Por Agroempresario.com
El conflicto entre gremios y cámaras empresarias en la pesca del langostino, la especie que más divisas aporta a Argentina, continúa prolongándose sin un acuerdo definitivo. La temporada, que empezó el 17 de marzo en áreas limitadas, aún no logró su etapa más productiva por la falta de consenso entre las partes.
Este conflicto ya impactó severamente en la economía pesquera y el comercio exterior, con pérdidas estimadas en más de 100 millones de dólares solo en exportaciones. El jueves pasado, en la Secretaría de Trabajo, representantes de cámaras empresarias y sindicatos se reunieron para intentar destrabar la situación, pero solo lograron acordar la formación de una “Mesa Técnica” que incluirá también a gremios adicionales.
A continuación, cinco claves para entender el conflicto que paraliza la pesca del langostino y su impacto en el sector.
El langostino, en sus diferentes presentaciones —colas enteras frescas o congeladas, tamaños L1, L2 y L3— es la especie más exportada del Mar Argentino y representa aproximadamente entre 1.000 y 1.200 millones de dólares anuales en exportaciones. Esto equivale a cerca de la mitad de los ingresos generados por la industria pesquera nacional.
De este total, cerca del 60% corresponde al langostino “entero congelado”, capturado por buques congeladores que procesan y envasan el producto en cajas listas para exportar. El resto de la pesca se realiza mediante buques fresqueros, con procesamiento posterior en plantas frigoríficas terrestres.
La magnitud económica de la especie la convierte en estratégica para la balanza comercial argentina, siendo un foco vital para productores, trabajadores y el Estado.
La semana pasada se llevó a cabo una reunión entre las tres cámaras empresarias del sector (Capeca, Capip y CEPA) y dos sindicatos de marinería: SOMU (Sindicato de Obreros Marítimos Unidos) y Simape (Sindicato Marítimo de Pescadores de Mar del Plata). La “cadena langostinera” emplea directamente a unas 46.000 personas en todo el país.
La reunión estuvo presidida por la subsecretaria de Trabajo, Claudia Testa, pero terminó sin un acuerdo. Los sindicatos rechazaron la propuesta empresarial de reducir en un 30% los “premios de producción”, que constituyen la mayor parte del ingreso para los marineros, mientras que las cámaras insistieron en que mantener los costos actuales lleva a pérdidas operativas.
Desde la apertura de la temporada el 17 de marzo, 113 barcos congeladores y fresqueros permanecen amarrados, sin salir a pescar. Esto representa una pérdida aproximada de entre 10.000 y 20.000 toneladas de captura que equivalen a entre 50 y 100 millones de dólares en exportaciones, además de ingresos fiscales y salariales para los trabajadores.
En este marco, SOMU y Simape solicitaron que la Mesa Técnica incorpore también a gremios de maquinistas y patrones, pues completan la tripulación fundamental para la operación de los barcos.
Las cámaras empresarias sostienen que el acuerdo actual, firmado en 2005, estableció un pago por producción basado en un precio internacional del langostino cercano a USD 12 por kilo, cifra que hoy ronda los USD 5 por kilo.
En paralelo, los costos laborales, que tradicionalmente representaban alrededor del 30% del costo por “marea” (una salida y regreso de pesca que dura entre 8 y 10 días), han escalado hasta representar el 60%. Esta situación, argumentan las empresas, vuelve inviable la operación y les genera pérdidas económicas.
Ante esta realidad, las cámaras propusieron a la Secretaría de Trabajo una reducción del 30% en los costos laborales mediante la incorporación del sueldo básico dentro de la producción durante la temporada (que dura entre 5 y 7 meses), además de modificar el cálculo de aguinaldos e incapacidades temporales.
Para las cámaras, esta readecuación del Convenio Colectivo de Trabajo (CCT) vigente es necesaria para recuperar competitividad sin tener que renegociar un convenio nuevo. El punto más crítico es ajustar el premio por producción para reflejar el precio actual del langostino.
Según el documento presentado, el impacto recaería sobre salarios que en bruto equivalen a $86,4 millones anuales, concentrados en trabajadores que ganan siete veces la Canasta Básica Total durante un promedio de cinco a siete meses de trabajo efectivo.
Por su parte, los gremios SOMU, liderado por Raúl Durdos, y Simape, encabezado por Raúl Trueba, rechazaron con firmeza la versión empresarial. Señalan que el costo de la marinería en un barco tangonero representa solo un 18% del costo total, muy lejos del 60% indicado por las cámaras.
Los sindicatos denunciaron que no existe ningún balance financiero público o privado que justifique la supuesta crisis. Y si las empresas estuvieran en dificultades, plantean, deberían iniciar un procedimiento preventivo de crisis.
Además, calificaron la paralización como un “lock-out patronal”, que afecta no solo a la tripulación representada por los sindicatos, sino también a miles de trabajadores en plantas frigoríficas, que se ven impedidos de realizar su trabajo debido a amenazas y presiones empresariales.
La temporada de pesca en aguas nacionales comenzó formalmente el 17 de marzo, pero excluyó las zonas de veda para juveniles de merluza. Sin embargo, la etapa más intensa y productiva de la temporada, que suele iniciar a fines de mayo, aún no pudo comenzar.
Antes de esa fase principal debe realizarse una “prospección” para que el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) evalúe la biomasa, defina áreas de exclusión y establezca límites de captura.
Los sindicatos confiaban en que para esta fecha las empresas cederían y se llegaría a un acuerdo, pero no fue así. Incluso, el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, y el SOMU solicitaron al secretario de Pesca de la Nación, Antonio López Cazorla, el inicio de la prospección, sin respuesta favorable.
Solo dos buques privados se ofrecieron para realizar la prospección, cuando el mínimo necesario son cuatro. Sin esta etapa, la campaña fuerte en aguas nacionales se retrasará al menos dos semanas más, y solo se podrá iniciar si la Mesa Técnica logra un consenso para reactivar la pesca.
Mientras tanto, las empresas esperan que los sindicatos acepten negociar para evitar que sus marineros cobren solo el sueldo básico, sin los ítems de producción, y los gremios apuestan a que la presión de la base empresarial los forzará a ceder.
El escenario está en un punto crítico, con cada día que pasa sumando pérdidas millonarias para un sector clave del agroexportador argentino.