Por Agroempresario.com
En plena búsqueda de equilibrio personal y profesional, Celeste Mangiardi transformó un momento de reinvención en una historia de éxito empresarial. Psicóloga de formación y con años de experiencia en la industria farmacéutica, decidió dar un giro radical a su vida durante la pandemia y creó TICA, una empresa argentina de cosmética natural, sustentable y de triple impacto, que este año proyecta alcanzar una facturación de $1.000 millones.
Fundada en 2021, TICA se posiciona como una marca innovadora en el cuidado de la piel, con una propuesta basada en productos 100% naturales, biodegradables, libres de sustancias tóxicas, cruelty-free y con envases reutilizables o reciclables. Además, la empresa tiene un fuerte compromiso con la inclusión social y la regeneración ambiental, colaborando con organizaciones como Un Árbol y promoviendo el trabajo de mujeres en situación de vulnerabilidad.
La génesis del proyecto no fue casual. Mangiardi, madre de tres hijos, atravesaba una etapa de reflexión durante el confinamiento. “Me harté del trabajo corporativo. No podía innovar ni adaptarme al cambio. Quería algo que me permitiera estar con mis hijos y hacer lo que me apasiona”, cuenta. Fue entonces cuando, inspirada por un viaje a Costa Rica y la conexión con el estilo de vida de los “ticos”, nació la idea de crear una marca que llevara ese espíritu natural y consciente al cuidado personal. Así surgió el nombre TICA, en homenaje a esa cultura y su respeto por el medio ambiente.
Desde su origen, TICA opera bajo un modelo 100% online, sin oficinas físicas ni locales comerciales. Su canal principal es el e-commerce, y actualmente llega a consumidores en toda la Argentina. El 95% de su clientela está compuesta por mujeres que valoran los productos libres de tóxicos y buscan un estilo de vida saludable.
“Ofrecemos mucho más que cosmética. Educamos sobre bienestar integral, la relación entre alimentación, emociones y piel. Nuestros canales digitales están llenos de contenido para inspirar hábitos saludables”, explica Mangiardi, quien también lidera un espacio de coaching de salud y bienestar.
En términos de impacto ambiental, TICA se diferencia por el uso exclusivo de ingredientes naturales, sin parabenos, siliconas ni microplásticos. Utiliza principalmente envases de vidrio, y en casos como el protector solar, emplea plástico reciclable. Cada venta tiene un propósito: por cada producto vendido, la empresa financia la plantación de un árbol y la capacitación de mujeres para proyectos de regeneración ecológica.
El impacto social también es parte de su ADN. Los accesorios de la marca (como esponjas o toallas) son confeccionados por mujeres que trabajan en talleres comunitarios, generando empleo digno y fortaleciendo economías locales.
En términos financieros, el crecimiento ha sido vertiginoso. Con una inversión inicial de US$ 10.000, TICA facturó $2 millones en 2022, creció a casi $300 millones en 2023 y proyecta cerrar 2024 con $1.000 millones en ventas, lo que representaría un crecimiento anual del 65%.
“Estamos en una etapa de expansión. Ya validamos el modelo en Argentina y ahora nos enfocamos en internacionalizar la marca”, comenta la fundadora. La primera fase de esta estrategia apunta a países como México, Uruguay, Paraguay, Colombia y Perú, donde ya se están evaluando canales de distribución y alianzas comerciales.
Además de ampliar el alcance geográfico, la empresa está desarrollando nuevas líneas de productos, siempre bajo los principios de sostenibilidad y salud. Entre las prioridades están nuevos formatos sólidos (como champús y acondicionadores), líneas especiales para distintos tipos de piel y una propuesta enfocada en hombres, que actualmente representan solo una pequeña parte del público.
“Queremos seguir creciendo sin perder nuestra esencia. Ser una empresa con propósito, que inspire a las personas a cuidar su cuerpo y al planeta”, asegura Mangiardi. Entre los objetivos a corto plazo también figura mantener la certificación como Empresa B, un sello que avala el compromiso con el triple impacto: económico, ambiental y social.
Con una comunidad sólida, una propuesta coherente y una mirada puesta en el largo plazo, TICA se consolida como un ejemplo de que es posible hacer negocios de otra manera. Una manera más humana, más natural y más consciente. En palabras de su fundadora: “La belleza puede ser un acto de amor por uno mismo y por el mundo que habitamos”.