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Por Agroempresario.com
En un universo donde las grandes promesas tecnológicas suelen acaparar los titulares, la figura de Satya Patel se impone en silencio. Lejos del estruendo mediático y con un enfoque pragmático, este ex ejecutivo de Google se ha consolidado como uno de los inversores más influyentes del capital de riesgo en etapas tempranas. Su filosofía de inversión, basada en detectar oportunidades en sectores poco glamorosos, transformó ideas simples en empresas valuadas en miles de millones de dólares.
Patel, hoy socio de la firma Homebrew, se ha mantenido firme en su estilo: directo, preciso y con una impresionante capacidad para identificar potencial donde otros solo ven mercados "aburridos". Recursos humanos, banca, salud mental y tecnología financiera han sido algunos de los rubros donde aplicó su fórmula: software de alto impacto aplicado a necesidades concretas.
Corría 2015 cuando Chris Britt, CEO de la incipiente fintech Chime, enfrentaba una encrucijada. La empresa planeaba lanzar una funcionalidad innovadora: redondear las compras y transferir la diferencia a una cuenta de ahorro. El problema era que Bank of America amenazaba con iniciar acciones legales por presunta violación de patentes. En ese contexto tenso, fue Satya Patel quien ofreció la claridad necesaria: “Hacelo igual”, aconsejó.
Esa decisión marcó un antes y un después. Chime creció exponencialmente, sin enfrentar nunca la anunciada demanda. Hoy, la compañía está valuada en US$ 25.000 millones, y cerró 2024 con una facturación de US$ 1.700 millones. “Satya sabía cuándo involucrarse, cuándo empujar y cuándo apartarse”, explicó Britt.
El estilo de Patel quedó plasmado en múltiples apuestas exitosas. Entre ellas:
Todas ellas tienen en común una semilla plantada por Patel en etapas tempranas, cuando el riesgo era alto y la validación escasa.
Ryan Tseng, CEO de Shield, subrayó ese respaldo: “Satya se arriesgó por nosotros una y otra vez. Presentarnos ante inversores top fue una apuesta de su parte”. Incluso cuando uno de sus drones causó un accidente con consecuencias físicas para un militar estadounidense, Patel se mantuvo como apoyo constante.
Su camino como inversor comenzó en 1997, en GeoCapital Partners, donde debía rastrear fundadores en una internet sin mapas ni algoritmos. “La mayoría no tenía página web”, recordó. Esa experiencia fue formativa: salir a buscar talento sin filtros, detectar visión más allá del PowerPoint.
En 2003, se sumó a Google, trabajando en AdSense, el corazón del modelo publicitario de la compañía. Allí conoció a Hunter Walk, con quien compartió oficina y más tarde fundaría Homebrew, el fondo que cambiaría su vida y la de decenas de startups.
En 2011, se trasladó a Twitter como vicepresidente de producto, pero la falta de innovación mientras la empresa se preparaba para salir a la bolsa lo empujó de vuelta al mundo del capital de riesgo.
En 2013, nació Homebrew, un nombre que rinde homenaje al Homebrew Computer Club de los años ‘70, cuna de pioneros como Steve Jobs y Steve Wozniak. Desde entonces, Patel y Walk invierten entre US$ 1 y 3 millones por operación, en rondas semilla.
A diferencia de su socio Walk, que tiene una presencia activa en redes, Patel evita el ruido digital. Prefiere actuar tras bambalinas, con intervenciones quirúrgicas. “Él lanza verdades duras en 30 segundos; yo necesito cinco minutos para contarlas con historia”, bromeó Walk.
La visión de Patel no solo se forjó en las startups. Nació en Las Vegas, hijo de un ingeniero que trabajaba en Raytheon, dentro de un centro de pruebas nucleares. Por restricciones de seguridad, durante años supo poco del trabajo de su padre, hasta que hizo una pasantía en la misma empresa. “Me ayudó a valorar la ciencia en toda su complejidad, lo bueno y lo potencialmente dañino”, confesó.
Su madre, banquera, también dejó huella. La doble influencia familiar —tecnológica y financiera— se refleja en su manera de pensar los negocios: precisión, riesgo calculado y visión de largo plazo.
Además de Homebrew, Patel impulsó Screendoor, un fondo creado para apoyar a gestores de capital emergentes, especialmente aquellos que representan nuevas voces. La iniciativa busca invertir al menos un 10% del capital inicial de cada nuevo fondo apoyado.
La idea detrás de Screendoor es clara: cambiar el mapa del capital de riesgo desde la base, tal como él mismo lo hizo apostando por sectores ignorados. Entre los fundadores de Screendoor están figuras como Aileen Lee, de Cowboy Ventures, y Rob Hayes, de First Round Capital.
Lo que diferencia a Patel de otros inversores es su experiencia dual: como ejecutivo de producto en gigantes tecnológicos y como inversor en startups. Esa mezcla le permite hacer aportes tácticos y estratégicos al mismo tiempo. “Sabe cuándo mirar el bosque y cuándo mirar el árbol”, dijo Britt.
Según quienes trabajaron con él, su mayor virtud es la capacidad de detectar lo importante en medio del caos inicial de toda startup. No necesita grandes presentaciones, ni frases brillantes. Solo necesita ver el potencial. Y cuando lo hace, apuesta sin dudar.
