Por Agroempresario.com
A pocos kilómetros de El Soberbio, en la provincia de Misiones, un refugio de lujo se encuentra enclavado en uno de los últimos remanentes de la selva paranaense del planeta. Este refugio no es solo un lugar para descansar y disfrutar de la naturaleza, sino que está destinado a la conservación y regeneración del ecosistema, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de participar activamente en la preservación de la biodiversidad en la región. En pleno corazón de la selva, el Margay Lodge de Selva se presenta como un destino único que combina lujo y conciencia ambiental, con el objetivo de generar un impacto positivo en el entorno natural.
A medida que nos adentramos en la selva, la vegetación se hace más espesa y la temperatura baja, proporcionando un ambiente fresco y envolvente. El sonido constante de los árboles moviéndose y los animales de la zona crea una atmósfera única, mientras que la oscuridad de la selva se hace más densa a medida que cae la noche. En las cabañas del lodge, las advertencias sobre la presencia de animales en el entorno sirven de recordatorio de que estamos en territorio selvático: “Estamos en la selva, mejor sacudir las batas y toallas antes de usarlas”, nos recuerdan al ingresar.
El lodge se encuentra dentro de la Reserva Natural Margay, una propiedad privada de 65 hectáreas que forma parte del corredor verde de Misiones y está en la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biósfera Yaboti, un área de vital importancia para la biodiversidad de la región. Esta reserva es uno de los últimos vestigios de la selva paranaense en el mundo y, en su interior, se desarrollan proyectos de conservación, regeneración y restauración ecológica. Además, forma parte de la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas y se dedica a la protección y regeneración de los ecosistemas, combatiendo la deforestación con acciones concretas.
Virginia Criado, gerente del lodge y coordinadora de la reserva desde 2018, explica que el objetivo principal del lugar es generar una conexión profunda entre los visitantes y la naturaleza. “Aquí buscamos que los visitantes no solo se conecten con la selva, sino que también participen activamente en su regeneración. La gente viene buscando una experiencia auténtica y termina comprometida con la conservación”, dice. De hecho, varios huéspedes se han enamorado tanto del lugar que han comprado hectáreas de la reserva, incluso viviendo en Europa, para contribuir a la protección del ecosistema.
La conservación es una de las prioridades del Margay Lodge de Selva, y para ello, cuentan con un vivero que produce hasta 100.000 árboles nativos por año. Estos árboles se destinan a diferentes proyectos de reforestación y restauración ecológica en la región, con especies como el anchico colorado, el jaboticaba, el guayubira y el ceibo, entre otros. “Estamos trabajando para tener nuestra propia genética de árboles nativos, para no depender siempre de semillas externas”, señala Virginia, destacando el compromiso del lodge con la sostenibilidad y la regeneración de la selva.
Además del vivero, el lodge lleva a cabo otras iniciativas para combatir la deforestación, como el programa “Metro Cuadrado por Naturaleza”, que busca restaurar espacios públicos y proteger especies en peligro, como la paca y el agutí, a través de un sistema de monitoreo y protección de la vida silvestre. Estas iniciativas no solo benefician al ecosistema local, sino que también implican a la comunidad en el proceso de regeneración, promoviendo la conciencia ambiental entre los residentes de la zona.
El Margay Lodge no solo se dedica a la conservación del medio ambiente, sino también a la formación de la comunidad local. A lo largo de los años, el lodge ha transformado una vieja escuela primaria en desuso en un centro de regeneración y formación en prácticas sustentables, donde adultos de la zona pueden aprender sobre tecnologías ecológicas y cómo implementar prácticas de conservación en su vida diaria.
“Que tu ducha dure una canción”, es uno de los carteles que se encuentran en los baños de las cabañas, donde se recuerda a los huéspedes la importancia de cuidar el agua. En el lodge, el agua proviene de una vertiente filtrada y los termotanques se encienden solo unas horas al día, alimentados por leña. Las cabañas, que se encuentran directamente sobre el arroyo Paraíso, cuentan con cómodas instalaciones, pero siempre respetando los principios de sostenibilidad. Cada cabaña tiene un deck doble y hamacas paraguayas en su exterior para que los visitantes puedan disfrutar de la tranquilidad de la selva.
Los senderos que recorren la selva permanecen casi intactos, respetando la vegetación original. Emmanuel Lozano, guía y guardaparque provincial, explica que el objetivo del proyecto es mantener la pristinidad del ambiente, sin generar un impacto visual en el paisaje. “La selva avanza por su cuenta, y nosotros solo abrimos el paso donde es necesario”, dice Lozano, mientras nos adentramos en el espeso monte. Durante el recorrido, aprendemos sobre las acciones de reforestación en áreas que fueron previamente despejadas para hacer monocultivos, y sobre el trabajo de regeneración que se lleva a cabo en estos sectores.
En la reserva, la regeneración no solo se da a través de la plantación de árboles, sino también mediante el uso de técnicas agrícolas sostenibles como la agrofloresta, que busca replicar el ecosistema natural para cultivar especies productivas sin dañar el suelo. Estos proyectos permiten crear un equilibrio entre la agricultura y la conservación, demostrando que es posible vivir en armonía con la naturaleza.
El lodge también se encuentra en las cercanías de la Reserva de la Biósfera Yaboti, que abarca 245 hectáreas de selva virgen. Para llegar a la reserva, se cruza el arroyo en kayak o bote, y el sendero que recorre la reserva está rodeado de vegetación densa y animales salvajes. “Aquí, el monte manda y nosotros solo somos observadores”, explica Lozano, mientras nos guía hacia una de las cascadas más impresionantes del área. La selva nos rodea, y el sonido de la naturaleza se convierte en un canto constante, invitándonos a conectar con el lugar de una manera profunda y única.
La gastronomía local también es uno de los grandes atractivos del lodge. La fusión de tradiciones guaraníes, paraguayas y brasileras se refleja en los platos preparados en el lodge. Uno de los más destacados es el pirá paquete, un pacú envuelto en hoja de banano y cocido al rescoldo, acompañado de falso caviar de tapioca en salsa cítrica, reviro y guarnición de tubérculos ancestrales. Este plato fue el ganador del premio 2024 a la gastronomía argentina, otorgado por Prix Baron B, y es un reflejo de la rica tradición culinaria del litoral argentino.
El Margay Lodge de Selva es mucho más que un destino de lujo en la selva. Es un espacio de regeneración, educación y conexión con la naturaleza, donde cada acción cuenta para proteger uno de los ecosistemas más importantes del planeta. Sin lugar a dudas, este refugio de lujo en el corazón de la selva paranaense ofrece una experiencia única que invita a los visitantes a convertirse en agentes activos de conservación y a vivir la naturaleza de una manera auténtica y responsable.