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La producción de forraje enfrenta desafíos significativos durante el invierno, cuando la oferta alimenticia para el ganado disminuye y los costos aumentan. En este contexto, el INTA Bordenave ha presentado Liliana INTA, una nueva variedad de avena forrajera que promete transformar la alimentación ganadera, optimizando costos y aumentando la productividad.
La avena es el principal cultivo forrajero invernal de Argentina, con más de 1.500.000 hectáreas sembradas anualmente. Sin embargo, el éxito de este cultivo no depende solo de la cantidad sembrada, sino también de la calidad genética de las semillas. En este sentido, el INTA ha desarrollado, a través de su programa de mejoramiento genético, una variedad de avena que se destaca por su alto rendimiento, resistencia a enfermedades y excelente capacidad de rebrote: Liliana INTA.
Liliana INTA no sólo destaca por su excelente potencial de biomasa, sino también por su capacidad para rebrotar rápidamente, lo que permite aprovechar mejor el cultivo y reducir los costos de la ración alimenticia del ganado. Según Fernando Giménez, investigador del INTA Bordenave, una de las principales ventajas de esta variedad es su tolerancia a las enfermedades, lo que disminuye la necesidad de tratamientos agroquímicos y favorece un manejo más sostenible del cultivo.
Además, la avena Liliana INTA se adapta rápidamente a condiciones climáticas diversas, lo que la convierte en una opción ideal para productores ganaderos, especialmente en el centro y norte de la región Pampeana, donde la demanda de forraje es elevada. Esta variedad permite siembras tempranas y mantiene una alta tasa de producción, incluso durante los meses más fríos del año.
El avance de la genética de la avena ha sido significativo, y Liliana INTA refleja este progreso. En los últimos años, el INTA ha logrado aumentar la productividad de la avena en un 4 a 5% con cada nueva variedad, mejorando considerablemente la rentabilidad de los productores. Actualmente, el 90% de las variedades de avena cultivadas en Argentina provienen de los programas de mejoramiento del INTA, lo que demuestra el impacto que este trabajo tiene en la productividad del sector.
Con Liliana INTA, los productores ganaderos cuentan ahora con una herramienta más para enfrentar los desafíos de la alimentación animal en invierno, reduciendo costos y mejorando la previsibilidad y eficiencia en la producción forrajera.