El suelo no es solo el punto de partida de los cultivos: también es la base silenciosa de la salud humana. Así lo plantearon expertos en salud y producción durante el panel “Una salud: nutriendo suelos, cultivos y personas”, que se desarrolló en el marco del Simposio FERTILIDAD 2025, en Rosario. Allí se debatió cómo la pérdida de nutrientes en la tierra impacta en lo que comemos, y por ende, en nuestro bienestar físico.
El concepto que unificó las miradas fue el enfoque One Health (Una Salud), impulsado por la Organización Mundial de la Salud, que promueve una visión sistémica donde el bienestar humano, animal y ambiental están profundamente conectados. El panel contó con la participación de Miguel Taboada (Facultad de Agronomía de la UBA), Ana Posas (FAO) y Claudio Zin (consultor médico y exministro de Salud).
Para Taboada, la clave es dejar atrás una lógica puramente productivista: “El suelo está amenazado por la erosión, el desequilibrio de nutrientes y el exceso de pesticidas. Pero lo más preocupante es lo que no se ve: muchos cultivos han perdido entre un 9 % y un 38 % de sus micronutrientes esenciales”. El investigador destacó que esta pérdida afecta directamente la salud pública y que es urgente promover prácticas como la biofortificación, el uso racional de fertilizantes y la medición constante del estado del suelo.
Desde la FAO, Ana Posas remarcó que más del 95% de los alimentos proviene del suelo, así como la gran mayoría de las calorías y proteínas que consume la humanidad. Pero alertó sobre una forma de malnutrición cada vez más extendida: la “hambre oculta”, que afecta a más de 2000 millones de personas. “Hoy hay quienes comen, pero no se nutren. Necesitamos una agricultura que piense más en el contenido nutricional que en el rendimiento por hectárea”, advirtió.
En ese sentido, Posas subrayó que los fertilizantes, aunque importantes, no bastan por sí solos. “Hace falta una mirada ecosistémica que articule aspectos físicos, químicos y biológicos del suelo, con marcos regulatorios claros y decisiones políticas que involucren a toda la cadena productiva”, explicó.
El cierre estuvo a cargo del médico Claudio Zin, quien puso el foco en el consumo y los hábitos. Cuestionó el boom de los suplementos como solución mágica, defendió la alimentación basada en productos frescos y naturales, y criticó con dureza la industria de los ultraprocesados. “Comemos cada vez más lo que nos enferma. Por eso propongo volver a lo básico: frutas, verduras, alimentos poco industrializados y comidas compartidas. Comer también es un acto social”, dijo. Además, se mostró a favor de aplicar impuestos a los alimentos con exceso de azúcar, en línea con lo que ocurre con el tabaco.
El panel dejó en claro que cuidar el suelo no es solo una cuestión productiva: es también una apuesta por el futuro de la salud humana. Desde la raíz hasta el plato, la nutrición comienza mucho antes de sentarse a la mesa.
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