Por Agroempresario.com
A solo 120 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, el pueblo de Ranchos emerge como una joya bonaerense poco explorada. Rodeado de naturaleza, atravesado por la historia colonial y sostenido por una fuerte identidad gaucha, este destino ofrece una experiencia única para quienes buscan descansar, descubrir y reconectar con lo esencial.
Ubicado estratégicamente en la intersección de las rutas provinciales 29 y 20, Ranchos es el lugar ideal para bajar un cambio sin alejarse demasiado. La Laguna de Ranchos, corazón del pueblo, regala postales de calma absoluta: aguas mansas, árboles centenarios y playas de arena invitan al descanso pleno. Es un espacio ideal para caminatas, avistaje de aves, picnic al aire libre o simplemente contemplar cómo el tiempo se desacelera.
Pero Ranchos no es solo paisaje. En su casco urbano, las calles empedradas y casonas centenarias narran historias de otro tiempo. Uno de los puntos más emblemáticos es el Fortín Nuestra Señora del Pilar, construido en 1781 para contener el avance indígena en la frontera sur del virreinato. Alrededor de este fortín nació el pueblo, con la llegada de los Blandengues y familias inmigrantes, en su mayoría asturianas, que imprimieron un carácter único a la región.
La historia también se vive en la Estancia de Negrete, fundada en 1779 y considerada una de las más antiguas del país. Allí, en 1875, se jugó el primer partido de polo en la Argentina, un hito que convirtió a la estancia en símbolo del espíritu rural bonaerense. Su arquitectura y entorno reflejan la vida de campo con autenticidad y elegancia.
Para los amantes de la historia, el Museo Histórico Marta Inés Martínez es parada obligada. En una casona del siglo XIX, este espacio reúne piezas clave de la identidad local: boleadoras originarias, armas coloniales, herramientas de labranza, objetos de la Campaña del Desierto y elementos de la cultura criolla.
La cultura y la tradición están vivas en Ranchos. En enero, el pueblo celebra la Fiesta Nacional del Fortín, con destrezas gauchas, espectáculos folclóricos y feria gastronómica. En octubre, los vecinos rinden homenaje a su patrona en el Día de la Virgen del Pilar, con procesiones y encuentros que reafirman el sentido de comunidad.
Ranchos, con su laguna serena, su legado colonial y su calidez provinciana, demuestra que para desconectarse no hace falta ir lejos. En este rincón del sudeste bonaerense, el descanso y la historia conviven en perfecta armonía.