Por Agroempresario.com
Alejandro Vázquez baja unos tonos cuando nombra a su padre. No es una pausa de nostalgia, sino de reconocimiento.
—Maestro mayor de obra. Pero hizo de todo —recuerda.
Construcción, taxi, rotisería. Un hombre de oficio, siempre dispuesto a construir futuro con lo que tuviera a mano. Esa actitud de hacer, de resolver, marcó sin palabras el camino de su hijo, quien terminaría construyendo una plataforma tecnológica que revolucionará el comercio online en América Latina: Tiendanube.
Vázquez, cofundador y presidente de la empresa, comparte sus orígenes con humildad. Su madre, trabajadora en una empresa gráfica en el área de recursos humanos, tampoco tenía estudios formales. Creció en una casa donde el sacrificio era parte del paisaje cotidiano, y donde soñar con estudios superiores parecía casi un exceso.
—La carrera me fascinaba. Era negocios aplicados al mundo tecnológico. Pero era privada, y estaba muy lejos de nuestro alcance —relata sobre su ingreso al ITBA gracias a una beca.
Ese fue el primer salto. En su familia se apoyaba el deseo de progresar, pero no siempre se comprendía del todo esa pulsión por crear algo que no existía. ¿De dónde venía entonces ese fuego?
Apenas ingresó a la universidad, Vázquez se sumó a una ONG universitaria que organizaba eventos internacionales en Buenos Aires.
—Todo lo armamos de cero. Convocamos a líderes del mundo social, político y empresarial. Fue mi primera experiencia como emprendedor.
Ese caos organizado fue su primer espejo. Descubrió que le gustaba liderar, pensar en grande, crear algo de la nada. Y, sobre todo, que no estaba solo. Rodeado de otros estudiantes que compartían esa energía, surgió el primer intento: Link Store, un marketplace que buscaba conectar redes sociales con transacciones comerciales.
La idea era novedosa: vender una bici no a un extraño, sino a alguien conectado por conocidos. Pero el proyecto falló.
—Le erramos en la ejecución. No había modelo de negocio. Intentamos encontrar nichos, pero no funcionó.
Aunque el fracaso dejó aprendizajes. Algunos usuarios comenzaron a usar Link Store para mostrar productos, desde remeras hasta artesanías. Fue entonces que surgió la verdadera chispa:
—Nos dimos cuenta de que había emprendedores que necesitaban una herramienta sencilla para vender online.
De esa necesidad, en 2010, nació Tiendanube: una plataforma que permitía, de manera simple y accesible, abrir una tienda online sin saber de tecnología.
El ecosistema de inversión en ese momento era escéptico.
—Nos decían: “Nos gusta el equipo, pero no creemos que esto vaya a ser importante” —recuerda.
La lección fue clara: no intentar educar al mercado, sino ser la mejor opción para quienes ya entendían el valor del comercio electrónico. Fue una cuestión de supervivencia, pero también de estrategia.
Mientras la mayoría del comercio seguía siendo físico, Tiendanube apostó a quienes sí creían en el mundo digital. Y cuando la oportunidad creció, ellos ya estaban listos.
Hoy, Tiendanube es la mayor plataforma de e-commerce en América Latina, con más de 160.000 tiendas activas y presencia en Argentina, Brasil, México y Colombia.
—Todavía me asombra. A veces miro atrás y digo: “wow”.
Ese “wow” no tiene aires de gurú tecnológico. Es el asombro genuino de quien reconoce todo lo que pudo haber salido mal en el camino. El caos no desapareció, pero el propósito siempre fue su brújula: ayudar a los emprendedores a construir sus negocios digitales.
El recorrido hacia el éxito no fue una línea recta. Tiendanube realizó varias rondas de inversión hasta alcanzar una valuación de 500 millones de dólares, pero siempre bajo una filosofía austera.
—Cuando te sobra plata, hacés cosas que no tienen tanto sentido. La escasez te obliga a priorizar.
En tiempos de abundancia resistieron la tentación de gastos superfluos. Esa disciplina silenciosa, nunca usada como argumento de marketing, fue clave para su solidez actual.
La llegada de la pandemia en 2020 aceleró de manera histórica el comercio electrónico.
—Antes de la pandemia, sólo el 5% del comercio era online. Después subió al 10%. Hoy estamos cerca del 15% —explica Vázquez.
Tiendanube estaba preparada. Mientras otras empresas improvisaban, su plataforma ya era robusta, simple y accesible para miles de emprendedores que de un día para otro necesitaban digitalizarse.
—Fue un salto sin retorno. El comercio online se consolidó. Y nosotros estábamos listos para acompañarlo.
Hoy, Tiendanube enfrenta un escenario diferente: el mercado es más competitivo, las herramientas digitales son más accesibles, pero también el emprendedor enfrenta más ansiedad y vértigo.
—Queremos seguir siendo ese aliado que entiende lo difícil que es empezar. Que no asuste con la tecnología.
Ese espíritu de acompañamiento, más que de imposición, sigue siendo el eje de la propuesta de valor de Tiendanube.
En el relato de Alejandro Vázquez no hay grandilocuencia ni épica desmedida. Hay trabajo, aprendizaje y resiliencia. Hay también una raíz profundamente argentina: ese ver a su padre cambiar de rubro, reinventarse una y otra vez, sembró la semilla de lo que sería su propia vida emprendedora.
—A veces, en medio del quilombo diario, me olvido de todo lo que logramos. Pero después miro para atrás y pienso: esto lo hicimos nosotros. Con nuestras manos. Como mi viejo.
Tiendanube no fue producto de una idea brillante en un garaje de Silicon Valley. Fue, como tantas historias latinoamericanas, el resultado de observar una necesidad real, de construir soluciones desde el esfuerzo y de sostener una misión clara incluso en la incertidumbre.
Hoy, Alejandro Vázquez y su equipo saben que el desafío no es solo crecer más. Es no perder el alma de esa tienda nube que empezó siendo apenas un sueño entre amigos.