Por Agroempresario.com
En un mundo donde el lujo se ha convertido en sinónimo de opulencia, exclusividad y a menudo, falta de responsabilidad, una nueva voz está marcando la diferencia. Alexandra Gucci, nieta del famoso Aldo Gucci, decidió seguir el legado de su familia pero con una visión renovada que le da un giro radical al concepto de lujo. En 2024, lanzó AGCF, su propia marca de alta gama que no solo apunta a la estética y la calidad excepcionales, sino que pone el foco en la sostenibilidad, la ética y la responsabilidad social.
La historia de la familia Gucci es conocida por su relevancia en el mundo del lujo. Fundada por Guccio Gucci en 1921, la marca fue llevada a la cima por Aldo Gucci, quien la posicionó como uno de los íconos del lujo mundial. Hoy, Gucci sigue siendo una de las firmas más representativas, aunque bajo la propiedad del conglomerado Kering, ha enfrentado una caída significativa en ingresos, de casi un 30% en los últimos dos años. A pesar de esto, la marca sigue siendo sinónimo de lujo, aunque muchos señalan que ha perdido parte de su esencia y vínculo con su legado original.
Alexandra, al ser la heredera de la tercera generación de la familia, no tiene injerencia directa en las decisiones de la marca que su abuelo consolidó, pero sí decidió tomar otro camino. En 2024, con su esposo y socio Josef Zarini, fundó AGCF, una marca que honra su linaje, pero que apuesta por un modelo de negocio completamente diferente al tradicional.
El nombre AGCF tiene dos significados clave que reflejan el enfoque de la marca. "AG" hace referencia a Alexandra Gucci, un tributo a su legado, mientras que "CF" corresponde a "Creative Framework", un marco creativo que pone énfasis en la responsabilidad social y medioambiental.
“AGCF es mucho más que una casa de moda”, explica Alexandra. “Es lujo con propósito. Estamos creando un marco creativo para generar un cambio significativo y un impacto real”, añadió la empresaria. Esta declaración resume la visión que impulsa la marca, cuyo propósito va más allá de la creación de productos hermosos. AGCF es una Public Benefit Corporation (PBC), lo que implica que destina el 20% de sus ganancias a causas benéficas, enfocándose en iniciativas que beneficien a los jóvenes, los niños y el medioambiente.
La fundación Alexandra Gucci Children’s Foundation, creada previamente por Alexandra, tiene un papel importante en esta filosofía de marca, ayudando a los más necesitados y dando visibilidad a la importancia de la responsabilidad social en la industria del lujo.
“No estamos construyendo solo una marca, sino un movimiento hacia una industria del lujo más responsable y ética”, afirma Alexandra. Su visión es crear una línea de productos de lujo que no solo sea atractiva, sino también responsable con las personas y el medioambiente. A través de AGCF, ella busca demostrar que el lujo puede y debe tener un impacto positivo en el mundo.
La crítica de Alexandra al sistema actual del lujo no se queda solo en palabras. Junto a su esposo Josef Zarini, un experto en banca de inversión y capital de riesgo, ha identificado las numerosas falencias éticas de la industria. Desde escándalos como el de Balenciaga en 2022, donde la marca fue acusada de sexualizar a menores en su campaña publicitaria, hasta las acusaciones de explotación laboral en la cadena de suministro del lujo, ambos han decidido emprender un camino distinto.
“El sistema estuvo corrompido durante décadas”, sostiene Alexandra. “Me niego a participar en él. Todo esto es consecuencia de la obsesión por los márgenes de ganancia de los grandes grupos empresariales”, agrega. Para ellos, la ética y la estética deben ir de la mano, lo que se refleja claramente en el diseño de AGCF.
“La moda es una herramienta sumamente poderosa para transmitir un mensaje de cambio, al igual que la música y el arte. Es una evolución desde el ‘lujo silencioso’ hacia una propuesta en la que cada pieza de AGCF lleva consigo una energía de positividad que se proyecta al mundo”, explica Zarini.
AGCF fue lanzada oficialmente en abril de 2024 con una colección de carteras de lujo y joyería demi-fine. Las carteras están adornadas con el distintivo Unità link, un símbolo que representa la unidad, un valor que Alexandra y Josef consideran fundamental en su propuesta. Con precios que oscilan entre los US$ 1.400 y US$ 2.900, estas piezas se presentan dentro de un rango de lujo accesible, algo relativamente nuevo en el mercado de alta gama, que suele estar reservado para un pequeño grupo de clientes.
La joyería de AGCF también se destaca por su calidad y su compromiso con la sostenibilidad. Las piezas están hechas con vermeil de oro de 18 quilates sobre plata esterlina, y algunas cuentan con diamantes de laboratorio, cuarzo ahumado y perlas Akoya japonesas. Los precios van de US$ 200 a US$ 1.500, lo que la convierte en una alternativa más accesible en un sector conocido por sus productos inalcanzables.
La boutique de AGCF, ubicada en el exclusivo Rodeo Drive de Beverly Hills, fue elegida con un propósito simbólico. En 1968, Aldo Gucci fue uno de los primeros en abrir una tienda de lujo en esta famosa calle de Los Ángeles. Con esta elección, Alexandra rinde homenaje al legado de su abuelo mientras marca su propio camino.
Después de presentar su colección en la Semana de la Moda de París, AGCF está en negociaciones con varios socios comerciales internacionales. Uno de los acuerdos más importantes ha sido con la cadena japonesa Takashimaya, que empezará a vender la línea en cinco de sus tiendas. “Japón tiene una apreciación única por la calidad y la artesanía, y estamos encantados de que AGCF forme parte de este mercado tan refinado”, comentó Alexandra.
El legado de Aldo Gucci también está presente en las decisiones de producción de AGCF, pero con un enfoque ético que desafía la tradición de la marca original. Alexandra se aleja del concepto tradicional de “Made in Italy” y opta por talleres familiares en España para la fabricación de los artículos de cuero de su marca. “Los artesanos usan las mismas herramientas que sus bisabuelos, los talleres son muy limpios y profesionales. Todos están orgullosos de su trabajo y son tratados con respeto”, aseguró.
El cuero utilizado en las carteras de AGCF es un subproducto de la industria cárnica, lo que significa que no se produce de manera cruenta ni se desperdician animales en el proceso. Esto es parte del compromiso de la marca con la sostenibilidad y la ética en todas las fases de producción.
Aunque la marca Gucci, bajo el control de Kering, parece haberse alejado de los principios que Aldo Gucci estableció, el legado de la familia sigue vivo a través de AGCF. Daniel James Cole, profesor adjunto del Fashion Institute of Technology, y autor del libro The History of Modern Fashion, comenta: “El trabajo de Alexandra refleja claramente la herencia familiar. Sus diseños mantienen la esencia del lujo refinado que Aldo Gucci representaba, aunque adaptado a los tiempos actuales”.
Para Alexandra, la misión de AGCF va más allá del diseño de productos. Su objetivo es crear una marca que sirva como ejemplo de lujo ético, responsable y sustentable, un modelo de negocio para el siglo XXI. “Fundé AGCF porque vi que había mucha oscuridad oculta detrás del lujo”, concluye Alexandra. “Es mi manera de traer luz a esas sombras y utilizar el poder de la moda para iluminar los problemas que han sido ignorados durante demasiado tiempo”.
Con esta visión, AGCF no solo se presenta como una nueva marca de lujo, sino como un verdadero agente de cambio en una industria que necesita urgentemente una transformación ética y sostenible.