Por Agroempresario.com
En la vasta estepa patagónica, donde el viento y la aridez dominan el paisaje, los arbustos y los pastos han sido vistos históricamente como rivales en la lucha por los recursos. Sin embargo, un estudio realizado por la Facultad de Agronomía de la UBA en conjunto con el INTA de Río Mayo desafía esta visión, demostrando que la convivencia entre ambas especies no solo es posible, sino también beneficiosa para la productividad vegetal y la sostenibilidad ganadera.
Los pastizales de la Patagonia han sufrido un proceso de arbustización en las últimas décadas, lo que generó preocupación en el sector ganadero por la posible pérdida de forraje. No obstante, los investigadores compararon parcelas con dominancia de arbustos, pastos y comunidades mixtas, encontrando que las áreas con ambas formas de vegetación producían hasta un 70% más de biomasa que aquellas con una sola especie predominante.
“El fenómeno detrás de este resultado se llama facilitación”, explicó Lautaro Nasta, docente de Ecología en la UBA y líder del estudio. “Los arbustos protegen a los pastos del viento, permitiendo un mejor aprovechamiento del agua y promoviendo su crecimiento”. Este hallazgo sugiere que, lejos de competir, arbustos y pastos pueden generar sinergias en ambientes áridos.
Más allá de la producción de biomasa, la combinación de arbustos y pastos contribuye a la estabilidad del ecosistema y la conservación del suelo. Sin embargo, el manejo del ganado ovino en la región juega un papel determinante en mantener este equilibrio.
“La sobrecarga de animales puede degradar la vegetación, pero excluir completamente el pastoreo también es contraproducente”, señaló Nasta. Un balance adecuado en la cantidad de ganado permite optimizar la productividad del forraje sin afectar la biodiversidad del ecosistema.
El estudio se apoya en más de 40 años de datos recopilados en la región, lo que permite a los investigadores evaluar los efectos del cambio climático en la dinámica de la vegetación. Actualmente, el equipo trabaja con cámaras y experimentos de calentamiento para anticipar cómo las temperaturas en aumento afectarán la relación entre arbustos y pastos en el futuro.
Este enfoque no solo aporta información clave para la gestión ganadera, sino que también posiciona a la Patagonia como un modelo de estudio para la sostenibilidad en ecosistemas áridos. Lejos de ser un problema, la presencia de arbustos podría ser la clave para un manejo más eficiente y resiliente de los pastizales patagónicos.