Por Agroempresario.com
En los primeros 30 días desde que se implementó el nuevo esquema de flotación cambiaria en la Argentina, el sector agroexportador respondió con fuerza: generó exportaciones por un total de US$3861 millones. Así lo señaló un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), donde se indica además que se declararon ventas al exterior por 11,6 millones de toneladas de granos, en un contexto en el que la brecha cambiaria se redujo drásticamente y las retenciones fueron momentáneamente recortadas.
De acuerdo con el reporte de la BCR, entre el 14 de abril y el 14 de mayo, el 52% de las ventas declaradas en las DJVE (Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior) correspondieron al complejo sojero, el 36% al maíz y el 7% al trigo. Esta distribución evidencia la relevancia estratégica que mantienen estos tres cultivos para la economía argentina y su rol como principales generadores de divisas.
Las operaciones en el mercado local también mostraron una dinámica activa: se negociaron 8,8 millones de toneladas, con un promedio diario de 400.000 toneladas. Esta cifra refleja una vuelta a la normalidad en la comercialización, en línea con la estacionalidad típica de la cosecha gruesa.
La caída de la brecha cambiaria fue uno de los principales factores que reactivaron las ventas. Según el informe, antes del 14 de abril la diferencia entre el dólar oficial y los financieros rondaba el 30%, mientras que posteriormente se redujo al 3%. Esto disminuyó las distorsiones en el precio recibido por tonelada, generando condiciones más favorables para la oferta.
A pesar del incremento en las operaciones, los precios en pesos mostraron una leve baja. La pizarra Rosario para la soja, que antes del anuncio de la flotación cotizaba en promedio a $320.000 por tonelada, retrocedió a $304.000, una caída del 5%. Este ajuste respondió a la fuerte presión vendedora y a las condiciones logísticas propias del pico de cosecha.
Mientras tanto, el dólar oficial subió de $1074 a $1120, y los dólares financieros bajaron de $1300 a $1140, contribuyendo a estabilizar el valor del grano en dólares.
En cuanto al mercado de futuros, también se observaron ajustes: el contrato A3 para soja bajó de US$295 a US$275 por tonelada, mientras que en el mercado de Chicago se mantuvo estable en torno a los US$380, con alzas en las últimas cinco jornadas. Esto provocó una disminución en la relación entre los precios locales y los de la CBOT: de negociarse al 80% del valor en Chicago, el contrato mayo 2025 cayó al 70%, el nivel más bajo desde 2021.
Más allá del balance del primer mes, la Bolsa de Comercio de Rosario proyectó un ingreso de divisas del agro por US$31.600 millones para 2025, es decir, US$1000 millones más que en 2024. Esta previsión se apoya en una cosecha estimada en 135,7 millones de toneladas, el segundo mejor volumen de la historia.
El primer semestre de 2025 sería clave en este desempeño, con un ingreso estimado de US$18.200 millones, lo que representa un aumento del 26% interanual. El motor principal de este incremento sería la reducción temporaria de retenciones, vigente hasta el 30 de junio. Esta medida genera incentivos para que el sector agroindustrial adelante ventas y liquide exportaciones antes de esa fecha.
Entre enero y abril de 2025, el agro ya generó un ingreso de US$10.600 millones, considerando tanto las operaciones realizadas en el Mercado Libre de Cambios (MLC) como las que se concretaron mediante el esquema de "dólar blend". Este monto representa US$2000 millones más que en igual período de 2024, y se posiciona como el tercer valor más alto para un primer cuatrimestre en la última década, sólo por detrás de 2021 y 2022, años en los que los precios internacionales estuvieron en niveles récord.
Para una comparación más precisa en términos reales, la BCR ajustó el monto liquidado en función del Índice de Precios de las Materias Primas Agropecuarias (IPMPagro), que incluye los productos que conforman el 50% de las exportaciones argentinas. Este ajuste permite concluir que el primer cuatrimestre de 2025 fue el segundo de mayor volumen real liquidado en diez años, superado solo por 2016. Ese año fue clave por la eliminación de los ROEs (Registros de Operaciones de Exportación) y la baja de derechos de exportación para productos agroindustriales.
Pese al fuerte arranque del año, se espera una desaceleración para el segundo semestre. Una vez que finalice la ventana de beneficios impositivos el 30 de junio, el ingreso estimado sería de US$13.400 millones, lo que implicaría una baja del 17% interanual. Este comportamiento responde al menor atractivo para liquidar divisas sin el incentivo de la baja de retenciones.
La conclusión general del informe de la Bolsa de Comercio de Rosario es que el agro argentino está atravesando un año de fuerte dinamismo en términos de exportaciones y generación de divisas, pero con un perfil marcadamente concentrado en el primer semestre. La combinación de una buena cosecha, una brecha cambiaria contenida y un régimen impositivo temporalmente más favorable explican este comportamiento.
Mientras tanto, el desafío para el segundo semestre será mantener niveles de ingreso consistentes en un contexto menos estimulante y con los mercados internacionales mostrando volatilidad. La capacidad del agro argentino para seguir siendo un motor de ingreso de dólares dependerá no solo de la evolución de los precios globales, sino también de las decisiones de política económica en el plano local.