argentina de manera directa. Si bien aún existen limitaciones derivadas de la pertenencia argentina al Mercosur, que impide aplicar de manera inmediata una política de aranceles recíprocos, la propuesta plantea un escenario en el cual la Argentina tendría que reducir sustancialmente sus aranceles para no enfrentar represalias comerciales por parte de los Estados Unidos.
Según el análisis de Maximiliano Gutiérrez, investigador del Ieral de la Fundación Mediterránea, en caso de que Argentina adquiera el compromiso de aplicar tarifas recíprocas, el arancel promedio aplicado a las importaciones provenientes de Estados Unidos debería reducirse en un 60%. Actualmente, Argentina impone un arancel promedio de 6,2% a los bienes importados de Estados Unidos, mientras que Estados Unidos aplica un arancel promedio del 2,5% a los productos argentinos.
Este ajuste implicaría una reducción significativa para alinearse con la política estadounidense, lo que podría tener repercusiones en sectores clave de la economía argentina. Además, el escenario alternativo para Argentina, en caso de no seguir la estrategia recíproca, sería enfrentar un aumento del 148% en los aranceles que actualmente pagan los productos argentinos al ingresar al mercado estadounidense.
El análisis realizado por Gutiérrez recurrió al World Integration Trade Solution (WITS), una base de datos del Banco Mundial, para identificar cómo se verían afectadas las relaciones comerciales de Argentina y otros países si Estados Unidos implementa tarifas recíprocas. En general, varios países, como el Reino Unido, los Países Bajos, y algunas naciones latinoamericanas como Perú y Uruguay, se verían obligados a aumentar sus aranceles, mientras que Argentina, Brasil, México y Chile tendrían que reducir los suyos para evitar represalias.
Este panorama de aranceles recíprocos podría ser un desafío considerable para la economía argentina. En un momento de alta inflación y con un sector agroindustrial clave para las exportaciones, la posibilidad de que los productos argentinos enfrenten mayores barreras comerciales en los Estados Unidos pone en duda la sostenibilidad de este modelo de intercambio comercial.
Por otro lado, el presidente Milei ha defendido la idea de que la Argentina debería apostar por un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, independientemente de las restricciones del Mercosur. En este sentido, Trump también ha mostrado interés en avanzar con la relación bilateral, aunque actualmente no cuenta con la autorización del Congreso estadounidense para negociar acuerdos de libre comercio de manera formal. Además, los desafíos derivados de la ruptura o modificación del Mercosur siguen siendo una cuestión pendiente de resolución, ya que la Argentina se vería obligada a negociar acuerdos bilaterales de manera más flexible.
Por su parte, Donald Trump ya ha implementado políticas arancelarias que afectan a la Argentina, como los aranceles del 25% a la importación de acero y aluminio, un mercado en el que Argentina ocupa el séptimo lugar entre los principales exportadores de estos productos. Sin embargo, estos aranceles, que fueron establecidos en 2018, habían sido parcialmente eximidos para Argentina y otros países. Con el posible regreso de Trump a la Casa Blanca, es incierto si el país sudamericano seguiría beneficiándose de este tipo de excepciones.
A nivel global, Trump también ha intensificado la guerra comercial con China, aplicando aranceles adicionales de hasta el 25% sobre los productos provenientes de la República Popular China, un tema que también podría repercutir en las relaciones comerciales entre ambos países. China, por su parte, ha respondido con aranceles adicionales sobre productos estadounidenses, lo que genera un ambiente de incertidumbre para las economías que se ven afectadas por esta dinámica.
Uno de los puntos que ha generado controversia en las políticas comerciales de Trump es la inclusión del IVA como barrera comercial. En su discurso, Trump dejó entrever que podría considerar este impuesto, aplicado en muchos países, como un obstáculo para el comercio, a pesar de que, en términos prácticos, se trata de un impuesto indirecto que se aplica de manera uniforme, independientemente de si el producto es nacional o extranjero. Esta perspectiva podría generar aún más tensiones entre los socios comerciales, especialmente para países como Argentina, que aplican el IVA en varios productos.
De aplicarse las tarifas recíprocas, y si la Argentina sigue el camino propuesto por Milei, el impacto podría ser significativo, especialmente para las relaciones comerciales con los Estados Unidos. En este sentido, es importante destacar que la Argentina ha experimentado un superávit comercial de 230 millones de dólares con Estados Unidos en 2024, el primero en casi 20 años. Sin embargo, este superávit no es un indicio suficiente de que Argentina esté exenta de las repercusiones que podría traer la aplicación de tarifas recíprocas.
El superávit comercial argentino con Estados Unidos ha sido un hecho aislado, y aunque el saldo positivo podría ser un factor a considerar en la negociación de futuras políticas comerciales, los impuestos a las importaciones y las restricciones impuestas por el gobierno estadounidense siguen siendo una amenaza constante para la competitividad de los productos argentinos en el mercado norteamericano.
El concepto de “mercantilismo extremo” que algunos analistas asocian con la política comercial de Trump se refiere a la idea de que el intercambio comercial debe ser equilibrado, a favor de la producción nacional. Sin embargo, este modelo no siempre se sostiene a largo plazo y podría llevar a un aislamiento comercial, en lugar de una cooperación global.
Para Gutiérrez, las políticas de Trump podrían ser vistas como un punto de partida para negociar acuerdos más equilibrados, pero el abuso de los aranceles podría ser contraproducente para la economía de Estados Unidos, ya que afectaría negativamente las relaciones comerciales con importantes socios comerciales. Además, la posibilidad de que surjan alianzas entre países afectados por las tarifas de Trump podría ser una amenaza para la hegemonía económica de Estados Unidos.
