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Por Agroempresario.com
Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China podrían encontrar un punto de inflexión en los próximos días si se concreta una conversación directa entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping. Así lo aseguraron este domingo altos funcionarios del gobierno norteamericano, quienes manifestaron su optimismo respecto a la posibilidad de destrabar el conflicto mediante el diálogo.
Scott Bessent, actual secretario del Tesoro de Estados Unidos, afirmó que confía plenamente en que una charla entre ambos mandatarios podría resolver la escalada arancelaria que viene afectando no solo a los mercados bilaterales, sino también a los flujos comerciales globales. “Confío en que cuando el presidente Trump y el presidente del Partido Comunista, Xi Jinping, se comuniquen, esto se pueda resolver”, expresó en una entrevista con la cadena CBS.
Por su parte, Kevin Hassett, principal asesor económico de la Casa Blanca, señaló a la cadena ABC que el diálogo entre Trump y Xi podría tener lugar “esta semana”. Ambos funcionarios consideran que el contacto directo es clave para restablecer las bases del acuerdo comercial alcanzado el pasado 12 de mayo en Ginebra, que había permitido una tregua temporal en la guerra de aranceles.
El entendimiento firmado en mayo había logrado frenar, al menos momentáneamente, la escalada de medidas proteccionistas que derivaron en aranceles del 125% para productos estadounidenses en China, y del 145% para exportaciones chinas en territorio norteamericano. Sin embargo, tras nuevos cruces de acusaciones, Washington volvió a recriminar a Beijing por incumplimientos en los compromisos pactados.
Según trascendió a través del Wall Street Journal, una de las razones detrás de las nuevas fricciones es la demora de China en autorizar exportaciones clave, como tierras raras y componentes tecnológicos fundamentales para las cadenas de suministro global, particularmente en los sectores de semiconductores y automóviles.
Bessent señaló que estas restricciones podrían ser parte de una estrategia deliberada, aunque también dejó abierta la posibilidad de que se trate de fallas estructurales dentro del sistema burocrático chino. “El hecho de que China esté reteniendo productos esenciales puede deberse a una falla del sistema o quizás sea intencional. Veremos qué sucede luego de la reunión entre ambos líderes”, remarcó.
La tensión entre ambas potencias económicas tiene repercusiones en diversos mercados internacionales. La cadena de suministro de Europa e India ya se ha visto afectada por la retención de productos chinos. A esto se suma la presión sobre los precios del acero y el aluminio, y los posibles efectos colaterales en países que comercian con ambos bloques.
Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, también se pronunció al respecto. En una entrevista televisiva, señaló que si bien el acuerdo con China aún está en proceso de implementación, el gobierno norteamericano ha tomado medidas para dejar en claro su disconformidad. “Nuestro presidente sabe lo que tiene que hacer y encontrará una solución, estoy seguro de ello”, afirmó.
La disputa arancelaria también ha encontrado obstáculos en el ámbito judicial. La semana pasada, el Tribunal de Comercio Internacional de Estados Unidos bloqueó los aranceles recíprocos del 10% impulsados por Trump, al considerar que la Ley de Respuesta Económica de Emergencia de 1977 (IEEPA) no le otorga al presidente la potestad de imponer unilateralmente recargos sobre productos extranjeros.
No obstante, un tribunal de apelaciones suspendió momentáneamente esa decisión, permitiendo al gobierno continuar con la implementación de su política mientras se analiza el caso de fondo.
Kevin Hassett defendió el uso de la ley de 1977 al sostener que el país atraviesa una “emergencia nacional” debido a la crisis del fentanilo, un argumento que el gobierno utiliza para justificar medidas económicas excepcionales. “Estamos absolutamente convencidos de que el Plan A es todo lo que necesitamos. Pero si un juez declarara que esto no es una emergencia nacional, iremos por otras alternativas”, advirtió.
Uno de los puntos clave de las futuras negociaciones será el acceso y la producción de acero. Según Jamieson Greer, principal abogado comercial del gobierno, Estados Unidos necesita asegurar su provisión de este insumo para evitar quedar expuesto al dumping chino. Esta cuestión será parte de la eventual conversación entre Trump y Xi Jinping, ya que influye tanto en la competitividad industrial como en la seguridad nacional estadounidense.
La administración Trump insiste en que mantener una industria siderúrgica robusta es fundamental para la independencia económica del país, en línea con lo que también plantea la Unión Europea.
Aunque no se ha confirmado la fecha exacta del posible encuentro entre los líderes, tanto en Washington como en Beijing hay señales de que una charla podría producirse en los próximos días. La comunidad internacional observa con atención la evolución del conflicto, consciente de que cualquier avance o retroceso podría modificar el rumbo de la economía global.
Mientras tanto, los mercados financieros operan con cautela, a la espera de señales claras sobre el rumbo que tomarán las relaciones entre ambas superpotencias. La solución podría llegar no mediante nuevas sanciones, sino a través de un simple llamado telefónico.
