Por Agroempresario.com
La decisión de Argentina de levantar la prohibición de exportación de ganado vacuno en pie, vigente durante 52 años, ha generado un fuerte debate en diversos sectores de la economía y la ganadería. La medida, que abre nuevas posibilidades comerciales, ha sido cuestionada por aquellos que argumentan que se está primarizando la actividad, con la consiguiente pérdida de valor agregado. Sin embargo, este tipo de negocio es habitual en otros países productores de carne y, en muchos casos, no está siendo cuestionado.
El presidente de la Secretaría de Agricultura de Argentina expresó en un comunicado que este cambio de política tiene como objetivo fomentar una “mayor competencia dentro de la cadena de ganados y carnes”. De acuerdo con el funcionario, desregular el mercado es parte de una estrategia más amplia de abrir el comercio y diversificar las opciones para los productores locales. Sin embargo, la controversia sobre el impacto de esta medida no tardó en surgir.
Desde la industria ganadera hasta los analistas del sector económico, las opiniones sobre este tema se dividen. En el centro del debate está la preocupación de que la exportación de ganado en pie implique una “primarización” de la producción, es decir, la venta de la materia prima sin procesar que, en este caso, sería la carne. Según algunos críticos, este fenómeno podría perjudicar a los consumidores locales, ya que se reduciría la oferta interna de carne y se podría ver un aumento de precios para la población.
Por otro lado, los defensores de la medida argumentan que la exportación de ganado en pie puede ser una oportunidad para diversificar los mercados de exportación, generar empleo en regiones rurales y mejorar los ingresos de los productores en situaciones complejas como las sequías o las inundaciones, que afectan la producción nacional. De hecho, las primeras proyecciones del sector apuestan a que países como Turquía, Irán y Arabia Saudita serán los principales destinos de la hacienda argentina.
Aunque la exportación de ganado en pie es una práctica común en muchos países, Argentina estuvo fuera de este circuito durante más de medio siglo. En la actualidad, países como Australia, Brasil y Uruguay son grandes exportadores de ganado en pie. Australia, por ejemplo, envía más de 30.000 cabezas de ganado a Asia y Oriente Medio cada año. Francia y Canadá también exportan grandes cantidades de ganado en pie, y Brasil, uno de los socios más fuertes del Mercosur, envía alrededor de 750.000 animales al extranjero anualmente. De hecho, Brasil y Uruguay han desarrollado una industria exportadora robusta que ha fortalecido su economía y ha brindado estabilidad a las comunidades rurales.
Federico Sturzenegger, Ministro de Desregulación y Transformación del Estado de Argentina, defendió la apertura del mercado de ganado en pie, señalando que “esto abre un sinfín de nuevos mercados para el sector ganadero de nuestro país”. Además, explicó que la mayoría de los países ganaderos en el mundo permiten la exportación de ganado en pie y que Argentina no podía seguir excluida de estos mercados, ya que muchas naciones como Canadá y Estados Unidos están activos en esta modalidad de comercio.
A pesar de la creciente demanda de ganado en pie por parte de países de Oriente Medio, Asia y el norte de África, algunos analistas sostienen que esta medida podría tener efectos contraproducentes. La preocupación principal radica en que, al exportar ganado en pie, el país dejaría de generar valor agregado con el procesamiento de carne en su territorio, un sector crucial para el empleo y la economía nacional.
La posibilidad de exportar ganado en pie podría tener un impacto significativo en las economías rurales de Argentina. En áreas remotas, donde la infraestructura de procesamiento es limitada o inexistente, la exportación de ganado en pie podría proporcionar una salida económica para los productores. El director de la Cámara Argentina de Productores de Carne de Res, Nicolás De Simone, subrayó que esta modalidad de exportación podría ofrecer a los criadores de ganado una válvula de escape en épocas de adversidad, como la sequía o las inundaciones, fenómenos que en los últimos años han afectado la producción nacional.
A lo largo de los años, los productores rurales han enfrentado condiciones difíciles debido a la falta de infraestructura en puertos, la variabilidad climática y la competencia en el mercado global. En este sentido, la exportación de ganado en pie se presenta como una solución a corto plazo. Sin embargo, como señaló un productor argentino en una entrevista, la implementación de esta medida en Argentina todavía enfrenta obstáculos logísticos y técnicos, como la falta de puertos habilitados para la carga de animales y la necesidad de adaptar el transporte para cumplir con los estándares internacionales.
Australia, uno de los mayores exportadores de ganado en pie, tiene una larga trayectoria en este tipo de comercio. El modelo australiano, que cumple con estrictos estándares de bienestar animal, ofrece importantes lecciones para Argentina. Las normas australianas exigen que los animales sean transportados en embarcaciones especialmente diseñadas, con sistemas de ventilación y alimentación adecuados. Además, a bordo de los buques se debe contar con personal especializado en bienestar animal, encargado de garantizar que los animales sean tratados de manera adecuada durante el trayecto.
La experiencia de Australia también demuestra que la exportación de ganado en pie genera miles de empleos, tanto en la producción como en el transporte y la logística. Muchas comunidades rurales dependen de este sector para su subsistencia, y la exportación de ganado en pie es una fuente importante de ingresos. No obstante, la industria ha sido objeto de críticas debido a las condiciones de transporte de los animales, lo que ha llevado a la introducción de nuevas regulaciones más estrictas en algunos países.
El futuro de la exportación de ganado en pie en Argentina dependerá de varios factores. En primer lugar, es necesario desarrollar la infraestructura portuaria y de transporte adecuada para satisfacer los estándares internacionales y garantizar el bienestar de los animales. Asimismo, el país debe tener en cuenta las demandas de los mercados importadores, que requieren animales de calidad y preparados para su faena de acuerdo con sus métodos específicos.
El desafío ético en torno al bienestar animal será otro tema central en la discusión. Aunque el mercado global exige condiciones más estrictas en cuanto al trato de los animales, las preocupaciones sobre el transporte de ganado en pie siguen siendo un tema polémico. En este sentido, Argentina tendrá que adaptarse a las exigencias internacionales para poder competir en los mercados más exigentes.