Por Agroempresario.com
Con el cierre de mayo, el panorama económico argentino muestra señales alentadoras para el Gobierno nacional. La marcada baja en la inflación, la estabilidad cambiaria y una incipiente reactivación de la actividad económica consolidan un escenario que entusiasma al equipo económico liderado por el ministro Luis Caputo y al presidente Javier Milei. El objetivo es claro: llegar a las elecciones con una economía que muestre signos firmes de recuperación.
El dato más contundente del mes es la inflación: las consultoras privadas y el propio Gobierno coinciden en que el índice de precios al consumidor podría ubicarse por debajo del 2% mensual, algo que no sucedía desde 2020. Esta tendencia, impulsada principalmente por la desaceleración en rubros clave como alimentos y bebidas, allana el camino hacia un índice que, según estimaciones oficiales, podría rondar el 1,5% para septiembre, justo antes de los comicios.
Además, el dólar oficial se mantiene estable, con un leve repunte que llevó la cotización a 1.195 pesos en las últimas jornadas. Este equilibrio es clave para sostener la confianza de los inversores y evitar tensiones cambiarias en un contexto históricamente volátil previo a las elecciones. La política del Banco Central, que evita intervenir agresivamente en el mercado, refleja una estrategia centrada en el control monetario más que en la acumulación de reservas.
En este marco, el Gobierno también celebró la primera colocación de bonos en el mercado internacional tras años de ausencia. Este paso es interpretado como un gesto de confianza del mercado hacia la política económica actual y un intento de diversificar las fuentes de financiamiento, más allá de los organismos multilaterales.
La actividad económica, aunque todavía con altibajos, comienza a mostrar signos de recuperación. El Índice General de Actividad (IGA) elaborado por Orlando Ferreres y Asociados arrojó un crecimiento mensual del 1,3% en abril y una expansión interanual del 6,6% en el primer cuatrimestre. Aunque estos números se comparan con un piso bajo tras la devaluación de 2024, marcan una mejora que podría consolidarse en los próximos meses.
Sectores como la construcción y el comercio ya dan señales positivas. Las ventas minoristas, especialmente en bienes durables y automóviles, se están viendo impulsadas por el retorno del crédito y un mayor acceso al financiamiento en dólares. En este sentido, el ministro Caputo destacó durante un encuentro con las automotrices nucleadas en ADEFA la importancia del “plan colchón”, que busca estimular la economía a través de una mayor circulación del dinero retenido por los ahorristas.
“Pensando en el mediano plazo, cuando el crecimiento lleve a los niveles de actividad a nuevos máximos, serán importantes los niveles de inversión y avanzar sobre reformas claves tanto en el aspecto tributario como laboral para conseguir un desarrollo sostenible”, sostuvo el economista Fausto Spotorno, en línea con la visión del Ejecutivo.
Aun así, la recuperación no es homogénea. Mientras algunos sectores comienzan a despegar, otros, como el consumo masivo, continúan rezagados. Las ventas en supermercados, por ejemplo, todavía no logran repuntar, lo que muestra que parte de la población sigue afectada por la pérdida de poder adquisitivo acumulada en los últimos años.
El consumo privado es una de las principales apuestas del Gobierno para motorizar el crecimiento en el corto plazo. La estrategia incluye la promoción de líneas de crédito en dólares para la compra de vehículos, maquinaria y otros bienes durables, un movimiento que busca aprovechar el contexto de inflación en baja y dólar contenido para alentar la inversión privada.
Por otro lado, la estabilidad cambiaria enfrenta desafíos. La cercanía de las elecciones históricamente genera presiones sobre el tipo de cambio, ya que los inversores prefieren cubrirse dolarizando carteras. Además, la liberalización del cepo cambiario y el incremento en las importaciones y el turismo emisivo generan una demanda de divisas que podría tensionar la cotización.
El Gobierno, sin embargo, se muestra confiado. Si bien las reservas netas continúan en niveles críticos, el equipo económico afirma que la flotación del dólar funciona como ancla y que los objetivos pactados con el FMI en materia de acumulación pueden quedar en segundo plano si se mantiene el control sobre los agregados monetarios y la inflación sigue descendiendo.
Los próximos meses serán cruciales. Con la mira puesta en las elecciones presidenciales, el oficialismo apuesta a consolidar un clima de estabilidad que refuerce las posibilidades políticas de Javier Milei. Si logra combinar inflación en baja, dólar contenido, recuperación económica y mayor dinamismo en el consumo, el Gobierno podría arribar a octubre en una posición más sólida frente al electorado.
En conclusión, el escenario económico argentino da señales de un giro. Aunque los riesgos persisten, las variables clave muestran mejoras sostenidas. La apuesta del Gobierno es clara: profundizar estas tendencias y mostrar resultados tangibles que respalden su gestión ante la ciudadanía.