Por Agroempresario.com
Matías Rajnerman, economista graduado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con una maestría en Desarrollo Económico en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), hoy se desempeña como jefe de Macroeconomía del Banco Provincia. Con una trayectoria que incluye investigaciones en el CEDES y experiencia en la Subsecretaría de Comercio Exterior, Rajnerman ofrece un diagnóstico agudo sobre el presente y futuro de la economía argentina. En una entrevista exclusiva, abordó la situación cambiaría, el rol del Banco Central, la política fiscal del gobierno de Javier Milei, y los desafíos estructurales que enfrenta el país.
"Hoy el límite al tipo de cambio está en los vencimientos de deuda externa de 2026 y 2027", resume Rajnerman al referirse a la fragilidad macroeconómica del país. Si bien reconoce la estabilización lograda en los primeros meses de 2025, sostiene que el modelo no es sostenible en el tiempo sin una acumulación sustancial de reservas ni una mejora en la cuenta corriente.
La reciente iniciativa del gobierno para incentivar el ingreso de "dólares en el colchón" al sistema financiero generó diversas reacciones. Rajnerman se muestra cauto. "Es algo que intentaron todos los gobiernos", recuerda. Menciona que incluso Miguel Pesce hablaba de US$225.000 millones fuera del sistema, cifra que, lejos de caer, aumentó entre 2022 y 2023. "Ahorro en dólares es la forma que tenemos los argentinos de protegernos del peso, y fuera del sistema es para protegernos del sistema bancario."
Para que esos dólares regresen al circuito formal, el economista cree que es necesario que el gobierno garantice estabilidad cambiaria. "Tengo que tener mucha confianza en que el peso le va a ganar al dólar. Esa es la pregunta que el Gobierno debe responder."
Rajnerman analiza la reciente calma cambiaria y la atribuye a una combinación de factores. Por un lado, la eliminación del esquema de "blend" en la liquidación de divisas del agro mantuvo cierta oferta de dólares. A esto se suma la intervención del Banco Central en los mercados de futuros.
"El BCRA amplió el spread entre las Lecap a diciembre y el Rofex, permitiendo un carry trade cubierto que rinde aproximadamente un 1% mensual en dólares. Esto ayudó a estabilizar el tipo de cambio."
Aunque los precios internacionales de los productos agropecuarios no son alentadores, Rajnerman destaca que la buena cosecha y la baja de retenciones funcionaron como incentivos para adelantar la liquidación.
El rol del Fondo Monetario Internacional no pasa desapercibido. Este año, en lugar de girar Derechos Especiales de Giro (DEGs), el FMI giró directamente dólares, lo que impactó positivamente en las reservas líquidas, que aumentaron en US$12.000 millones.
"Eso es clave, porque al no tener DEGs, no se necesita autorización para usarlos en el mercado cambiario. Funciona como una amenaza creíble, similar a lo que hizo el BCRA en abril de 2019."
Sin embargo, el analista advierte sobre el panorama a mediano plazo. Argentina debe afrontar pagos por US$27.000 millones en bonos no rolleables e intereses del FMI. En un contexto global poco propicio, el país tiene pocas chances de emitir deuda.
"En 2024 y 2025, solo cuatro países con un stock de reservas similar al de Argentina lograron emitir: Kenia, Nigeria, El Salvador y Panamá. Sólo Kenia tiene una cuenta corriente tan débil como la nuestra."
Rajnerman subraya que sin una mejora significativa en las reservas o en la cuenta corriente, el riesgo país seguirá alto. "Para pensar en volver a los mercados, Argentina debería sumar al menos US$10.000 millones en reservas este año."
El cambio de discurso oficial preocupa al economista. "Hasta el 11 de abril, la acumulación de reservas era una prioridad. Hoy el gobierno argumenta que el nuevo régimen cambiario la hace menos relevante."
Pero el BCRA sigue interviniendo en futuros, lo que desmiente parcialmente la supuesta flotación libre. "El Gobierno no quiere comprar dólares porque generaría presión sobre el tipo de cambio. Si sube, se acelera la inflación y eso afecta el poder adquisitivo, que es el principal activo de cara a las elecciones."
El diagnóstico de Rajnerman es claro. Hay dos caminos: el ideal y el real. "En lo ideal, deberíamos exportar más, con mayor valor agregado y competitividad. Pero no lo logramos en los últimos 15 años."
La vía real es menos alentadora: restringir importaciones, controlar otras fuentes de demanda de dólares o devaluar. "Son medidas ineficientes, no sostenibles y dañinas para la población. Pero con este nivel de desequilibrio, sin una devaluación va a ser difícil revertir el déficit de cuenta corriente."
Otro fenómeno que se consolida es el proceso de reprimarización productiva. "El nivel de actividad de febrero fue similar al pico de la gestión anterior, pero la composición cambió."
Crecen el agro y la explotación de petróleo y gas (especialmente en Vaca Muerta), mientras caen la industria, la construcción y el comercio. "En el agregado da parecido, pero el perfil productivo se desplazó hacia sectores primarios."
El camino hacia la recuperación es desigual. La construcción sufre el freno de la obra pública. El comercio podría reactivarse si se mantiene la apreciación cambiaria. Pero la industria enfrenta el peor escenario: caída del consumo, apertura comercial, tipo de cambio apreciado y presión impositiva.
"La industria es el gran perdedor del modelo. No tiene espacio para competir ni local ni internacionalmente."
Para Rajnerman, el modelo actual ha logrado cierta estabilidad nominal, pero está lejos de ser sostenible. Sin reservas suficientes ni acceso al financiamiento internacional, y con un modelo productivo centrado en sectores primarios, el país enfrenta grandes desafíos.
"Hoy el límite al tipo de cambio está dado por los vencimientos de deuda externa. Ningún país puede sostener un tipo de cambio estable debiendo la mitad de sus reservas por año."
Argentina necesita un plan de largo plazo que combine crecimiento, exportaciones, acumulación de reservas y fortalecimiento institucional. Sin eso, las soluciones seguirán siendo parches que postergan una crisis que se aproxima. Para Rajnerman, el verdadero desafío es construir las condiciones para que el país deje de vivir de emergencia.