Por Agroempresario.com
En el corazón de la inmensidad andina, donde el cielo parece tocar la tierra, se alza San Antonio de los Cobres, un pueblo que es mucho más que una parada en el famoso Tren a las Nubes. Rodeado por desiertos, montañas y salares que pintan un paisaje de ensueño, esta localidad salteña es un verdadero testamento de la riqueza cultural, la ingeniería audaz y la naturaleza imponente de la Puna de los Andes. Su historia, entrelazada con la construcción del legendario Ramal C-14, lo ha consolidado como uno de los "Lugares Mágicos" de Salta, atrayendo a aventureros y amantes de la cultura de todo el mundo.
Ubicado a 167 kilómetros de la capital salteña y a unos impresionantes 3.775 metros sobre el nivel del mar, al pie del majestuoso Cerro Terciopelo, San Antonio de los Cobres es una joya en la Puna. Sus calles y su iglesia, que aún conservan las técnicas ancestrales de construcción con adobe y techos de paja, invitan a un viaje en el tiempo. Este encantador pueblo es parte del Programa "Lugares Mágicos" de Salta, una designación que reconoce su profunda historia y su estrecho vínculo con el ferrocarril.
La llegada del ferrocarril General Belgrano a la Puna Salteña marcó un antes y un después para San Antonio de los Cobres. Por un lado, acentuó su rol como crucial pueblo de paso en los circuitos comerciales hacia el Pacífico, conectando con la zona de Atacama y el puerto de Antofagasta en Chile. Por otro lado, lo catapultó al mapa del turismo mundial al convertirse en el punto de inicio y final de uno de los recorridos ferroviarios más emblemáticos: el Tren a las Nubes.
Paralelo a la Ruta Nacional N°51, que se abre paso hacia Chile, se extiende una de las obras de ingeniería más destacadas que el ser humano haya concebido: el Ramal C-14. Construido entre 1930 y 1940 bajo la dirección del ingeniero estadounidense Richard Fontaine Maury y su equipo, con la valiosa participación de numerosos pobladores locales, este ramal ferroviario es una proeza que desafió la complejidad del territorio andino y la tecnología de la época. Puentes, túneles, rulos e increíbles zigzags dan forma al trayecto por donde transita el famoso Tren a las Nubes, ofreciendo vistas espectaculares a cada giro.
Sin duda, la joya de la corona de este recorrido es el Viaducto La Polvorilla. A solo unos 18 kilómetros de San Antonio de los Cobres, esta imponente obra de ingeniería se alza 63 metros de altura y se extiende por 224 metros. Aquí, el Tren a las Nubes se detiene a 4.200 metros sobre el nivel del mar, permitiendo a los viajeros admirar la inmensidad del paisaje puneño y maravillarse con la magnitud de la construcción.
La cultura de San Antonio de los Cobres es tan rica como sus paisajes. Agosto es el mes de la Fiesta Nacional de la Pachamama, una profunda celebración en honor a la Tierra Madre. La festividad se inicia con una procesión y continúa con un rito ancestral: se cava un pozo en la tierra, que simboliza la "boca" de la tierra, y se realiza el "convido" a la Madre Tierra, arrojando la parte principal de un banquete colectivo. Este banquete incluye manjares como la "Tijtincha" (carnes secas hervidas con mazorcas de maíz, maíz con cáscara o pelado, habas secas, picante, asado, empanadas, papas andinas, mote y el piri, una comida a base de harina de maíz y grasa de llama), ofrendas que simbolizan la abundancia. Además, se brindan diversas bebidas, destacando la "chuya", una bebida artesanal elaborada con maíz y quinoa, exclusiva de este día. La ceremonia se acompaña del aroma o saumo de la "chacha", un arbusto local usado solo para esta ocasión.
Febrero trae consigo la vibrante energía del Carnaval Andino, que nace con la copla, el canto y el "topamiento de comadres y compadres" alrededor del mojón, siempre compartiendo con la Pachamama. Este carnaval incluye eventos destacados como el Encuentro de Comadres y el "Carnaval más alto del mundo", celebrado bajo el majestuoso Viaducto La Polvorilla. El Encuentro de Integración Cultural del Carnaval Andino es otra cita imperdible, donde comparsas de todo el departamento Los Andes se unen en corsos andinos y visitas a casas de familia, en una explosión de alegría y tradición.
La Puna presenta una vegetación singular, dominada por una estepa arbustiva baja. En estas alturas, no existen árboles silvestres; el vegetal de mayor porte es la quinoa. En las zonas más bajas, por las quebradas principales de acceso, aparecen el churqui, un pequeño árbol, y el cardón, un cactus emblemático de altitudes menores.
La Reserva Provincial Los Andes, que abarca aproximadamente 1.444.000 hectáreas e incluye poblaciones como San Antonio de los Cobres y Tolar Grande, alberga una fauna muy particular. Aquí conviven el suri cordillerano y los camélidos sudamericanos, que se adaptan a la rigurosidad del clima de estas solitarias regiones. Al recorrer esta hermosa zona, es común encontrarse con llamas, vicuñas y guanacos, hermosos camélidos típicos de estas alturas. Desde tiempos ancestrales, han sido utilizados para la obtención de lana y como animales de carga, y hoy, en San Antonio de los Cobres, la experiencia de un trekking acompañado de llamas es imperdible gracias a guías como Anatolio, que comparten la tradición de sus ancestros.
San Antonio de los Cobres es un paraíso para los amantes de la aventura. La adrenalina se combina con paisajes increíbles para ofrecer actividades como mountain bike, trekking y travesías 4x4, aptas para los más valientes.
Para aquellos que buscan ir más allá, las travesías 4x4 abren las puertas a lugares remotos y espectaculares como los Salares del Pocito y el Salar de Arizaro, pasando por Vega Chascha y permitiendo avistar la famosa pirámide de erosión natural conocida como Cono de Arita, una maravilla geológica que parece de otro planeta.
El Paso de Sico es otro punto de interés, un paso cordillerano que une Argentina con Chile, tomando su nombre de la quebrada homónima, al sur del paso de Huaytiquina. Abierto en la década del 70 tras el descubrimiento de un valioso yacimiento de hierro en el volcán chileno Laco, la ruta es ancha y buena debido al frecuente paso de camiones y vehículos. Desde la Mina Laco, el camino desciende precipitadamente, rodeando el colosal Volcán Miñiques, pasando por los pueblos de Socaire y Toconao, y continuando hacia San Pedro de Atacama, Calama, con desvío a Antofagasta o Iquique.
La rica historia de la región se explora en el Museo Étnico y Arqueológico de San Antonio de los Cobres. Este espacio, surgido de la necesidad de explicar los antepasados de la zona y en trabajo conjunto con la comunidad local, permite conocer la importancia del patrimonio cultural tangible e intangible de la Puna salteña.
A unos 35 kilómetros de San Antonio de los Cobres, se encuentra el Museo Regional El Mojón, un parador con características únicas. Es el museo más alto del país, alberga una pequeña capilla, una pintoresca hostería con mesas hechas de panes de sal y una huerta. Este oasis en plena Ruta 40 ofrece la calidez de la gente puneña y la atención de sus dueños.
La cocina de altura en la Puna es una experiencia culinaria inolvidable. En los comedores y restaurantes de San Antonio de los Cobres, se encuentran preparaciones con productos típicos de la zona, cuyas técnicas han sido transmitidas de generación en generación. Guisos, locros, platos con papines andinos, cabritos, empanadas, humitas y tamales deleitan hasta los paladares más exigentes, ofreciendo sabores auténticos de la región.
La región de San Antonio de los Cobres también ofrece otros atractivos naturales y culturales. El Criadero de Vicuñas Agua Dulce se encuentra en un lugar privilegiado por la belleza del paisaje, cerca de una gran laguna donde es posible observar una gran cantidad de aves, incluyendo flamencos. El Paseo Turumaki es un lugar donde se realizan interesantes producciones de artesanías en cerámica, y los visitantes pueden participar directamente en el proceso de fabricación junto con los habitantes locales.
A 2 kilómetros del pueblo, Toconadito es un paraje ideal para caminatas, donde llaman la atención los álamos plateados, olmos siberianos y sauces llorones que contrastan con el paisaje árido.
El Abra El Acay, el punto de mayor altura de la Ruta Nacional Nº 40, forma parte del cordón montañoso que divide geográficamente los Valles Calchaquíes de la Puna Salteña. El paisaje aquí es de gran belleza, con distintas hierbas como la pupusa, copa copa, chuquicaña y la chacha, utilizada en la ceremonia a la Pachamama. La fauna es propia de altura, incluyendo la vizcacha, el guanaco, el cóndor y la vicuña.
Finalmente, el camino hacia Santa Rosa de Los Pastos Grandes permite al visitante tomar contacto con la minería activa e inactiva, explorar las aguas termales de Incachule, alcanzar los 4.630 metros sobre el nivel del mar en Abra El Gallo, realizar un safari fotográfico con avistaje de suris, vicuñas y vizcachas, y descubrir plantas como la rica rica, copa copa y chacha. Santa Rosa de los Pastos Grandes se ubica al pie del majestuoso Nevado del Quewar, cuya altura supera los 6.000 metros. Desde allí, se pueden observar flamencos rosados y guayatas en la laguna del salar de Santa Rosa de los Pastos Grandes, o conocer el criadero de vicuñas cercano. En las cercanías del pueblo, a 3.700 msnm, existen también aguas termales que, aunque sin servicios, son un atractivo lugar para visitar.
San Antonio de los Cobres es, sin duda, un destino que invita a la exploración, al descubrimiento y a la conexión con la esencia más profunda de la cultura andina y la majestuosidad de la naturaleza puneña.