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Por Agroempresario.com
La Patagonia argentina es hogar de algunos de los paisajes más impactantes y ricos en biodiversidad del planeta. Un lugar destacado dentro de este vasto territorio es la zona de Los Colores, en el circuito de volcanes de la Payunia, ubicada al sur de Mendoza, un área única no solo por su impresionante paisaje, sino también por la concentración de más de 800 volcanes y su relevancia en la migración de guanacos, una de las especies emblemáticas de la fauna sudamericana. El área, actualmente bajo la protección de la Reserva Natural Provincial Payunia, busca ahora dar un paso más en su conservación al convertirse en un parque provincial, lo que podría garantizar su preservación a largo plazo.
En la Payunia, la convivencia entre las especies locales y los seres humanos es compleja. Por un lado, la reserva alberga la mayor migración de guanacos de la región, que se desplazan entre los sitios de invernada y veranada a lo largo de kilómetros, un proceso vital para la regeneración de los pastizales y la salud del ecosistema. Sin embargo, el crecimiento de la población de guanacos ha generado tensiones con los productores agropecuarios, que, en el pasado, reclamaron la caza controlada del animal debido al impacto de la especie en sus actividades. En esta región mendocina, el principal desafío no es la competencia entre ganadería y guanacos, sino la amenaza de depredadores como el puma y el zorro colorado, a los cuales se combate con un programa innovador de perros pastores implementado por la ONG WCS Argentina.
En los últimos años, el gobierno de Mendoza ha impulsado un ambicioso plan para expandir la Reserva Natural Payunia. Esta iniciativa busca ampliar la superficie protegida, aumentando el área de tierras públicas que conforman la reserva. La primera etapa de este proceso comenzó en 2019, cuando se añadieron 42.000 hectáreas de pastizales utilizados por los guanacos en la época estival. Posteriormente, en 2024, se concretó la donación de otras 40.000 hectáreas, de las cuales una parte será destinada a la protección de los sitios de invernada de los guanacos. Esta ampliación ha sido posible gracias a la colaboración de varias instituciones, como la Fundación Vida Silvestre Argentina y WCS Argentina.
Con esta ampliación, la Reserva Payunia alcanzó un total de 665.000 hectáreas. Sin embargo, el objetivo no termina allí. El próximo paso consiste en elevar al menos 15.000 hectáreas de esta superficie a la categoría de Parque Provincial, lo que representa la figura de mayor protección dentro del sistema de áreas protegidas de Mendoza. Además, la provincia ha comenzado a impulsar la declaración de la zona como Patrimonio Mundial Natural ante la Unesco, lo que ayudaría a consolidar su importancia y garantizar su preservación frente a posibles amenazas externas.
Los guanacos, emblemáticos de la fauna sudamericana, son esenciales para el equilibrio de los ecosistemas patagónicos. En la Payunia, la migración de estos animales se convierte en uno de los eventos más espectaculares de la región. Cada año, miles de guanacos se trasladan entre los valles del norte y los pastizales del sur, recorriendo distancias de hasta 150 km ida y vuelta. Este proceso es fundamental para la regeneración de los suelos, ya que al mover grandes manadas de un lugar a otro, los guanacos contribuyen a la dispersión de semillas y a la regeneración de la vegetación local. Además, su desplazamiento permite que los pastos se recuperen de la presión del pastoreo, garantizando la sostenibilidad del ecosistema.
Sin embargo, este proceso migratorio enfrenta varias amenazas. La construcción de alambrados, la expansión de la ganadería, la degradación de los hábitats naturales y la apertura de caminos para la extracción de hidrocarburos son algunos de los factores que interrumpen los corredores naturales de migración. Esta fragmentación del paisaje pone en peligro la viabilidad de las poblaciones de guanacos y otras especies de fauna que dependen de estos corredores para sobrevivir. De ahí la importancia de proteger la integridad de la región y mantener los pasajes migratorios abiertos.
El territorio de la Payunia se distingue por su impresionante geografía volcánica. Con más de 800 volcanes, la región alberga uno de los mayores complejos volcánicos del mundo. De estos, solo nueve están activos, siendo el Payún Matrú y el Payún Liso los más conocidos, con alturas que rondan los 3.700 metros sobre el nivel del mar. La región está marcada por una variedad de paisajes, desde las vastas extensiones de tierra negra cubiertas de lapilli, hasta los campos de bombas volcánicas que parecen sacados de un paisaje extraterrestre.
La zona de Pampas Negras, en particular, es uno de los lugares más visitados por los turistas. Conformada por suelos volcánicos de un negro azabache y rodeada de coirones amarillos, esta área se ha convertido en una de las postales más conocidas de la Payunia. No obstante, hay otros puntos de la región que también poseen un gran valor ecológico, como el Valle del Zaino, una zona clave para la reproducción de los guanacos, que es poco conocida pero esencial para el futuro de esta especie.
La Payunia no solo es un refugio para los guanacos. La región alberga una rica biodiversidad que incluye cóndores, choiques, maras, zorros, piches y pumas, entre otros animales. En la zona también habitan especies endémicas y en peligro crítico de extinción, como la ranita del Pehuenche, que solo se encuentra en un pequeño área del Paso Pehuenche, y la lagartija escorial o de la Payunia, que se ha adaptado a las condiciones extremas de la región.
La creciente presión del turismo y la actividad humana en la zona ha llevado a la necesidad de establecer medidas de protección más estrictas. Si bien ya existen empresas de turismo aventura que realizan recorridos por la zona, la región sigue siendo vulnerable ante el incremento de la actividad humana. Para preservar su integridad, las autoridades han limitado el acceso a ciertos sectores y han habilitado nuevas áreas para el turismo controlado, con el objetivo de crear conciencia sobre la importancia de la región.
