Por Agroempresario.com
El clima empresarial en Argentina comenzó a mostrar signos de expectativa contenida tras la estabilización cambiaria lograda en los primeros meses del gobierno de Javier Milei. Así se percibió en el AmCham Summit 2025, el evento anual de la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense que reunió a los principales referentes del denominado “círculo rojo” en el Centro de Convenciones de la Ciudad de Buenos Aires. Con la presencia del presidente Javier Milei y del ministro de Economía, Luis Caputo, los empresarios coincidieron en que es momento de avanzar hacia una nueva etapa: reformas estructurales, baja de impuestos y reglas claras para potenciar inversiones.
Durante su exposición, Milei remarcó que la economía argentina transita hacia un sendero de disciplina fiscal, con un tipo de cambio estable y sin emisión monetaria, lo que, a su entender, permitirá que la inflación “desaparezca a mediados del año próximo”. En tanto, Caputo se mostró más prudente y sostuvo que el alza de precios “convergerá” hacia niveles internacionales. En ambos casos, el mensaje fue claro: consolidar el equilibrio macroeconómico como base para el despegue productivo.
Sin embargo, en los pasillos del evento el foco estuvo puesto en lo que viene. Los empresarios se mostraron especialmente atentos a los detalles del nuevo régimen para incentivar el uso de dólares en la economía formal. Caputo aseguró que no habrá topes ni violaciones a estándares internacionales contra el lavado de activos, y que se tratará de un “régimen nuevo”. Para algunos CEOs, se trataría de una medida “razonable”, aunque advierten que el centro del problema sigue siendo la falta de competitividad.
Según uno de los empresarios del sector automotor presente, los impuestos representan hasta un 15% del costo de fabricación, de los cuales un 70 a 80% provienen de tributos provinciales como Ingresos Brutos. El impacto es evidente: apenas se logra recuperar un 6% de ese total vía reintegros. Por eso, la mayoría de los referentes empresariales coincide en que, sin espacio para un salto devaluatorio, la mejora de la competitividad deberá venir por una baja de la presión impositiva.
Entre los sectores más optimistas, se destacaron la energía, la minería y el agro. El repunte del precio del crudo y la continuidad de la producción en Vaca Muerta motivaron a los ejecutivos energéticos, quienes incluso consultaron al vicejefe de Gabinete, José Rolandi, por los pliegos de licitación de concesiones en las represas del Comahue. Mientras tanto, el agro celebró la reducción de retenciones para trigo y cebada, medida anunciada por Caputo.
En el panel de innovación agroindustrial, Juan Farinati (Bayer), Juan Lariguetel (Corteva) y Fernán Zampiero (John Deere) destacaron el valor de la previsibilidad para un sector clave en la generación de divisas. Farinati afirmó que “todo lo que sea dar condiciones y previsibilidad al sector es una buena noticia”, y sostuvo que con más infraestructura e innovación se podrían aumentar las exportaciones un 76%. Zampiero, por su parte, resaltó la importancia del “timing” de la medida.
Martín Galdeano, CEO de Ford Argentina, celebró la inversión de 700 millones de dólares recientemente anunciada, pero advirtió que la clave es la competitividad a escala internacional. “No se hace una inversión de semejante porte para abastecer solo a Argentina. Hay que ir a buscar el mercado”, subrayó. Además, valoró la exportación de servicios de ingeniería como un pilar creciente del modelo de negocios.
Desde el rubro de consumo masivo, en cambio, el tono fue menos optimista. Un ejecutivo del sector de bebidas reconoció que las ventas cayeron un 20% durante 2024 y que en lo que va del 2025 apenas se recuperó una fracción de esa caída. El contexto inflacionario, la caída del poder adquisitivo y la alta carga tributaria siguen siendo obstáculos para el repunte del consumo interno.
Martín Ticinese, presidente de Cervecería y Maltería Quilmes, fue tajante: “Argentina cambió y el que no se adapte va a quedar afuera”. Para el ejecutivo, es fundamental que el marco legal y normativo acompañe los cambios con rapidez. “Las estructuras deben ser flexibles. La consistencia del rumbo es clave para definir presupuestos, inversiones y empleo a largo plazo”, remarcó.
Daniel Ketchibachian, CEO de Aeropuertos Argentina, instó a no perder el tren de la inteligencia artificial. “El sector privado debe liderar la incorporación de esta tecnología, o perderemos una oportunidad estratégica como país”, advirtió.
En línea con esa mirada transformadora, Facundo Gómez Minujín, CEO de JP Morgan Argentina, consideró que “la lucha contra la inflación, la eliminación del déficit fiscal y el ordenamiento del mercado cambiario son pasos fundamentales que ya están en marcha”, pero advirtió que no es suficiente. “Necesitamos un marco macroeconómico que permita planificar, invertir y crecer”, enfatizó.
El presidente de AmCham, por su parte, puso el acento en la previsibilidad como elemento central para fomentar decisiones de largo plazo. “La previsibilidad es la base sobre la que se construyen decisiones productivas”, afirmó.
En síntesis, tras una primera etapa de estabilización que parece haber generado cierta confianza entre el empresariado, ahora el círculo rojo espera la segunda fase: reformas estructurales, reducción de impuestos, impulso a la competitividad y un marco de reglas claras que permita mirar más allá de los vaivenes del calendario electoral. La inversión está lista para despegar, pero el próximo paso depende de señales concretas desde el Gobierno.