La mejor mostaza del planeta, distinguida en 2024 en el “Mundial de la Mostaza” del Museo Nacional de la Mostaza de Estados Unidos, fue elaborada por Arytza con granos cultivados en Allen, Río Negro. El desarrollo fue impulsado por el empresario Leandro Merlo, quien apostó por introducir el cultivo en una región sin tradición y logró rendimientos de 1.200 kilos por hectárea, según informó Diario Río Negro. La experiencia transformó a la Patagonia en un polo inesperado de materia prima de excelencia para la industria gourmet.
Arytza nació hace dos décadas en Buenos Aires con un propósito simple: elaborar aderezos sin aditivos, conservantes ni acidificantes. La firma —conformada por Merlo, Mariano Carballo y Marcelo Lang— produce hoy entre 18 y 19 toneladas mensuales y supera las 220 toneladas anuales, de las cuales hasta la mitad corresponde a mostazas. Desde allí abastece grandes cadenas y exporta a Estados Unidos, posicionándose como uno de los mayores referentes argentinos del segmento.
Pero el salto decisivo llegó cuando la empresa detectó un problema estructural: las semillas importadas no garantizaban los requisitos de la ley de alimentos libres de gluten. “Fue el último espaldarazo para empezar a producir nuestra propia mostaza”, recordó Merlo a Diario Río Negro. Ese desafío derivó en una búsqueda que terminaría cambiando el mapa agrícola del país.

La primera siembra experimental ocurrió en 2012, en una hectárea de Plottier, Neuquén, casi a mano y sin maquinaria específica. El asesoramiento del padre de Merlo, ingeniero agrónomo radicado en la región, permitió ajustar los procesos. Lo que al principio fue un ensayo rústico terminó revelando algo decisivo: el Alto Valle cumple con todos los requisitos agronómicos del cultivo.
El frío invernal, el control preciso del agua mediante riego, los suelos arenosos y la baja probabilidad de lluvias en la cosecha (noviembre-diciembre) generaron condiciones superiores a las de Buenos Aires o Santa Fe. Los ensayos se replicaron en Coronel Belisle y luego en Allen, donde Arytza adquirió nueve hectáreas y desplegó su proyecto más ambicioso.
Allí se lograron rendimientos de 1,2 toneladas por hectárea, frente a las 0,9 de otras regiones productivas. La calidad de la semilla también fue diferencial: los cortes de riego estratégicos favorecieron granos “gordos”, con más pulpa y comportamiento industrial óptimo. Incluso en situaciones extremas, como la nevada de 2022, la mostaza mostró una capacidad de adaptación sorprendente.

La variedad Dijon que en 2024 obtuvo medalla de oro y Gran Campeón mundial se elaboró íntegramente con granos de Allen. El premio internacional destacó la complejidad técnica del producto —separación de pulpa, hidratación y preservación de estructura—, pero el diferencial estuvo en la materia prima rionegrina. Desde Allen salieron los granos que transformaron a Arytza en una referencia global y ubicaron a la Patagonia en el radar de los expertos internacionales.

A pesar de los resultados sobresalientes, el Alto Valle enfrenta una limitación estructural: la disponibilidad de superficie agrícola en escala. “Necesitaríamos entre 80 y 100 hectáreas continuas y acá eso no existe”, señaló Merlo a Diario Río Negro. Si bien Buenos Aires y Santa Fe permiten integrar el cultivo a esquemas de rotación y cuentan con maquinaria adaptada, el Valle depende de pequeñas parcelas dispersas.
Aun así, la zona produjo semillas con un poder germinativo notable —entre 95% y 96%—, un valor clave para la planificación de siembras y altamente demandado por productores de distintas regiones.

Tras la consagración mundial, Arytza creció un 16% anual en dólares, lo que dejó pequeño el campo rionegrino en términos industriales. En 2024 se realizó la última campaña de producción de granos en Allen, pero la empresa evalúa un regreso con un enfoque distinto: producir semillas originales de alto poder germinativo destinadas a terceros.
Para 2026 proyectan retomar la siembra en la chacra de Allen con ese objetivo, mientras avanza un plan mayor: volver a producir granos para industrialización en la Patagonia y procesarlos en la planta que poseen en el Parque Industrial de Neuquén, donde hoy elaboran vinagre de manzana y mayonesa de zanahoria. La meta, más ambiciosa, es lanzar una mostaza con certificación de origen Patagonia, que sería la más austral del mercado.

Los premios no se detuvieron. En 2025, Arytza obtuvo en Estados Unidos una nueva medalla de oro con su mostaza con chimichurri, también elaborada con granos rionegrinos. Un logro que confirma un hecho extraordinario: una de las mejores mostazas del mundo nació en Río Negro, en una chacra que hace una década apenas comenzaba a experimentar con un cultivo sin historia en la región.