Por Agroempresario.com
La decisión del Gobierno nacional de avanzar con la salida del cepo cambiario generó múltiples reacciones en el ámbito económico y político. Una de las voces más destacadas fue la de Hernán Lacunza, exministro de Economía durante la presidencia de Mauricio Macri, quien aseguró que la medida es “audaz, pero no temeraria”, y que tendrá un impacto positivo en el mediano y largo plazo. Durante una entrevista en Comunidad de Negocios (LN+), el economista brindó un análisis en profundidad sobre el nuevo esquema de bandas para contener el dólar entre los $1000 y $1400 y evaluó sus implicancias macroeconómicas para la Argentina.
Lacunza comenzó su exposición destacando que la eliminación de las restricciones al acceso al mercado de cambios era una "materia pendiente" para el oficialismo, que ya había avanzado en el orden fiscal y monetario. “Se empieza a rendir mañana con la remoción inicial del cepo. Pero no quita que sea una buena noticia normalizar una economía que venía patas para arriba”, afirmó.
El exministro planteó que el levantamiento del cepo cambiario llega en un momento complejo, pero necesario. “Lo podrían haber hecho el año pasado, pero el Gobierno estaba cómodo en una esquina de estabilidad: dólar calmo, inflación en baja y sin sobresaltos. Esa estrategia funcionó durante 15 meses, pero hace más de un mes empezó a flaquear. Se perdieron US$2500 millones en reservas en solo tres semanas, la brecha cambiaria se duplicó y el riesgo país escaló de 600 a 1000 puntos. No es el mejor momento, pero tampoco había mucho margen de espera”, explicó.
Consultado sobre el efecto que tendrá la medida en la economía real, Lacunza fue claro: “El tipo de cambio va a ser más alto y eso va a trasladarse a precios. Vamos a tener un chispazo inflacionario, ni siquiera diría un fogonazo. Será transitorio y va a durar un par de meses”. A pesar del efecto inicial negativo sobre la inflación y el consumo, el economista considera que la apertura del mercado cambiario es una condición necesaria para atraer inversiones y fomentar el crecimiento a futuro.
“Si querés que alguien traiga dólares, necesitás poder decirle que se los puede llevar. Eso genera confianza. La Argentina no puede vivir en estado de excepción permanente. Hay que salir del cepo para jugar en la misma liga que los países que funcionan normalmente”, sostuvo.
Asimismo, destacó como algo “poco frecuente” que un gobierno priorice medidas estructurales con impacto a largo plazo en vez de pensar solamente en los efectos inmediatos, más aún en un año electoral.
Las declaraciones de Lacunza generaron reacciones dentro del propio oficialismo. El presidente Javier Milei no tardó en responder por redes sociales. “Sos un mentiroso”, escribió en su cuenta de X (ex Twitter), y lo acusó de difundir versiones falsas sobre negociaciones internas. El mandatario incluso reveló una supuesta conversación entre Lacunza y un presidente de una institución financiera en la que el economista habría compartido información confidencial, más tarde desmentida.
Luis Caputo, ministro de Economía, también se expresó en la misma red social. “La salida del cepo iba a ser cuando lográramos acordar los montos”, aclaró, y agregó que el diseño del régimen de bandas ya estaba planeado desde agosto de 2024. “Lamento tener que desmentir así a alguien a quien tengo aprecio, pero es lo que corresponde. Dejemos las mentiras para los kirchneristas”, sentenció.
Lacunza insistió en que el verdadero desafío para el Gobierno no será lo que ocurra el primer día, sino cómo evolucione el mercado en las próximas semanas. “Lo importante no es lo que pase mañana, sino el precio del dólar dentro de 15 días. Ahora hay que buscar una zona sin volatilidad”, señaló. En este sentido, explicó que, al desaparecer el crawling peg, el rol del “piloto humano” –en referencia al Banco Central– cobrará mayor relevancia.
“Ahora se trata de decidir cuánto dejar deslizar el dólar, cuánto intervenir con reservas y cuánta inflación se está dispuesto a tolerar. Es un juego más artístico que automático. La clave será estabilizar las expectativas en un número que dé previsibilidad”, reflexionó.
El economista cerró su intervención subrayando la necesidad de avanzar con reformas estructurales y dar señales claras de previsibilidad hacia el futuro. “Todavía estamos en etapa de normalización. El Fondo Monetario Internacional impulsa a la Argentina hacia un régimen monetario terrenal, con competencia de monedas pero sin eliminar el peso. No se trata de una dolarización plena, sino de dar libertad para elegir y mover el capital. Y eso requiere converger hacia una economía más sana y ordenada”, explicó.
También planteó que el esquema actual es un puente hacia un modelo más sólido. “El Fondo también induce a pensar en políticas monetarias a largo plazo. Para eso hay que pensar en cuál será la pista de aterrizaje. Y eso incluye reformas estructurales. Esa es la Argentina del camino normal, donde no está el riesgo de que venga alguien a borrar todo y empezar de cero”, concluyó Lacunza.
La discusión sobre el cepo cambiario, su levantamiento y sus consecuencias recién empieza. Pero lo cierto es que la economía argentina se mueve nuevamente en un terreno de incertidumbre, aunque con señales de que el rumbo de apertura y normalización puede, con tiempo y consistencia, convertirse en un sendero de crecimiento.