Trigo 2025: el abecé para afinar la estrategia sin descuidar ningún detalle

Con la rentabilidad en juego, productores de Aapresid ajustan cada variable para enfrentar una campaña clave

Trigo 2025: el abecé para afinar la estrategia sin descuidar ningún detalle
jueves 24 de abril de 2025

Por Agroempresario.com 

La campaña triguera 2025 se perfila como una verdadera prueba de estrategia para los productores argentinos. Frente a un escenario donde el clima y la economía juegan roles inciertos, las decisiones agronómicas deben ser meticulosas, casi quirúrgicas. Así lo reflejan las experiencias y previsiones compartidas por técnicos y productores de los Nodos Regionales de Aapresid en Litoral, Centro y Sur del país, que ya están afinando cada detalle: desde la elección del cultivo hasta la fertilización y la comercialización anticipada.

En el centro bonaerense, Federico Botti, referente de la ATR Regional 25 de Mayo, señaló que el doble cultivo continúa siendo atractivo, especialmente cuando la soja de segunda muestra un buen comportamiento. Sin embargo, el maíz comienza a ganar terreno como una alternativa más rentable. “La comercialización es el gran desafío: hay que capturar precios en el momento oportuno, no esperar a la cosecha”, advirtió.

trigo

Uno de los factores más condicionantes en esta ecuación es el costo del alquiler. Botti explicó que, en campos arrendados, si el canon sube de 12 a 18 quintales por hectárea, el rinde de indiferencia debe pasar de 4800 a 5300 kilos para que el trigo sea económicamente viable. En este contexto, la presión por lograr rendimientos altos se intensifica.

Más al sur, en la Regional Aapresid Bahía Blanca, Martín Dumrauf proyectó márgenes brutos con un trigo valuado en US$220 por tonelada. Según sus estimaciones, en campos con alquileres de US$200 por hectárea, recién a partir de los 3000 kilos por hectárea comienza a haber rentabilidad. En cambio, si el alquiler baja a US$90 por hectárea, con rendimientos de 2500 kilos ya se puede obtener una ganancia.

La necesidad de un rinde que acompañe abre el juego a otras opciones. Botti planteó la camelina como alternativa interesante, sobre todo cuando no se puede sembrar trigo en fechas óptimas. “Se siembra en junio, se cosecha en noviembre, genera ingresos y además reduce el uso de agroquímicos al competir eficientemente con malezas”, detalló.

En esa misma línea, Dumrauf apuntó que cuando el trigo no cierra por precio o manejo, la cebada aparece como la opción más directa. “En 2015 sucedió eso y la superficie de cebada se disparó. También hay espacio para avena forrajera, en especial en campos mixtos”, explicó.

En el Nodo Litoral, Rodrigo Penco, ATR de la Regional Aapresid Paraná, prevé que el trigo seguirá firme en la campaña 2025/26. No obstante, observa un creciente interés por cultivos como camelina, carinata, colza o canola. “Son opciones interesantes, pero todavía presentan rendimientos más inestables. Requieren más manejo y asunción de riesgos”, analizó. Cuando el agua escasea al momento de la siembra, la salida más habitual en Entre Ríos es apostar por maíz temprano o soja de primera.

Lo que dejó 2024

La campaña anterior dejó múltiples aprendizajes. En el Nodo Centro, a pesar de una siembra con escasas lluvias y un septiembre complejo, el buen cierre climático permitió superar los 5200 kilos por hectárea, superando el promedio histórico de 4800 kilos. “Fue clave que no hubo heladas durante el período crítico del cultivo”, remarcó Botti.

En el sur bonaerense, el panorama climático fue más exigente. La falta de agua en septiembre y octubre puso en jaque a los cultivos, pero las lluvias de noviembre salvaron parcialmente la situación. Dumrauf informó que los rindes oscilaron entre 1500 y 5000 kilos por hectárea, con un promedio de 2500.

trigo

En el Litoral también hubo una marcada variabilidad, con rindes que oscilaron entre 1000 y 5500 kilos por hectárea, y un promedio de 3000 a 3200. El retraso en la cosecha de soja de segunda y la demora de las lluvias hasta junio afectaron la siembra de trigos de ciclo largo.

En cuanto a la elección de variedades, en el Nodo Centro se apostó principalmente a ciclos intermedios en la primera quincena de junio, y ciclos cortos desde finales de junio hasta principios de julio. Sin embargo, la falta de agua dificultó esta distribución, y los trigos de ciclo largo, que suelen rendir más, se vieron particularmente afectados.

En Bahía Blanca, Dumrauf indicó que se continúan usando variedades de ciclo largo, que se adaptan bien al frío y se siembran entre mayo y junio. En Entre Ríos, se optó por ciclos largos y cortos según el lote y la disponibilidad hídrica. “La genética evolucionó mucho. Se buscan variedades resistentes a roya y mancha amarilla, lo que permite reducir el uso de fungicidas”, sostuvo Penco.

Fertilización a medida

Los análisis de suelo se consolidaron como la base para definir estrategias de fertilización. En los Nodos Centro y Sur, se aplicaron dosis de nitrógeno tanto a la siembra como en macollaje, con rangos de entre 60 y 120 kilos por hectárea, según el ambiente. Se sumaron también aplicaciones de fósforo, azufre y, en algunos casos, zinc foliar, que mejora la eficiencia del nitrógeno y la tolerancia al estrés.

La fertilización variable avanza especialmente en ambientes heterogéneos, ajustando dosis en base a mapas de rendimiento y potencial productivo. En el Litoral, sin embargo, el manejo de nutrientes es más conservador, condicionado por la recarga hídrica de febrero y la logística de aplicación.

Malezas en alerta

El raigrás resistente es una preocupación transversal. En 25 de Mayo, Botti destacó que se controla bien con posemergentes, aunque hay alerta por el avance de crucíferas como nabo y nabón. “La clave es anticiparse, planificar cada lote con tiempo”, aconsejó.

En Bahía Blanca, Dumrauf fue más contundente: “El gran drama es el raigrás resistente a glifosato y cletodim”. Frente a esto, se generalizó el uso de preemergentes y combinaciones con glufosinato. La rotación con cebada o avena, y el uso de cultivos de servicios, también colaboran en el control.

En Entre Ríos, el trigo es valorado como herramienta para limpiar el lote previo a la gruesa, especialmente contra yuyo colorado. Sin embargo, el raigrás resistente y la avena negra siguen generando dolores de cabeza. “Rotación, fechas ajustadas y densidades óptimas son claves para evitar escapes”, concluyó Penco.

En definitiva, la campaña triguera 2025 será una de decisiones complejas, con múltiples variables en juego. Pero también representa una oportunidad para consolidar estrategias de manejo sustentables, eficientes y adaptadas a cada ambiente. Porque en tiempos de márgenes ajustados, cada detalle cuenta.



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