Por Agroempresario.com
La campaña agrícola 2025 avanza con señales de recuperación, pero también con nuevos desafíos que surgen desde el océano Atlántico. A diferencia de años anteriores, donde fenómenos como El Niño o La Niña dominaban la escena climática, hoy expertos advierten que el Atlántico —con temperaturas superficiales anómalamente altas— será el gran protagonista del clima en los próximos meses, impactando directamente en los cultivos de trigo, cebada y en la preparación para la campaña gruesa.
Alfredo Elorriaga, consultor climático de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), subrayó que "el Atlántico sigue muy caliente y puede ser nuevamente el factor clave de las lluvias para el próximo ciclo de producción". No se trata de una mera especulación: datos de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) revelan que desde septiembre de 2024 las temperaturas del Atlántico Sur están consistentemente por encima de los valores normales.
El fenómeno conocido como “mancha roja” —por el color con que se representan las altas temperaturas en los mapas climáticos— abarca desde las costas del Río de La Plata hasta buena parte de Sudamérica. “Todos los modelos coinciden en que esta anomalía persistirá, al menos, hasta octubre de 2025”, afirmó Elorriaga. “No hay indicios de un cambio de tendencia en el corto plazo”.
Durante febrero y marzo de este año, el Atlántico jugó un papel fundamental. A pesar de una Niña moderada, las precipitaciones provenientes del este permitieron a la región pampeana recuperar la humedad en los perfiles de suelo, evitando una sequía que sí afectó a provincias como Santiago del Estero y Chaco.
"Sin la intervención del Atlántico, la situación de los cultivos de soja hubiera sido mucho más crítica", sostuvo Elorriaga. El efecto positivo se traduce ahora en rindes que superan las expectativas iniciales.
Sin embargo, el calentamiento oceánico también trae riesgos asociados. Según Elorriaga, "las temperaturas más altas en el océano aportan más energía para la formación de tormentas potencialmente más violentas". Esta situación ya se observó en eventos extremos registrados en los últimos meses, y podría repetirse.
Con este escenario, el ciclo de fina, que abarca cultivos como el trigo y la cebada, podría iniciar bajo condiciones hídricas favorables. "La probabilidad de lluvias normales o superiores a lo habitual es alta", explicó el especialista. Esto, sumado a perfiles de humedad ya recuperados, constituye una base alentadora para los productores.
No obstante, Elorriaga insistió en la necesidad de no relajarse: “Con el Atlántico como principal modulador del clima, el seguimiento meteorológico será crucial”.
Mientras el Atlántico gana protagonismo, el Pacífico parece entrar en una fase de neutralidad, sin la influencia marcada de La Niña ni de El Niño. Leonardo De Benedictis, meteorólogo, explicó que esta neutralidad “no debe interpretarse como garantía de lluvias normales”.
"La neutralidad puede implicar gran variabilidad: meses con exceso de lluvias y otros con déficit", advirtió De Benedictis. Además, señaló que los eventos extremos seguirán siendo una amenaza, aunque más localizados y puntuales.
En este contexto, los agricultores deberán mantenerse atentos no solo a los promedios, sino también a la distribución temporal y espacial de las lluvias.
Natalia Gattinoni, experta en clima del INTA, coincidió en que el otoño, invierno y parte de la primavera transcurrirá bajo condiciones neutrales. Según los modelos, “prevalecerán lluvias normales para la región pampeana, aunque con cierto grado de incertidumbre, especialmente entre mayo y julio”.
Respecto de la segunda mitad de 2025, la especialista advirtió que aún no es posible definir si el escenario se inclinará hacia un nuevo evento de El Niño o La Niña. "Los modelos muestran una dispersión típica para esta época del año", explicó. Recién al finalizar el invierno habrá mayor claridad sobre la evolución del fenómeno.
Un aspecto central en el análisis de los expertos es que, independientemente de lo que ocurra en el Pacífico, el Atlántico Sur será el principal proveedor de humedad para la región pampeana en los próximos meses.
“De los condicionantes climáticos a escala planetaria, hoy el Atlántico es el de mayor peso", sentenció Elorriaga. "Mientras siga caliente, las chances de lluvias sostenidas se mantienen altas”.
Este fenómeno también puede alterar los patrones de circulación atmosférica, potenciando flujos de aire húmedo hacia el continente sudamericano y, en consecuencia, aumentando la frecuencia de lluvias.
Gattinoni destacó que, luego de varios días de inestabilidad, a partir del jueves y viernes de esta semana se espera el ingreso de un patrón más seco y estable. Esto permitirá avanzar con la cosecha de soja, siempre que las condiciones de piso lo permitan.
El próximo evento de lluvias, según la especialista, podría ocurrir hacia el 16 de mayo, aunque aún no hay consenso entre los distintos modelos climáticos.
En lo que resta de mayo, se anticipan nuevos episodios de lluvias intermitentes, típicos de la estación.
Ante este panorama, los especialistas recomiendan:
El mensaje final para el agro argentino es claro: el Atlántico será el termómetro climático de la campaña. Quienes sepan leer sus señales, estarán mejor posicionados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que traigan las lluvias —o su ausencia— en los meses venideros.