Soja: ROSARIO
$320.000 0.95%
Maíz: ROSARIO
$209.000 -0.33%
Trigo: ROSARIO
$235.800 0.43%
Por Agroempresario.com
En medio de una campaña gruesa activa y con condiciones fiscales más favorables, el campo argentino volvió a convertirse en un motor clave de ingreso de divisas. En mayo, el sector agroexportador liquidó USD 3.054 millones, un 17% más que en igual mes del año pasado. El dato surge del informe mensual publicado por la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan cerca del 48% de las exportaciones nacionales.
Con ese dato, el acumulado en los primeros cinco meses de 2025 alcanzó los USD 11.713 millones, un salto interanual del 29% respecto al mismo período de 2024. Este avance se explica por un mayor volumen exportado, una mejora en las condiciones climáticas para la cosecha de soja y maíz, y fundamentalmente por la reducción temporaria de los derechos de exportación aplicada desde enero mediante el Decreto 38/25.
Las medidas tomadas por el Ejecutivo nacional incluyeron la eliminación de retenciones para economías regionales como el azúcar, el tabaco, el algodón, el cuero bovino, entre otros. Para los cultivos más relevantes, la reducción fue parcial pero significativa: la soja pasó de tributar un 33% a un 26%, sus derivados de 31% a 24,5%, el trigo y el maíz de 12% a 9,5%, y el girasol bajó del 7% al 5,5%. Estas rebajas rigen hasta junio de 2025, aunque recientemente se anunció que para el trigo y la cebada se extenderán hasta marzo de 2026.
El sector agropecuario recibió con entusiasmo la medida, pero advierte que las alícuotas reducidas deberían volverse permanentes. Argumentan que, pese al alivio fiscal, la competitividad del sector se ve afectada por la apreciación cambiaria que encarece los costos en dólares, aun con la salida del cepo cambiario vigente desde diciembre pasado.
Un dato llamativo es que, a pesar de la baja en las retenciones, la recaudación por derechos de exportación aumentó en 2025. Según estimaciones preliminares de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el Estado recaudó USD 3.300 millones en el primer semestre, un 25% más que en igual lapso de 2024. La clave fue el fuerte incremento en los volúmenes exportados.
Entre enero y junio, se habrían declarado exportaciones por 53 millones de toneladas, un aumento del 60% interanual. El repunte se debe a mejores rindes agrícolas, una recuperación climática tras la sequía del ciclo 2022/2023, y una mayor disposición de los productores a vender tras la eliminación de incertidumbre cambiaria.
La BCR proyecta que, en total, las retenciones podrían aportar USD 6.500 millones al fisco en 2025, una cifra superior a la del año pasado, aunque todavía por debajo de los picos alcanzados en 2021 y 2022, cuando los altos precios internacionales del grano generaban una verdadera lluvia de dólares.
El complejo agroindustrial sigue siendo el principal generador de divisas del país. En 2024, aportó el 45% del total exportado por Argentina, según cifras del INDEC. La harina de soja encabeza el ranking de productos más vendidos al mundo, seguida por el aceite de soja y el maíz.
“El principal producto de exportación del país es la harina de soja, seguido por el aceite de soja, y el maíz. Argentina sigue estancada en su producción y en el crecimiento exportador, dependiendo exclusivamente de las variaciones de precios internacionales para modificar su estructura exportadora”, señalaron desde CIARA-CEC.
Aunque el balance de estos primeros cinco meses es positivo, el futuro no está exento de interrogantes. La extensión de los beneficios fiscales al trigo y la cebada hasta marzo de 2026 busca dar previsibilidad a la campaña fina, pero no hay aún definiciones sobre el resto de los cultivos. Tampoco está claro si el Gobierno mantendrá el sendero de baja impositiva en un contexto de ajuste fiscal.
En paralelo, el sector agroexportador reclama una reforma integral del esquema tributario, que incluya una eliminación progresiva de las retenciones y un marco de estabilidad macroeconómica para planificar a largo plazo.
Mientras tanto, el flujo de divisas que llega desde el agro le da oxígeno al Banco Central, permite recomponer reservas y sostiene parte del esquema económico en un año clave para el oficialismo.
