Por Agroempresario.com
En un país donde la agricultura está atravesada por desafíos económicos, climáticos y políticos, Man Agro, empresa nacida en Pergamino y con más de 30 años de historia, se consolidó como uno de los modelos más innovadores del agro argentino. Hoy, con 80.000 hectáreas bajo gestión y proyecciones que apuntan a 150.000, la firma se distingue por su enfoque profesionalizado, basado en el conocimiento, la eficiencia y la escala, dejando atrás el tradicional paradigma del productor dueño de la tierra.
Al frente del proceso de transformación está Diego Sánchez Granel, ingeniero agrónomo, presidente y CEO de la compañía, quien desde 2009 impulsó una reconversión clave: profesionalizar Man Agro, escalar el negocio y generar una estructura de inversión que rompiera con los esquemas clásicos del "farming" en Argentina.
Man Agro fue fundada formalmente en 1995 como sociedad anónima, pero su semilla se sembró en 1977, cuando el ingeniero agrónomo Rafael Aliaga invitó a amigos y conocidos a invertir en un proyecto agrícola en Pergamino, epicentro de suelos fértiles. Desde entonces, la empresa creció de forma sostenida, pero fue en la segunda etapa, bajo la conducción de Sánchez Granel, cuando se produjo el salto de escala y profesionalización.
Tras recibirse en el año 2000, Sánchez Granel adquirió experiencia en diferentes regiones del país como Córdoba, Santa Fe y Chaco, combinando asesoramiento técnico con gestión en empresas CREA. Interesado en unir los mundos agropecuario y financiero, cursó un MBA en la Universidad Austral y luego una especialización en finanzas en la prestigiosa Wharton School, en Estados Unidos.
“Para mí, sin gente y sin equipo no se logra nada”, afirma. Por eso también estudió comportamiento humano en Darden School of Business, convencido de que el liderazgo es clave para impulsar transformaciones profundas.
El punto de inflexión fue la crisis agropecuaria de 2008-2009, cuando el sector enfrentó una sequía histórica, precios bajos de commodities y la Resolución 125, que derivó en un colapso para muchos pools de siembra. Man Agro, que gestionaba por entonces unas 25.000 hectáreas, sufrió pérdidas del 60%.
Lejos de replegarse, Sánchez Granel propuso un modelo disruptivo: invitar a proveedores de insumos a invertir en las siembras asumiendo el riesgo, una fórmula que permitió a la empresa fondearse en un contexto adverso. Familias como los Capretto, con su Centro Agropecuario Modelo (CAM), y empresarios como Enrique Bayá Casal se sumaron al proyecto.
Ese nuevo enfoque posibilitó duplicar el área sembrada en pocos años. En 2010, Man Agro gestionaba 50.000 hectáreas y en 2011 llegó a 60.000. El norte del país —Chaco, Santiago del Estero— se volvió el eje de expansión.
“Entramos cuando todos se iban”, resume el CEO. “Tuvimos visión y coraje. No había rentabilidad, pero sabíamos que el negocio estaba en la escala y en la gestión del riesgo.”
La filosofía que sostiene hoy a Man Agro se basa en un principio claro: “La tierra es de otro, el capital es de otros, nosotros ponemos el conocimiento y el trabajo”. Con ese concepto, se alejaron del modelo tradicional, donde el productor era dueño de la tierra y financiaba la producción con deuda bancaria y capital propio.
Man Agro alquila el 100% de los campos y contrata el 100% de la maquinaria. La empresa se especializa en “armar negocios” y en encontrar mecanismos de financiamiento inteligente. Según Sánchez Granel, eso es posible en un país como Argentina por la historia del contratismo rural y la fuerte especialización técnica de sus prestadores de servicios.
Con 60 empleados, un fondo de inversión de 40 millones de dólares y 130 inversores, Man Agro proyecta sembrar 90.000 hectáreas para la campaña 2025/26. La rentabilidad histórica ronda el 20% anual, un número destacable para una empresa agrícola sin activos físicos, donde el valor central es el know how.
En 2020, tras décadas de liderazgo, Rafael Aliaga decidió dar un paso al costado. Lo hizo de forma planificada y ordenada, cediendo su participación a quienes habían demostrado compromiso y visión de largo plazo. Sánchez Granel adquirió otro 20% de las acciones y asumió como presidente y CEO. En tanto, Bayá Casal compró el 35% restante.
Hoy, el 50% del capital de Man Agro está controlado por sus dos líderes ejecutivos, quienes además forman parte del fondo inversor. “Muy pocos ven el valor de una empresa de conocimiento sin activos. Nosotros lo demostramos”, asegura Sánchez Granel.
El objetivo para los próximos 5 a 10 años es alcanzar entre 120.000 y 150.000 hectáreas sembradas. Aunque el modelo tradicional de producción sin tierra continúa vigente, los inversores comenzaron a demandar activos duros.
Como respuesta, Man Agro inició una nueva línea de negocios con Land Token, una startup que compra campos tokenizados. Así, la empresa entra en el mundo de los activos digitales y de la tokenización de tierras, sin perder su esencia: producir de forma eficiente y diversificada.
Sánchez Granel reconoce que hubo momentos de incertidumbre política, y que incluso evaluaron alternativas en países vecinos como Paraguay, pero hoy están convencidos de que el mejor negocio sigue siendo Argentina.
“Este país es único para producir. Si tenés conocimiento, equipo y visión, la oportunidad está acá”, concluye.