Soja: ROSARIO
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Maíz: ROSARIO
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Trigo: ROSARIO
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Por Agroempresario.com
La Unión Europea volvió a tomar medidas firmes que afectan a Argentina, Brasil y Paraguay en materia de deforestación. En una reciente decisión que reactiva una polémica disposición, el bloque comunitario ha categorizado a estos países como de “riesgo estándar o medio” frente a la amenaza ambiental vinculada a la pérdida de bosques naturales. Esta medida implica que desde el próximo año la UE exigirá mayor rigurosidad documental para permitir la entrada de productos agroindustriales provenientes de esas naciones, con especial énfasis en la soja, sus derivados y la carne bovina y aviar.
La medida en cuestión, que ha generado controversia internacional durante 2024, se basa en la definición que tiene la Unión Europea sobre deforestación: la transformación de bosques naturales en tierras agrícolas, sea de manera directa por actividad humana o indirectamente tras desastres naturales. La norma establece que para que un producto ingrese al mercado europeo, deberá demostrar que no contribuyó a esta transformación desde el año 2021 en adelante.
Argentina, Brasil y Paraguay fueron calificados con un nivel de riesgo medio, lo que implica una vigilancia y controles estrictos. En contraste, Estados Unidos y Uruguay fueron considerados países de bajo riesgo. Esta diferenciación obliga a los exportadores argentinos a documentar con precisión la trazabilidad de sus productos, un desafío logístico que implica mayores costos y complejidades administrativas.
La reacción de los productores y cámaras del agro argentino no se hizo esperar. La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) sostuvo que los datos científicos demuestran un riesgo “despreciable” de deforestación en el país, ya que la mayoría de la producción se concentra en la Región Pampeana, donde la vegetación nativa es escasa o inexistente.
Por su parte, la Asociación de la Cadena de la Soja (ACSoja) criticó la regulación europea por considerarla unilateral y excesiva, además de no reconocer los esfuerzos argentinos para mantener y mejorar la sostenibilidad del sistema productivo. En Brasil, el gobierno federal expresó preocupación por la calificación y reiteró que la medida es discriminatoria, ignorando las políticas de conservación vigentes.
Los productos agroindustriales argentinos más afectados son la soja y sus derivados, además de la carne bovina y aviar. La soja no transgénica, que representa una parte importante del comercio exterior de la UE, es uno de los principales productos de interés, con la Unión Europea como uno de los principales consumidores globales. Brasil, con su soja certificada no transgénica, también compite fuertemente en ese mercado.
En cuanto a las importaciones totales de soja de la UE durante la campaña 2024/25, estas aumentaron un 7% interanual, alcanzando 12,7 millones de toneladas hasta mayo, con Estados Unidos, Brasil, Ucrania, Canadá y Togo como principales proveedores. La harina de soja importada por la UE también mostró un crecimiento del 25% interanual, llegando a 16,82 millones de toneladas métricas.
La UE importa cerca del 60% de sus necesidades de harina de soja y más del 80% del poroto de soja, mayormente desde Sudamérica. Argentina y Brasil compiten por este mercado, siendo el primero un proveedor importante de harina y pellets, mientras que Brasil lidera en la soja no transgénica certificada.
La harina de soja es uno de los productos de mayor peso en las exportaciones argentinas, y destinos claves incluyen el Sudeste Asiático (Vietnam, Malasia, Indonesia), Medio Oriente, y la Unión Europea. En contraste, Argentina es un proveedor menor de aceite de soja para la UE, aunque es el principal abastecedor no europeo.
Por otro lado, las exportaciones argentinas de maíz no tienen a la Unión Europea como un mercado relevante, dominado principalmente por Ucrania, Brasil y Estados Unidos. Los principales destinos del maíz argentino en 2024 fueron Vietnam, Perú y Malasia.
En el caso de la carne vacuna, la UE compite con Israel como segundo comprador, detrás de China, que domina el mercado global. Aunque el volumen europeo no es tan alto, los precios pagados en el bloque comunitario son significativamente mejores. Argentina se beneficia del 44% de la cuota Hilton, que ofrece ventajas arancelarias especiales.
La principal novedad que impactará a partir del próximo año es que ningún producto podrá ingresar a la Unión Europea si no se demuestra documentalmente que no proviene de zonas deforestadas. Esto implica la implementación de sistemas de trazabilidad detallados, incremento en los costos operativos y mayores exigencias en logística para los productores y exportadores argentinos.
Esta situación genera inquietud, ya que afecta tanto el comercio como la rentabilidad de los sectores involucrados. La documentación requerida no solo demanda un seguimiento geográfico, sino también temporal, lo que implica una coordinación estrecha entre productores, cámaras empresariales y organismos gubernamentales.
Aunque las nuevas medidas parecen restrictivas, algunos actores ven en ellas una oportunidad para reforzar la sustentabilidad y mejorar la imagen de los productos argentinos en mercados internacionales exigentes.
Las cámaras empresariales trabajan en conjunto con el gobierno para cumplir con las demandas europeas, mientras que el sector tecnológico impulsa el desarrollo de herramientas digitales para facilitar la trazabilidad y reducir costos.
Además, la presión internacional puede fomentar políticas más integradas de conservación ambiental y producción responsable, beneficiando a largo plazo la competitividad global de Argentina.
