Por Agroempresario.com
En los campos áridos y semiáridos de Los Llanos de La Rioja, donde el calor extremo y la escasa disponibilidad de agua imponen límites a la producción ganadera, una alternativa forrajera empieza a marcar la diferencia. Se trata del buffel grass (Cenchrus ciliaris), una pastura megatérmica que, gracias a su rusticidad y valor nutricional, se consolida como una herramienta estratégica para mejorar la alimentación del rodeo, potenciar la productividad por hectárea y conservar los recursos naturales.
Esta especie, introducida y evaluada en profundidad por un equipo de especialistas del INTA La Rioja, ha demostrado una alta capacidad de adaptación a las condiciones del norte argentino. Su incorporación en los sistemas productivos permite no solo mejorar la oferta de forraje en épocas críticas, sino también restaurar suelos degradados y reducir la presión sobre los pastizales naturales.
El buffel grass se destaca por su tolerancia a la sequía, su capacidad de rebrote y su valor nutricional, lo que lo convierte en una excelente opción para alimentar bovinos en zonas donde otras especies forrajeras no prosperan. “En regiones con suelos empobrecidos y lluvias escasas, este pasto ofrece una alternativa concreta para incrementar la productividad sin comprometer el ecosistema”, explicó Karina Leal, investigadora del INTA.
Uno de los cultivares más utilizados es el Texas 4464, que mostró excelentes resultados en cuanto a persistencia, calidad de forraje y adaptación al pastoreo. Su rusticidad permite aprovechar áreas marginales y, con un manejo adecuado, sostener cargas animales más elevadas durante todo el año.
La siembra de buffel grass requiere una planificación cuidadosa. Los técnicos del INTA recomiendan preparar bien el terreno para minimizar la competencia con malezas y realizar la siembra en momentos donde haya humedad suficiente en el perfil del suelo, preferentemente durante la temporada de lluvias. El seguimiento en las etapas iniciales es clave para asegurar una buena implantación.
Una vez establecida, esta gramínea perenne permite una utilización sostenible, integrándose con los recursos forrajeros naturales del monte. Al brindar cobertura vegetal durante todo el año, mejora la salud del suelo, reduce la erosión y favorece la infiltración de agua, aspectos fundamentales en zonas con alta fragilidad ecológica.
La incorporación del buffel grass en los esquemas ganaderos tiene un impacto directo en la eficiencia productiva. Con una mayor disponibilidad de alimento durante las etapas críticas del año, los rodeos mantienen mejores condiciones corporales, lo que se traduce en aumentos en los índices de destete, ganancias de peso y, en consecuencia, en la producción de carne por hectárea.
Esta pastura no solo contribuye a una ganadería más rentable, sino que también permite avanzar hacia modelos de producción más sostenibles y resilientes. Con un manejo planificado, el buffel grass puede transformar suelos improductivos en superficies útiles, integrando la conservación ambiental con el desarrollo ganadero.