Por Agroempresario.com
La campaña 2024/2025 de girasol en Argentina está dejando cifras históricas. Según datos de la consultora alemana Oil World, la producción alcanzará los 4,7 millones de toneladas, superando ampliamente las 3,8 millones de toneladas de la temporada anterior y logrando el mayor volumen de los últimos 25 años. Sin embargo, el informe también advierte sobre las limitaciones en la capacidad de procesamiento del país, lo que condiciona la dinámica de la comercialización en los próximos meses.
Aunque la producción crece, el procesamiento en plantas locales presenta desafíos. Se estima que Argentina procesará 4,12 millones de toneladas de girasol en 2025, frente a las 3,78 millones de toneladas de 2024. Sin embargo, durante el primer trimestre de 2025, el volumen molido cayó a 858.000 toneladas, por debajo de las 880.000 toneladas procesadas en el mismo periodo del año anterior. Entre las causas se mencionan las dificultades operativas de empresas como Vicentín.
Los expertos proyectan que gran parte de la cosecha se moltura en la segunda mitad de la temporada, cuando se espera un ritmo de procesamiento mensual de 390.000 a 420.000 toneladas. Al mismo tiempo, se anticipa un fuerte aumento en las exportaciones de semilla de girasol, que podrían alcanzar 125.000 toneladas este año, frente a las 77.000 toneladas exportadas en 2024. También crecerán las existencias finales, que treparon a 560.000 toneladas, muy por encima de las 180.000 toneladas del ciclo previo.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires acompaña el optimismo, elevando su proyección de cosecha a 4,7 millones de toneladas, 200.000 más que la estimación anterior, gracias a una mayor superficie sembrada. La importancia del aceite de girasol argentino en el mercado global cobra fuerza, consolidando al país como uno de los principales exportadores mundiales de este producto.
Mientras tanto, en el escenario internacional, Ucrania, tradicional líder en el procesamiento de girasol, enfrenta un retroceso. Afectada por la guerra con Rusia y por el auge de la soja en la región, Ucrania verá caer su procesamiento de girasol a niveles mínimos de los últimos nueve años: alrededor de 13 millones de toneladas. Simultáneamente, el procesamiento de soja crecerá un 24%, llegando a 2,5 millones de toneladas.
El cambio de tendencia en Ucrania obedece a varios factores: precios atractivos para la soja, mayor rentabilidad de su procesamiento y un aumento en la demanda europea de harina de soja. Además, se anunció la construcción de nuevas plantas de procesamiento de soja en el oeste del país, lo que alimentará la expansión de esta oleaginosa en detrimento del girasol.
En este contexto, la dinámica de oferta y demanda en el mercado mundial de aceites vegetales se vuelve cada vez más sensible a las variaciones regionales. Un actor clave en esta ecuación es India, el mayor importador global de aceites comestibles. Actualmente, India atraviesa un período de stocks muy bajos: a principios de abril de 2025, las existencias cayeron a 1,67 millones de toneladas, el nivel más bajo desde diciembre de 2021.
La Asociación de Aceites Comestibles de la India atribuye esta caída a una reducción en las compras de aceite de palma, afectadas por el incremento de precios. Aunque en marzo aumentaron las importaciones en un 14%, hasta 424.600 toneladas, siguen por debajo del promedio mensual histórico. La participación del aceite de palma en las importaciones totales descendió del 61% al 43%, mientras que la combinación de aceite de soja y aceite de girasol subió al 57%.
La capacidad local de producción de aceites vegetales en India (aceite de palma, soja, mostaza, girasol y maní) no alcanza para cubrir la demanda interna, lo que garantiza que el país siga dependiendo de las importaciones. Esta situación abre una ventana de oportunidad para los países exportadores, como Argentina, que este año podrá ofrecer mayores volúmenes de aceite de girasol en el mercado internacional.
En síntesis, la campaña 2024/2025 de girasol en Argentina muestra una producción récord, enfrenta restricciones de molienda en el corto plazo, pero se perfila como una gran oportunidad para incrementar las exportaciones de semilla y de aceite, en un mercado internacional donde la demanda está más activa que nunca.