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Kiran Mazumdar-Shaw: de sueño cervecero roto a imperio biosimilar de us$ 1.000 millones

La innovadora empresaria india Kiran Mazumdar-Shaw, hoy una de las mujeres más ricas del mundo

Kiran Mazumdar-Shaw: de sueño cervecero roto a imperio biosimilar de us$ 1.000 millones
jueves 29 de mayo de 2025

Por Agroempresario.com

La historia de éxito de Kiran Mazumdar-Shaw es un testimonio de resiliencia, visión y la capacidad de transformar una decepción inicial en un imperio global que hoy genera más de US$ 1.000 millones en ingresos. Su negocio farmacéutico, Biocon, no nació en un laboratorio de alta tecnología, sino en un modesto galpón con techo de acero en Bengaluru, la vibrante capital del estado de Karnataka, al sur de India. Allí, con solo 25 años y armada con sus conocimientos en elaboración de cerveza adquiridos en Australia, comenzó a fermentar enzimas para clientes internacionales como el fabricante de jugos Ocean Spray.

El sueño inicial de Mazumdar-Shaw era seguir los pasos de su padre, quien fuera maestro cervecero principal de United Breweries, la compañía india hoy propiedad de Heineken y famosa por su cerveza Kingfisher. Sin embargo, en 1978, la industria cervecera no estaba preparada para contratar a una mujer para ese rol. Esta barrera de género, que en su momento fue una fuente de desilusión, se convirtió en el catalizador de una trayectoria empresarial extraordinaria.

El nacimiento accidental de biocon: de enzimas a biosimilares

Desilusionada por el rechazo en el mundo cervecero, Mazumdar-Shaw decidió aplicar su formación en fermentación a la producción de enzimas industriales. Se asoció con un empresario irlandés que buscaba expandir su empresa, Biocon, hacia la India. Fue así como abrieron su primera instalación en aquel sofocante cobertizo. "Me considero una emprendedora accidental", afirma Mazumdar-Shaw, recordando los humildes inicios de lo que se convertiría en una de las empresas farmacéuticas más innovadoras del mundo.

El negocio de enzimas creció tan exitosamente que Unilever lo adquirió en la década de 1980, junto con su casa matriz irlandesa. Mazumdar-Shaw se mantuvo al frente de la unidad desde Bengaluru hasta 1998. En un movimiento audaz y visionario, junto a su esposo, el ya fallecido John Shaw, recompró la participación de Unilever por aproximadamente US$ 2 millones. Lo que pareció una inversión significativa en aquel momento, resultó ser una verdadera ganga: en 2007, vendió el negocio de enzimas a la firma danesa Novozymes por US$ 115 millones, lo que le permitió capitalizar su visión y sentar las bases para un objetivo aún más ambicioso.

Para ese entonces, la mente de Kiran Mazumdar-Shaw ya estaba en algo mucho más grande: el desarrollo de medicamentos biológicos. En el año 2000, Biocon dio un giro estratégico y comenzó a fabricar medicamentos, empezando con la insulina. La insulina es un tipo de "biológico", es decir, un fármaco que proviene de una fuente viva. Generalmente, se trata de una versión modificada de la bacteria E. coli, aunque Biocon utiliza levadura en su proceso. Tener su sede en India fue una ventaja competitiva clave, ya que le permitió producir estos medicamentos a un costo significativamente más bajo que las grandes farmacéuticas occidentales.

Democratizando el acceso a medicamentos complejos y costosos

La insulina es uno de los medicamentos biológicos más simples, pero el espectro de los biológicos abarca tratamientos cada vez más utilizados para abordar desde el cáncer hasta enfermedades autoinmunes. Otros biológicos, como las terapias génicas o los anticuerpos monoclonales, son extraordinariamente complejos, difíciles de fabricar y, consecuentemente, extremadamente caros. Por ejemplo, un medicamento para tratar a niños con atrofia muscular espinal puede costar más de US$ 2 millones por una sola dosis. Este es un mercado inmenso, aunque su tamaño exacto es difícil de cuantificar con precisión. Según la consultora de salud Iqvia, en 2023, estos medicamentos representarán un gasto de US$ 324.000 millones a precios de lista. Sin embargo, esta cifra no considera los grandes descuentos que las farmacéuticas suelen ofrecer para mantener su cuota de mercado, lo que oculta el costo real para aseguradoras y pacientes.

"Se trata de medicamentos muy complejos y costosos, y por eso es importante que empresas como la nuestra se centren en el acceso asequible", sostiene Mazumdar-Shaw desde su departamento en Manhattan, mientras disfruta de un té. Su enfoque, que hoy la ha convertido en una de las empresarias más exitosas y ricas del mundo con una fortuna estimada por Forbes en US$ 3.200 millones, demuestra que fabricar medicamentos tan complejos y necesarios de forma más barata no solo es una misión humanitaria, sino también un negocio lucrativo.

Hoy, Biocon, que cotiza en la bolsa de India, factura US$ 1.900 millones con la venta de decenas de medicamentos genéricos y biosimilares. Además, a través de su filial Syngene, que también cotiza en bolsa, ofrece servicios de investigación para otras empresas. Aunque la lista de "Mujeres que se Forjaron a Sí Mismas" de Forbes se limita a mujeres estadounidenses, Kiran Mazumdar-Shaw se ubicaría entre las 20 primeras si calificara, lo que resalta su extraordinaria trayectoria.

Kiran Mazumdar-Shaw: de sueño cervecero roto a imperio biosimilar de us$ 1.000 millones

El poder de los biosimilares: reduciendo costos en la salud

La mayor parte del imperio de Mazumdar-Shaw reside en una filial privada de la que ella posee la mayoría: Biocon Biologics. Esta empresa se especializa en biosimilares, aportando casi el 55% de los ingresos de la firma madre. Los biosimilares son, en esencia, versiones más económicas de los medicamentos biológicos, análogos a lo que los genéricos representan para los medicamentos de síntesis química. Empresas como Biocon pueden comenzar a fabricarlos una vez que expiran las patentes de los productos biológicos originales.

Aunque el desarrollo de un biosimilar es costoso —pudiendo superar los US$ 100 millones—, su impacto en la reducción de los costos para los pacientes es inmenso. Según la consultora Iqvia, desde 2015, estos medicamentos han contribuido a un ahorro de US$ 36.000 millones en el sistema de salud de Estados Unidos, a precios de lista. Con 118 medicamentos biológicos adicionales que perderán sus patentes antes de 2035, el mercado para estas versiones más accesibles está destinado a un crecimiento exponencial.

"Incluso en Estados Unidos, la adopción de biosimilares está creciendo mucho más porque los costos de la atención médica se están descontrolando, y cualquier medida que se tome para controlarlos será fundamental", enfatiza Mazumdar-Shaw. "Tenemos una enorme oportunidad de construir un negocio muy grande", añade con convicción.

Kiran Mazumdar-Shaw: de sueño cervecero roto a imperio biosimilar de us$ 1.000 millones

Lanzamientos clave y competencia global

Uno de los lanzamientos más recientes de Biocon es una versión más económica de Stelara, el exitoso tratamiento de Johnson & Johnson para enfermedades autoinmunes. En 2023, Stelara generó más de US$ 10.000 millones en ingresos. Una sola dosis, antes de los reembolsos, supera los US$ 25.000. Yesintek, el biosimilar de Biocon lanzado en febrero, ofrece la misma función por menos de US$ 3.000 por dosis, lo que representa un ahorro de aproximadamente el 90%.

Biocon ya ha lanzado nueve biosimilares al mercado. Entre ellos, se destaca una réplica de Humira, el medicamento de AbbVie para la artritis reumatoide, cuyas ventas alcanzaron los US$ 21.000 millones en 2022. Otro biosimilar imita a Herceptin, el tratamiento de Genentech contra el cáncer de mama, lanzado en 2017 después de que una amiga de Mazumdar-Shaw fuera diagnosticada con cáncer y no pudiera pagar el costoso tratamiento original (que en su pico llegó a costar casi US$ 90.000, según un estudio de JCO Oncology Practice). Siete de los biosimilares de Biocon ya cuentan con aprobación para su uso en Estados Unidos.

Biocon Biologics compite en un mercado global con gigantes como Sandoz (Basilea, US$ 10.000 millones en ingresos), Samsung Biologics (Corea del Sur, US$ 3.200 millones), Celltrion (US$ 2.500 millones) y otros colosos como Amgen, cuyo biosimilar de Stelara facturó US$ 150 millones solo en el primer trimestre. En mercados emergentes, Biocon ostenta cuotas de hasta el 80%. En Estados Unidos, el escenario es más complejo, pero su magnitud significa que una participación del 10% o 20% en un medicamento exitoso puede traducirse en cientos de millones de dólares.

Parte de la dificultad en Estados Unidos radica en la necesidad de convencer a los administradores de beneficios farmacéuticos para que incluyan sus productos en los formularios (listas de medicamentos aprobados). A esto se suma el obstáculo de la amenaza de aranceles del 25% impulsados por Donald Trump sobre los medicamentos fabricados en el extranjero, lo que afecta a Biocon dada su producción concentrada en India y Malasia.

"Hay muchas razones por las que vimos que la comercialización de biosimilares es más difícil de lo deseado", explica Benjamin Rome, investigador en políticas sanitarias de la Facultad de Medicina de Harvard, quien contrasta la transparencia de precios de los genéricos. Sin embargo, Mazumdar-Shaw ya ha demostrado su capacidad para superar desafíos. Hace 25 años, cuando decidió fabricar insulina en India, el mercado solo importaba insulina de origen animal, a pesar de que las versiones humanas eran más efectivas pero diez veces más caras. "Dije: 'Esto es una locura'", recuerda. "'Solo porque no podemos permitirnos la insulina humana, tenemos que usar insulina animal, así que déjenme hacer algo al respecto'", agregó. Sin experiencia previa en la producción de medicamentos, Biocon desarrolló en cuatro años la primera insulina humana del país, brindando acceso a tratamientos más eficaces para millones de personas con diabetes. "Eso fue lo que me dio la razón de ser para centrarme en los productos biofarmacéuticos", confiesa.

Hoy, Biocon tiene 20 medicamentos en oncología, inmunología, diabetes y oftalmología, ya sea en el mercado o en desarrollo en distintos países. También presentaron su primer biosimilar de GLP-1 para tratar diabetes y obesidad en el Reino Unido, y esperan lanzarlo en Estados Unidos cuando expiren las patentes de productos populares como Ozempic.

Mazumdar-Shaw apuesta a lanzar al menos un medicamento por año en Estados Unidos o Europa hasta 2030. Biocon ya prepara el lanzamiento de un biosimilar de Eylea, el tratamiento estrella de Regeneron para enfermedades oculares (que en 2024 generó US$ 10.000 millones en ventas), previsto para fines de este año. Además, la compañía planea escindir Biocon Biologics y transformarla en una empresa pública independiente dentro de los próximos 18 meses.

"Creo que estamos en una tarea humanitaria", concluye Kiran Mazumdar-Shaw, "y creo que estamos aportando nuestro granito de arena para lograr un acceso asequible, que es lo que queremos". Su trayectoria no solo es un relato de éxito financiero, sino también de un profundo impacto en la salud global, haciendo accesibles tratamientos vitales para millones de personas.



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