Colombia se une a la Ruta de la Seda: oportunidades logísticas, tensiones con EE.UU. y desafíos locales

El acuerdo con China impulsa infraestructura y debate geopolítico, comercial y logístico en Colombia

Colombia se une a la Ruta de la Seda: oportunidades logísticas, tensiones con EE.UU. y desafíos locales
lunes 19 de mayo de 2025

Por Agroempresario.com

Colombia ha dado un paso simbólico pero significativo en su política exterior y estrategia comercial global al firmar un memorando de entendimiento con China para incorporarse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, más conocida como la Nueva Ruta de la Seda. Aunque el documento carece de carácter vinculante, marca un punto de inflexión en la relación bilateral con el gigante asiático y plantea tanto oportunidades como incertidumbres en materia logística, económica y geopolítica.

El acuerdo fue sellado durante una visita oficial del presidente colombiano a Beijing, lo cual refuerza su perfil político, a pesar de no implicar compromisos formales inmediatos. Durante el XIV Congreso Internacional de Supply Chain y Logística, celebrado en Cartagena, el presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Comercio Exterior de Colombia (Analdex), Javier Díaz, ofreció un análisis detallado sobre los posibles efectos del memorando.

Infraestructura logística: ¿conectar o depender?

Uno de los temas centrales destacados por Díaz fue el impacto potencial de la iniciativa sobre el desarrollo de infraestructura logística en Colombia. La experiencia de China en otras regiones del mundo, como África o el sudeste asiático, demuestra una tendencia clara: la inversión en puertos, ferrocarriles y autopistas con el objetivo de facilitar el ingreso de productos chinos y la expansión de sus cadenas de suministro global.

En ese contexto, Díaz mencionó como ejemplo el puerto de Chancay en Perú, una obra pensada como punto de entrada para productos asiáticos hacia América Latina. Colombia podría ser parte de un nodo logístico de características similares, pero surgen interrogantes legítimos: ¿Estas obras de infraestructura servirán para que Colombia exporte más hacia Asia o se limitarán a facilitar las importaciones chinas?

La posibilidad de integrar nodos logísticos colombianos a corredores internacionales no debe ser subestimada. En un mundo donde las cadenas de suministro buscan resiliencia, trazabilidad y diversificación, desarrollar plataformas multimodales con conexión directa a Asia podría ser una oportunidad estratégica. Pero esto dependerá de si el diseño logístico prioriza las necesidades locales o responde únicamente a los intereses comerciales chinos.

Diaz

Empresas nacionales: el riesgo de quedar fuera

Otro punto sensible del debate es el papel que ocuparán las empresas logísticas colombianas en este nuevo escenario. Como explicó Díaz, el comercio marítimo global ya está dominado por navieras asiáticas, y un avance de operadores chinos en puertos y redes de distribución podría desplazar a actores nacionales.

El riesgo no es solo perder participación de mercado, sino también control operativo. Si los puertos, los barcos y los sistemas de distribución responden a intereses foráneos, el país podría quedar reducido a un simple territorio de tránsito, sin capacidad de decisión en la cadena de valor.

Por ello, uno de los grandes desafíos será diseñar mecanismos regulatorios y de asociación público-privada que aseguren la participación efectiva de empresas colombianas en las nuevas plataformas logísticas. Invertir en capacitación, tecnología y financiamiento para el sector será clave para competir en igualdad de condiciones.

Geopolítica y diplomacia: la sombra de Estados Unidos

El acercamiento de Colombia a China no se produce en el vacío. Ocurre en un momento de fuertes tensiones entre Washington y Beijing, lo que da al memorando una dimensión geopolítica ineludible. La reacción de Mauricio Claver-Carone, ex enviado especial de Estados Unidos para América Latina, fue elocuente. Con un tono irónico, advirtió que la decisión colombiana terminaría beneficiando más a las exportaciones de flores ecuatorianas y café centroamericano que a Colombia misma.

Este tipo de reacciones reflejan la sensibilidad del tema en el ámbito diplomático. Colombia ha sido históricamente un aliado estratégico de Estados Unidos en la región, y cualquier movimiento que sugiera una alineación con China puede ser interpretado como un cambio en su política exterior.

Para Díaz, el momento elegido para la firma del acuerdo fue "poco oportuno". No solo por la coyuntura internacional, sino también por el clima interno, donde aún falta un debate profundo sobre las implicancias del vínculo con China. El país debe encontrar un equilibrio entre ampliar sus opciones comerciales sin afectar relaciones históricas fundamentales.

Mauricio

Comercio y medidas antidumping: ¿qué pasará si se reconoce a China como economía de mercado?

Más allá de la infraestructura y la diplomacia, también existen riesgos en el plano comercial. Uno de ellos tiene que ver con la posibilidad de que Colombia termine reconociendo a China como economía de mercado. Esto, explicó Díaz, tendría consecuencias directas sobre las investigaciones por dumping, ya que haría más difícil aplicar medidas de defensa comercial.

Hoy, al no reconocer ese estatus a China, Colombia puede utilizar los precios de referencia de terceros países para determinar si los productos chinos se venden por debajo del costo. Si se cambiara ese enfoque, sería necesario demostrar que las exportaciones chinas se realizan a precios inferiores a los internos, algo complejo dada la falta de transparencia del sistema económico chino.

La defensa del mercado nacional ante prácticas comerciales desleales es una herramienta crítica, especialmente para sectores sensibles como la industria textil, el acero o los productos agrícolas procesados. El memorando firmado no obliga a adoptar ningún cambio en este sentido, pero abre una puerta que podría generar efectos no deseados si no se manejan con cautela.

El futuro: decisiones clave en un tablero global cambiante

Por ahora, el memorando con China es un gesto político, no un tratado vinculante. Pero su firma ya ha abierto un debate necesario sobre el rumbo de la política exterior, comercial y logística de Colombia. El país enfrenta una oportunidad de integrarse a nuevas rutas del comercio global, pero también corre el riesgo de perder autonomía si no establece con claridad sus condiciones y prioridades.

La clave estará en construir una estrategia de largo plazo que combine inversión extranjera con fortalecimiento de capacidades locales. Solo así Colombia podrá convertir su posición geográfica privilegiada en un verdadero hub logístico regional, sin ceder soberanía ni perjudicar sus intereses estratégicos.



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