Por Agroempresario.com
Durante su exposición en el ciclo de coyuntura organizado por la Bolsa de Comercio de Córdoba, el CEO de Cresud, Alejandro Elsztain, dejó un mensaje esperanzador para el agro argentino. “Va a cambiar todo, habrá un recorrido productivista muy importante”, afirmó el empresario, quien lidera una de las compañías más grandes del sector agropecuario en América Latina.
Elsztain, que se definió como “muy optimista”, aseguró que el campo argentino “tendrá buenos resultados, no excelentes, pero ya empieza a recibir dólares directamente, lo que antes no ocurría”. En ese sentido, indicó que aún con las dificultades macroeconómicas, “si sobrevivimos vendiendo a US$170 la tonelada, con US$270 los números cierran”.
Cresud, que actualmente produce sobre unas 800.000 hectáreas distribuidas en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay, es la única empresa agropecuaria que cotiza tanto en la Bolsa de Buenos Aires como en el Nasdaq. Cada año, la firma vende un promedio de 2,4 campos y 17.000 hectáreas, lo que representa un 3% de su portafolio. “Invertimos, ponemos en valor y cuando el campo está en excelentes condiciones, vendemos y empezamos de nuevo”, explicó Elsztain.
En su análisis, el empresario remarcó que el sector todavía no desplegó todo su potencial, aunque vislumbra un futuro cercano con un fuerte impulso: “Con una macroeconomía estabilizada, se podrá hacer mucho”. Como ejemplo, trazó una comparación con Brasil. “En 2006, cuando desembarcamos, producían 60 millones de toneladas de soja y nosotros 50. Hoy ellos llegan a casi 170 millones y nosotros seguimos estancados”, lamentó.
La expectativa de cambio, según Elsztain, no es solo una expresión de deseo. Planteó una hoja de ruta que contempla la incorporación de tecnología, el uso de maquinaria propia, y un mayor cuidado del suelo. “Cuando visitás estancias en Brasil parece que estás en la NASA. Eso es lo que viene: más inversión, más ciencia y más profesionalización”, afirmó.
Además, subrayó la importancia de avanzar hacia una mayor federalización, incentivando a que los productores vivan cerca de la tierra que trabajan, como sucede en Brasil. También mencionó la necesidad de rebalancear la relación entre maquinaria propia y contratistas.
Respecto al vínculo del Gobierno nacional con el empresariado, indicó que si bien “no hay tanto diálogo directo”, la administración “entiende lo que el sector necesita”. Y celebró los primeros signos de mejora macroeconómica: “Hay desinflación, se estabiliza la economía y el superávit fiscal funciona como ancla”.
Entre los factores clave que permitirán un salto productivo, mencionó:
La unificación cambiaria, “ya casi un hecho”.
La reducción de retenciones, que permitiría mejorar los márgenes.
Incentivos público-privados para infraestructura.
La eliminación de restricciones a la compra de tierras por extranjeros, incluida en el DNU de diciembre de 2023.
Revisión del régimen de patentes y protección de tecnología.
Promociones fiscales a insumos clave como semillas y fertilizantes.
Por último, remarcó que todas estas medidas podrían “mejorar la ecuación de rentabilidad” y aumentar el valor de la tierra, actualmente rezagado en comparación con Estados Unidos y Brasil.
“Hay talento joven, hay escala, hay infraestructura. Lo que falta es tiempo y estabilidad. Pero el cambio viene, y será profundo”, cerró Elsztain con convicción.