Por Agroempresario.com
En una jornada que trajo alivio a los mercados globales, las principales bolsas europeas iniciaron la semana con importantes subas luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidiera postergar hasta el 9 de julio la entrada en vigor de un paquete de aranceles del 50% sobre productos de la Unión Europea (UE). La decisión, comunicada tras una llamada telefónica con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abre una ventana para nuevas negociaciones y marca un giro en la tensa relación comercial entre ambas potencias.
Las acciones del DAX alemán subieron un 1,7%, cerrando en 24.020,48 puntos, mientras que el índice CAC 40 de París avanzó un 1,3%, hasta 7.830,99 puntos. Si bien la Bolsa de Londres permaneció cerrada por un feriado, los efectos del anuncio se sintieron también en los futuros de Wall Street: el S&P 500 creció un 1,3% y el Promedio Industrial Dow Jones subió un 1,1%.
El impulso bursátil se dio en un contexto donde el temor a una nueva escalada arancelaria había generado volatilidad y pérdidas significativas en la semana anterior. Trump había advertido que, si las negociaciones con la UE no avanzaban, impondría aranceles directos del 50% desde el 1 de junio. Sin embargo, en su última declaración, suavizó su postura tras una conversación “positiva” con von der Leyen, quien expresó su voluntad de “entablar negociaciones serias” para resolver las disputas.
En Asia, la noticia también repercutió, aunque con resultados mixtos. El Nikkei 225 de Tokio subió un 1% y el Kospi surcoreano avanzó un 2%, pero otros índices como el Hang Seng de Hong Kong cayeron un 1,4%, y el índice compuesto de Shanghái retrocedió un 0,1%. Estas variaciones reflejan la complejidad del escenario global, donde la política comercial de Estados Unidos impacta tanto en Europa como en Asia.
Los operadores financieros recibieron con optimismo el aplazamiento arancelario, interpretándose como una oportunidad para encauzar las relaciones bilaterales sin medidas punitivas inmediatas. Las acciones tecnológicas, altamente expuestas al comercio internacional, se vieron beneficiadas. No obstante, el mercado se mantiene cauto: la historia reciente ha demostrado que los cambios de postura de Trump pueden ser abruptos y difíciles de anticipar.
En este nuevo capítulo del enfrentamiento comercial, Apple volvió a estar en el centro de la escena. El mandatario estadounidense amenazó con aplicar un arancel de al menos el 25% a todos los smartphones fabricados fuera del país, presionando directamente al CEO Tim Cook para que traslade la producción de iPhones a Estados Unidos. Aunque luego aclaró que la medida afectaría también a otras compañías como Samsung, el mensaje fue claro: la administración busca fomentar la producción local mediante amenazas arancelarias.
Apple, que ya había perdido un 3% en su cotización bursátil, se convirtió en el principal lastre del S&P 500 la semana pasada. En paralelo, otras empresas como Walmart y Deckers Outdoor manifestaron su preocupación por la incertidumbre que genera la política comercial del gobierno. Deckers, fabricante de las marcas Hoka y Uggs, perdió casi un 20% de su valor bursátil al no ofrecer proyecciones para el próximo año fiscal. Ross Stores también cayó tras señalar que más del 50% de sus productos provienen de China y que la situación podría impactar negativamente en sus márgenes.
No todas fueron malas noticias en Wall Street. La empresa Intuit, creadora de TurboTax y Credit Karma, subió un 8,1% tras reportar beneficios por encima de lo esperado. Y las acciones vinculadas a la industria nuclear se dispararon luego de que Trump firmara órdenes ejecutivas para acelerar procesos de licenciamiento. Oklo, una compañía dedicada al desarrollo de reactores nucleares avanzados, ganó un 23% en un solo día.
Estas subas reflejan cómo ciertos sectores se benefician directamente de políticas específicas, aunque el panorama general continúa marcado por la volatilidad. Las últimas semanas han sido especialmente inestables: el S&P 500 llegó a caer un 20% respecto de su máximo histórico, aunque recuperó gran parte del terreno perdido tras la suspensión de aranceles a varios países, entre ellos China.
El aplazamiento hasta el 9 de julio no implica una resolución definitiva. Trump mantiene abierta la posibilidad de aplicar los aranceles si no hay avances significativos en las negociaciones. Desde Bruselas, von der Leyen insistió en que la UE está dispuesta a discutir “de buena fe”, pero aclaró que no aceptará imposiciones unilaterales.
El trasfondo político también influye: con elecciones presidenciales en el horizonte, Trump busca mostrarse firme ante sus votantes, especialmente en temas de política comercial y defensa de la industria estadounidense. Las amenazas arancelarias son parte de su estrategia de presión, pero también generan tensiones con aliados estratégicos como la UE.
En este contexto, los próximos encuentros entre representantes europeos y estadounidenses serán cruciales. Las delegaciones deberán abordar temas sensibles como el intercambio agrícola, la regulación de servicios digitales y los subsidios industriales. El resultado de estas conversaciones determinará no solo el rumbo de los aranceles, sino también la estabilidad de los mercados financieros globales.
En el mercado energético, los precios del petróleo registraron leves subas: el crudo WTI avanzó 43 centavos hasta los 61,96 dólares por barril, mientras que el Brent aumentó 40 centavos y cerró en 64,61 dólares. Estas variaciones reflejan un equilibrio entre la expectativa de mayor crecimiento económico y los temores persistentes sobre una desaceleración global si los conflictos comerciales se reactivan.
En el mercado cambiario, el dólar estadounidense se fortaleció frente al yen japonés, subiendo de 142,48 a 142,81. El euro, por su parte, registró un ligero avance y cotizó a 1,1388 dólares, impulsado por el optimismo sobre una posible solución dialogada con Washington.