Por Agroempresario.com
El reciente decreto 196/2025, impulsado por el Gobierno nacional con el objetivo de facilitar la importación de vehículos fabricados en el exterior, generó una ola de expectativas en la industria automotriz. Sin embargo, a más de un mes de su publicación en el Boletín Oficial, la reglamentación técnica que permitiría poner en práctica el nuevo sistema todavía no fue emitida. Esta demora encendió luces de alerta en importadoras oficiales y terminales, que advierten por el posible retraso en la llegada de autos que ya han sido encargados a las casas matrices.
“El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) va camino a convertirse en un ente que valide papeles y no se ocupe tanto de ensayos técnicos. Pero hasta que eso ocurra, nos preocupa que está muy demorada la reglamentación técnica para poder homologar los autos que nos asignaron en el cupo y que ya fueron encargados”, advirtieron desde una importadora oficial con vehículos listos para ingresar al país bajo el cupo especial de 50.000 unidades eximidas del arancel extrazona del 35%.
El decreto firmado por el presidente Javier Milei y motorizado por Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, simplifica la obtención de la Licencia de Configuración de Modelo (LCM), uno de los dos documentos clave para autorizar la circulación de un nuevo automóvil en el país. El otro, la Licencia de Configuración Ambiental (LCA), certifica las emisiones del vehículo y depende de la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes.
Hasta la modificación de la Ley Nacional de Tránsito, cada nuevo modelo debía ser sometido a una homologación completa en el INTI, que verificaba elementos de seguridad activa y pasiva. Ahora, el nuevo régimen propone validar la documentación internacional obtenida por los fabricantes en países de “alta vigilancia” en materia de seguridad y medio ambiente.
Estas certificaciones técnicas están reguladas bajo la nomenclatura TRANS/WP29/343, reconocida por Naciones Unidas, y permitirán una homologación “semiautomática” en Argentina. Pero para que eso ocurra, se necesita una reglamentación que defina con precisión el procedimiento a seguir, y que aún no fue publicada.
“El INTI será casi una escribanía”, explicó una fuente cercana al organismo. “La idea es que si el modelo ya cuenta con certificados internacionales emitidos por organismos reconocidos, se valide rápidamente sin repetir los ensayos técnicos. Pero eso necesita un protocolo claro que garantice que el auto que entra al país es idéntico al que tiene la certificación”.
La diferencia entre versiones de un mismo modelo según el mercado de destino no es un tema menor. En el pasado, las modificaciones estaban más ligadas a aspectos mecánicos o normas de emisiones locales. Hoy, con autos repletos de tecnología, conectividad y actualizaciones remotas (OTA), las variantes entre países pueden afectar funcionalidades clave.
Un ejemplo que refleja este tipo de dificultades se da en Uruguay con la importación de autos Tesla provenientes de China. Estos vehículos no pueden conectarse a la red ni actualizarse, ya que no fueron fabricados para operar fuera de Asia. Como resultado, politoimuchas funciones quedan bloqueadas o inutilizables.
En este contexto, también surgieron dudas sobre el nivel de exigencia que tendrá el nuevo sistema respecto a la relación contractual entre el importador y la casa matriz del fabricante. Algunas voces dentro del sector advierten que, si no se especifica este punto, se abriría una ventana para que cualquier importador no oficial consiga las certificaciones en otro país –como Uruguay o Paraguay– y las presente en Argentina, sin haber sido autorizado directamente por la marca.
Esto podría derivar en una desregulación desordenada, en la que ingresen modelos sin control adecuado o sin garantías de servicio posventa, lo cual impactaría negativamente tanto en los consumidores como en la red de concesionarios oficiales.
Desde el Gobierno aseguran que la situación está bajo control. “La reglamentación técnica está lista para publicarse y no debería pasar de fin de mes para que todos tengan acceso a esa documentación”, dijeron fuentes cercanas al Ministerio de Desregulación. No obstante, los actores del sector automotor mantienen la cautela hasta que las normativas estén efectivamente disponibles.
Mientras tanto, los vehículos incluidos en el cupo especial –que representaban una oportunidad para dinamizar el mercado tras años de trabas a la importación– siguen esperando en puertos de origen o en depósitos de fábricas. “El riesgo es que algunos de esos autos pierdan actualidad o valor comercial si la demora se extiende. Eso ya nos ha pasado antes y queremos evitarlo a toda costa”, explicaron desde una cámara que agrupa a importadores.
Así, el cambio de reglas que prometía agilidad, transparencia y menor carga impositiva aún no se traduce en resultados concretos. El sector sigue a la espera de una reglamentación que destrabe un proceso clave para reactivar el parque automotor argentino y ofrecer a los consumidores mayor variedad, calidad y tecnología en las vidrieras de los concesionarios.