Por Agroempresario.com
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), referente clave del sistema científico-tecnológico argentino, enfrenta una de las mayores amenazas a su funcionamiento desde su creación en 1957. Con la llegada del gobierno de Javier Milei, y el protagonismo del flamante Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, liderado por Federico Sturzenegger, se proyectan cambios estructurales que podrían desfigurar el espíritu y la autonomía del organismo.
La posibilidad de que el INTI sea centralizado, perdiendo su carácter autárquico y descentralizado, genera preocupación entre sus trabajadores. La especialista en Tecnologías de Gestión y del Conocimiento del instituto, Yamila Mathon, quien además es docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), advierte: “Estamos bajo amenazas por los anuncios de Sturzenegger, quien pretende modificar organismos descentralizados como el nuestro. Es un contexto de alta incertidumbre”.
El INTI fue creado como organismo descentralizado y autárquico, lo que le permite generar y administrar parte de su propio presupuesto (actualmente un 35%). Esa condición es esencial para su funcionamiento técnico e industrial. Es autónomo porque puede dictar sus propias normas, y autárquico porque tiene facultad de generar recursos genuinos sin depender exclusivamente del presupuesto nacional.
En ese marco, Mathon explica: “Si el INTI se transformara en una subsecretaría o dirección nacional, perdería capacidades operativas, administrativas y técnicas. Nuestro consejo directivo es el que garantiza que los fondos se usen de acuerdo al plan estratégico del instituto. La centralización pondría en riesgo nuestra razón de ser”.
Según lo expresado públicamente por Sturzenegger, los organismos como el INTI, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y otros entes autárquicos serían considerados “estructuras duplicadas”. Bajo esa lógica, se busca fusionar áreas administrativas —finanzas, legales, recursos humanos— y centralizar funciones, lo cual podría afectar los servicios que brinda el INTI a la industria y la ciudadanía.
Aunque el artículo 3 inciso C de la Ley Bases exceptúa al INTI de su disolución, los incisos A y B lo dejan vulnerable a procesos de fusión, centralización o recorte. En este sentido, Mathon denuncia: “El gobierno busca desdibujar nuestra misión institucional. El INTI es una herramienta federal, con presencia en todo el país, no se puede reducir a un ente de la Ciudad de Buenos Aires”.
Frente al vacío de acción sindical, surgió la Asamblea Multisectorial del INTI, compuesta por técnicos, auxiliares, profesionales y administrativos de todas las áreas. Esta organización interna ha sido clave para resistir los embates del ajuste estatal, con asambleas presenciales y virtuales para incluir a trabajadores de todo el país.
“Creamos la asamblea porque los sindicatos no estaban respondiendo. Necesitábamos un espacio participativo, donde podamos decidir qué acciones tomar. No solo hacemos movilizaciones: también tenemos conversatorios técnicos, reuniones federales y charlas internas”, sostiene Mathon.
El conflicto del INTI ha generado adhesiones significativas del arco político y científico. Recibieron el respaldo de Daniel Gollán, presidente de la Comisión de Ciencia y Técnica de la Cámara de Diputados, y de figuras como Diego Hurtado (físico e investigador del CONICET), Jorge Schneebeli (exvicepresidente del INTI), y Vanina Biasi, diputada nacional del Frente de Izquierda.
Además, se han articulado acciones con otros organismos como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), con quienes realizaron una jornada de protesta conjunta.
En paralelo a la defensa institucional, la Asamblea Multisectorial también lleva un pliego de reclamos laborales: aumento salarial, pase a planta de 37 monotributistas, reapertura del comedor laboral, y actualización de las carreras profesionales, que se encuentran congeladas desde hace años.
Estas exigencias fueron presentadas en reuniones con autoridades del propio INTI y con la Secretaría de Industria y Comercio, el pasado 30 de mayo. Cinco representantes de la asamblea participaron del encuentro, solicitando claridad sobre los planes para el organismo ante las declaraciones de Sturzenegger.
“El INTI no es un gasto: es una inversión. Brinda servicios de metrología, certificación y desarrollo productivo a cientos de PYMES en todo el país. Si lo desguazan, pierden los empresarios, pierde la industria y pierde la sociedad”, resume Mathon.
A lo largo de sus más de 60 años, el INTI ha sido una institución central en el desarrollo de capacidades tecnológicas en Argentina. Desde la medición de estándares industriales hasta el desarrollo de tecnología para el agro y la industria, su rol ha sido clave en la mejora de la competitividad nacional.
Mathon recuerda: “Hace 20 años que trabajo en el instituto. Ya resistimos a despidos masivos durante el gobierno de Mauricio Macri, y ahora nos toca enfrentar esta amenaza con Milei. Pero seguimos defendiendo nuestra tarea, que es proteger a los consumidores y apoyar al sistema productivo nacional”.