Por Agroempresario.com
La cerealera Vicentin, una de las firmas más emblemáticas del agro argentino, atraviesa un momento crítico, pero comienza a vislumbrar una posible salida. Luego de haber paralizado hace diez días sus plantas industriales de Ricardone y Avellaneda, ubicadas en la provincia de Santa Fe, la compañía comunicó que podría reactivar ambas instalaciones en breve. Esta posibilidad se abriría gracias a una propuesta de la Unión Agrícola Avellaneda y de Bioenergías SA para retomar la producción bajo la modalidad de fasón, es decir, el procesamiento de mercadería por cuenta de terceros.
El cierre de las plantas había generado un fuerte impacto en el sector agroindustrial y encendido las alarmas entre los aproximadamente 1300 trabajadores que dependen de la empresa. La decisión fue tomada tras no lograr cerrar nuevos contratos de producción, en un contexto de alta incertidumbre judicial, luego de que la Corte Suprema de Santa Fe rechazara la homologación del concurso de acreedores de la firma.
“Ante la imposibilidad de obtener contratos de fasón en tiempo oportuno para cumplir regularmente con los compromisos de la sociedad, y en espera de poder revertir la situación una vez que la incertidumbre del proceso judicial sea resuelta, se ha decidido proceder al cierre seguro de todas las plantas”, había comunicado Vicentin.
Sin embargo, en la última semana comenzaron a gestarse reuniones clave. Según informó la empresa, tanto la Unión Agrícola Avellaneda como Bioenergías SA manifestaron en una audiencia formal su intención de continuar con la producción de girasol y etanol, respectivamente, en las plantas afectadas. Además, ambas compañías ofrecieron un adelanto del 50% sobre el precio de sus fasones, lo cual permitiría no solo reiniciar la actividad, sino también comenzar a regularizar el pago de salarios.
De concretarse el acuerdo, Vicentin estaría en condiciones de abonar un 25% de los sueldos correspondientes al mes de marzo y proyectar otro 25% para fines de abril. También podría cubrir compromisos urgentes como energía, transporte, insumos y aportes patronales.
“Este principio de acuerdo entre empresa, trabajadores, clientes y sector público —todavía insuficiente para superar la grave situación actual— puede representar el principio de una salida racional hacia la estabilidad que toda la comunidad necesita”, expresó la compañía en un comunicado.
No obstante, la reactivación está sujeta a la confirmación formal de las condiciones por parte de los clientes y al visto bueno de los sindicatos y el personal fuera de convenio. Mientras tanto, Vicentin continúa a la espera de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación tome el caso tras haber presentado un recurso extraordinario. La cerealera aún tiene esperanzas de obtener una resolución favorable que le permita dejar atrás un proceso judicial iniciado en 2020 y avanzar hacia la normalización de sus operaciones.