Por Agroempresario.com
En medio de un desplome generalizado de los mercados bursátiles internacionales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió con firmeza su política arancelaria y apuntó directamente contra China, a la que acusó de ser “el mayor abusador” en materia comercial. La tensión volvió a escalar después de que Pekín anunciara nuevas tarifas sobre productos estadounidenses, intensificando una guerra comercial que amenaza con impactar negativamente a la economía global.
A través de su cuenta en Truth Social, Trump cargó contra las represalias chinas, afirmando que el gigante asiático no comprendió su advertencia previa dirigida a los “países abusadores”, en la que los instaba a no responder con medidas similares. “¡Han ganado suficiente, durante décadas, aprovechándose del Buen y Viejo EE.UU.! Nuestros antiguos ‘líderes’ son los verdaderos culpables de permitir que esto ocurriera. ¡HAGAMOS AMÉRICA GRANDE OTRA VEZ!”, escribió el mandatario, reiterando su retórica proteccionista y nacionalista.
El cruce se dio luego de que China impusiera aranceles del 34% a una serie de productos estadounidenses, como represalia por las medidas equivalentes adoptadas por Washington. La respuesta de Trump no se hizo esperar. El presidente defendió su estrategia arancelaria alegando que ya está generando beneficios tangibles para la economía estadounidense.
“Los precios del petróleo han bajado, las tasas de interés también han bajado (¡la Reserva Federal debería recortarlas aún más!), los precios de los alimentos han caído, NO HAY INFLACIÓN, y Estados Unidos está recibiendo miles de millones de dólares cada semana gracias a los aranceles ya aplicados”, afirmó el mandatario. Además, presionó nuevamente a la Reserva Federal para que reduzca las tasas de interés, como parte de una estrategia coordinada para estimular la economía.
En su discurso, Trump insistió en que los aranceles son la única herramienta eficaz para corregir los desequilibrios comerciales “masivos” con China, la Unión Europea y otros países. En esa línea, enfatizó que su política busca revertir décadas de malas decisiones que, según él, han perjudicado a los trabajadores y productores estadounidenses.
Desde el otro lado del mundo, la respuesta no tardó en llegar. El Ministerio de Asuntos Exteriores de China denunció que Estados Unidos está incurriendo en prácticas de “unilateralismo, proteccionismo e intimidación económica”. En conferencia de prensa, el vocero Lin Jian advirtió que la política de “Estados Unidos primero” está desestabilizando las cadenas globales de producción y suministro, y afectando de manera directa la recuperación económica mundial.
“El hecho de anteponer los intereses estadounidenses a las normas internacionales sacrifica los intereses legítimos de otras naciones, en especial los de los países en desarrollo”, afirmó Lin. El funcionario advirtió además que estas políticas ponen en riesgo los objetivos de desarrollo sostenible establecidos en la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
En paralelo, el gobierno chino anunció nuevas contramedidas. Suspendió las importaciones de sorgo, aves de corral y harina de hueso de determinadas empresas estadounidenses, e impuso mayores controles sobre la exportación de minerales de tierras raras, esenciales para industrias tecnológicas y energéticas.
Además, China presentó una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), en busca de apoyo multilateral frente a lo que considera una escalada injustificada de Washington.
Pese al conflicto, funcionarios chinos se reunieron durante el fin de semana con representantes de grandes empresas estadounidenses, como Tesla, GE Healthcare y Medtronic, para calmar los ánimos y evitar que la guerra comercial afecte de forma irreversible las inversiones extranjeras. En ese encuentro, el viceministro de Comercio, Ling Ji, aseguró que China sigue comprometida con la apertura económica y llamó a las compañías a preservar el diálogo.
“La raíz del problema de los aranceles está en Estados Unidos”, expresó Ling, quien también instó a las empresas estadounidenses a tomar una postura activa frente al conflicto y a contribuir al mantenimiento de cadenas de suministro estables.
Por su parte, el diario oficial del Partido Comunista Chino, People’s Daily, publicó una editorial desafiante donde afirmó que, aunque los nuevos aranceles podrían causar daños, “el cielo no se caerá”. El medio aseguró que el país cuenta con herramientas para enfrentar la situación y proteger su economía.
A nivel global, los mercados financieros reflejaron la creciente incertidumbre. Las bolsas de Hong Kong y Shanghai registraron caídas significativas, mientras que en Wall Street se observó una fuerte volatilidad. El temor a una recesión global volvió a instalarse entre los inversores, que esperan señales claras sobre una posible tregua entre las dos potencias.
La posibilidad de una reunión entre Donald Trump y su par chino Xi Jinping genera expectativa, aunque desde el Ministerio de Asuntos Exteriores chino evitaron confirmar si existe una agenda concreta. “La presión y las amenazas no son la forma correcta de tratar con China”, reiteraron las autoridades.
China es actualmente el tercer mayor destino de las exportaciones estadounidenses, con un total de ventas de 144.600 millones de dólares durante 2024. En contraste, las exportaciones chinas hacia EE.UU. sumaron 439.700 millones de dólares, dejando en evidencia el profundo desequilibrio que alimenta el conflicto.
La escalada arancelaria entre China y Estados Unidos no solo tensiona el comercio bilateral, sino que también amenaza con desencadenar un efecto dominó sobre el resto del mundo, especialmente sobre las economías emergentes que dependen de exportaciones industriales, energéticas y agrícolas.
Con los mercados tambaleando, y las cadenas de suministro globales bajo presión, el conflicto promete seguir en el centro de la agenda económica internacional en los próximos meses.